La reina Sofía ha llegado a los 85 años en buen estado de salud y centrada en su actividad institucional como miembro de la Familia Real y en la labor social que desarrolla al frente de la fundación que lleva su nombre. Se encuentra ingresada desde este martes 9 de abril por la noche en la Clínica Ruber de Madrid a causa de una infección del tracto urinario. Afortunadamente, la Emérita se encuentra bien y su evolución está siendo "muy rápida y favorable", por lo que pronto podría recibir el alta hospitalaria y continuar con su recuperación en Zarzuela.
"Su secreto es que no para", apuntan fuentes de su entorno para justificar su aspecto saludable y su deseo de seguir activa en las responsabilidades que tiene asignadas. Pero la reina tiene otro secreto: su alimentación prácticamente vegetariana.
La reina Sofía cuida mucho su alimentación. Siempre muy equilibrada y saludable, basada principalmente en la dieta casi vegana. Se conoce que la mujer de Juan Carlos I es prácticamente vegetariana, en su alimentación no cabe en ningún caso las carnes rojas y escasamente pescado. Doña Sofía, sin embargo, siente debilidad por los alimentos dulces y los postres. El ingrediente que nunca falta en sus recetas es el aceite de oliva virgen extra. Con éste adereza sus ensaladas, siempre pide una para acompañar los platos. Son muy saludables y frescas. También apuesta por la quinoa, una semilla rica en fibra y proteínas, sin grasas.
Esto se debe a que en 1964 falleció el padre de la emérita a consecuencia de un cáncer de estómago, momento que cambió radicalmente su forma de ver la vida y su alimentación. Era una de las grandes pérdidas de la reina. Es por ello que prescinde de muchos alimentos que pueden llegar a ser perjudiciales.
La madre de Felipe VI se mantiene activa y tiene una máquina de caminar en su habitación de la Zarzuela. Una cinta que utiliza a diario, pues prefiere ese tipo de entrenamiento que hacerlo en el exterior.
La última vez que vimos a Doña Sofía fue este lunes en el funeral en memoria de su sobrino Fernando Gómez-Acebo, al que asistió en compañía del Rey Juan Carlos, los Reyes Felipe y Letizia, las infantas Elena y Cristina y dos de sus nietos, Froilán y Victoria Federica. Y nada hacía sospechar que apenas 24 horas después tendría que ser trasladada de urgencia a un centro médico cercano a su residencia.
El sábado, por su parte, también acudía con gran parte de su familia a la boda de José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo y Moreno, aunque evitaba la ceremonia religiosa -celebrada en la Iglesia de los Jesuitas de la capital- e iba directamente a la celebración en la finca de la familia de la novia en Colmenar Viejo que, por cierto, abandonaba de las primeras en compañía de su nieto Froilán.
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