El exsoldado Rafael García Cambrón, de 26 años, cuenta cómo fue el accidente durante su instrucción militar en Cerro Muriano que le dejó “secuelas de por vida”. Estaba bajo las órdenes del mismo sargento que los dos militares que murieron a finales de 2023, un mando que no atiende las órdenes de su teniente.
El exsoldado García llevaba dos meses destinado en el Regimiento de Infantería La Reina 2 de la base militar cordobesa de Cerro Muriano, donde murieron Miguel Ángel Jiménez Andúja y Carlos León Rico.
Como todos los nuevos soldados estuvo sometido a un Período Básico de Instrucción (PBI) en el que debía superar diversas maniobras.
A García le tocó estar a las ordenes del “sargento bipo”, de “bipolar”, cuenta en declaraciones al Correo de Andalucía. Nada más llegar a Cerro Muriano les advirtieron de que el sargento era nuevo y bastante especial. “No atendía a los mandos que estaban por encima de él. No tardé en comprobar a qué se referían".
El exmilitar presentó una denuncia ante el Tribunal Militar, a la que ha tenido acceso el citado diario, tras sufrir un accidente durante unas maniobras que le han dejado secuelas de por vida.
El accidente se produjo el último día de maniobras en Cerro Muriano, el "día de guerra". Tenían que atravesar con el TOA (transporte oruga acorazado) un terreno previamente minado de forma simulada abriendo para ello brechas en el suelo para recrear una zona batida por el enemigo.
La noche anterior, cuenta el sargento "nos tuvo haciendo guardia a pesar de que el teniente nos había mandado descansar". Además, el sargento le dio instrucciones al conductor para que "le diera caña al TOA. Le pidió que condujera por dentro del vehículo sin sacar la cabeza" del tanque "pese a que el compañero le advirtió de que no se sentía capacitado para llevar así el TOA”, cuenta a El Correo.
El 'día de guerra' el exsoldado García debía hacer de topógrafo pero el sargento le dijo a última hora ponerse de tirador con la ametralladora.
“El sargento empezó a gritarme una y otra vez desde abajo del vehículo mientras me daba golpes y me tiraba de la rodillera: '¡García, mira para atrás! ¿vienen los demás o no?”, me decía.
“¡Dale, dale!”, le decía al conductor. En ese momento llegó el accidente. “El conductor no vio el agujero que había en el suelo. Al pasar por él, impacté contra la culata de la ametralladora. Me golpeé en la nariz y la boca varias veces, la rodilla la espalda… había sangre hasta en el techo del vehículo. Me caí al suelo del TOA y me quedé en blanco. Mis compañeros me tumbaron, me pusieron en posición de seguridad. No podía respirar, un compañero me contó después que el sargento me quería pinchar algo para frenar la hemorragia, pero que él lo impidió".
La ambulancia no podía llegar hasta donde estaban, así que, cuenta, tardó en ser atendido por sanitarios y en llegar a la enfermería. "El teniente enfermero se indignó al ver mi estado, dijo que le llegaban muchos soldados reventados y quería saber por qué".
Los peritos del Instituto de Medicina Legal de Málaga concluyeron en 2021 que el joven sufría varias secuelas físicas y psiquiátricas. Tiene reconocida una discapacidad del 45% y una incapacidad permanente en grado total.
Sufre una alteración de la respiración nasal por deformidad ósea (insuficiencia ventilatoria), síndrome cervical asociado y agravación de artrosis previa y síndrome postraumático lumbar, dolencias físicas, "graves pero no incapacitantes".
Si le impide seguir en el ejército "un trastorno mental" derivado del siniestro que el psiquiatra califica como "trastorno de estrés postraumático grave y crónico".
Sin embargo, el Ministerio de Defensa rechaza que la incapacidad psiquiátrica del joven se produjera "en acto de servicio". En su resolución del 15 de marzo de 2022 declara la "insuficiencia de condiciones psicofísicas, ajena a acto de servicio" y asegura que en lugar de un trastorno de estrés postraumático, padece un trastorno de adaptación con alteración mixta de las emociones y la conducta persistente, de etiología predisposicional". Es decir: "la culpa de mi trastorno es mía por no haberme adaptado a la vida militar", afirma el exsoldado de 26 años.
La Audiencia Nacional si le dio la razón al exsoldado García en primera instancia, al considerar que "de los informes obrantes en el expediente y la amplia documentación aportada se deduce que la declaración de insuficiencia de condiciones psicofísicas tiene su origen en el accidente sufrido mientras prestaba servicio como militar realizando maniobras".
Sin embargo, Defensa recurrió y la nueva sentencia determinó que su situación se derivaba de su personalidad : "Es la propia naturaleza del paciente la que determina el origen de la enfermedad, pues otras personas ante similares situaciones estresantes no les produce dicha enfermedad".
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