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Hace justo 30 años, --cuando en la política seguían reinando las acusaciones y las descalificaciones--, en Informativos Telecinco les contábamos también los actos de conmemoración del desembarco de Normandía, un momento histórico clave del que entonces se cumplía medio siglo.
Lo narrábamos mientras en España los políticos se hallaban en medio del baile de encuestas para las elecciones europeas. PP y PSOE, también hace tres décadas, seguían lanzándose pullas y elevando el tono de sus críticas.
Como informaban nuestros compañeros, José María Aznar, liderando entonces al PP, llamaba “pedigüeño” a Felipe González, que traía de Europa seis billones de pesetas. Mientras, el socialista le contestaba sin mucho filtro: “En el momento en que yo estaba en Edimburgo discutiendo seriamente… en ese momento hicieron unas declaraciones para joder la negociación, dicho mal y pronto”.
Viajando en el tiempo para echar la vista atrás, las cosas, después de todo, no han cambiado tiempo en este ámbito.
En paralelo, en aquel entonces, un 6 de junio de 1994, cuando se cumplían justo 50 años del desembarco de Normandía, del que hoy se conmemoran ya 80, Santiago Carrillo recordaba así el ‘Día D’: “Creíamos que la derrota de Hitler arrastraría consigo a la dictadura de Franco”.
Así lo expresaba mientras en el resto del mundo se desarrollaban un año más múltiples actos en recuerdo a lo sucedido y a aquella operación anfibia del frente aliado contra la Alemania nazi, donde cientos de miles de personas perdieron la vida.
Más allá, ya más tarde, pero también en esa década, lo que relataríamos sería el primer crimen racista en España. La víctima fue Lucrecia Pérez, era dominicana y fue tiroteada por un joven guardiacivil vinculado a grupos de ultraderecha.
“Habían ido a Aravaca sabiendo que ahí había unos negros viviendo”, contaba Jaime Sanz de Bremond, abogado de la acusación particular.
‘Estaba borracho y disparó por disparar’, les contábamos, detallando que los tres jóvenes menores de edad que iban con el responsable de los hechos, relacionados también con la ultraderecha, se enfrentaban a ‘penas de entre 6 y 14 años”.
Su historia, la de Lucrecia, constituye también un viaje a las raíces del odio.
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