El Ministerio de Asuntos Exteriores ha convocado este lunes al embajador ruso en Madrid, Yuri Klimenko, a raíz de la muerte en prisión del opositor ruso Aléxi Navalni el pasado viernes, según fuentes diplomáticas.
El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, ha asegurado que la muerte del Navalni está "totalmente injustificada y nunca debería haberse producido", y ha subrayado que el "responsable último es evidentemente quien le puso injustamente en prisión por motivos políticos".
Albares se ha reunido este lunes en Bruselas con la viuda de Navalni, Yulia Navalnaya, junto al resto de ministros de Exteriores de la Unión Europea, y ha pedido que Rusia aclare cuanto antes las causas de la muerte "de forma creíble".
"He expresado mi apoyo a Yulia Navalnaya, al igual que lo expreso a tantos defensores de la democracia y las libertades. El Gobierno de España siempre, en todos los lugares del mundo, está al lado de aquellos que defienden la democracia, la libertad y los derechos humanos", ha dicho el ministro en una rueda de prensa al término de la reunión de los ministros comunitarios.
Para honrar a la memoria del opositor, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha propuesto que el régimen europeo de sanciones sobre derechos humanos reciba el nombre de Alexéi Navalni.
Además de España otros países europeos han convocado este lunes a los representantes de la diplomacia de Rusia en sus respectivos territorios como señal de protesta por la muerte del disidente ruso Alexei Navalni.
Uno de los primeros países en moverse en esta dirección ha sido Alemania, que ha cargado no solo contra la muerte de Navalni sino contra las condiciones "inhumanas" en las que se encuentran la mayoría de opositores rusos en prisión, y que dan muestra de "cuán brutalmente actúa el sistema de justicia ruso" contra ellos.
"Nuestro respeto está dirigido a todas las personas valientes de Rusia que, a pesar de la más dura represión, están comprometidas con la democracia y la libertad", ha manifestado el portavoz del Ministerio de Exteriores alemán, Steffen Hebestreit, según recoge el diario germano 'FAZ'.
Por su parte, la Embajada rusa en Berlín ha defendido que las circunstancias del fallecimiento de Navalni son "un asunto exclusivamente interno" de Rusia y que, como ya se ha informado previamente, se llevará a cabo una investigación para averiguar lo ocurrido.
"Los intentos de algunos países occidentales de aprovechar lo sucedido para formular acusaciones falsas contra Rusia y agitar artificialmente el sentimiento antirruso son contraproducentes e inadmisibles", ha detallado la misión diplomática rusa en su canal de Telegram.
Más tarde, el Ministerio de Exteriores de Finlandia ha informado en sus redes sociales de que también ha convocado al embajador ruso, Pave Kuznetsov, para subrayar que Moscú es "responsable" de lo sucedido con Navalni y exigirle una "investigación transparente" que Moscú afirma ya está llevando a cabo.
Por otro lado, los países del Báltico --Estonia, Letonia y Lituania-- han convocado también a los responsables de la diplomacia rusa en sus territorios y han destacado que consideran a Moscú como responsable del fallecimiento del destacado disidente ruso y exigen también una investigación veraz.
Estos tres países han aprovechado la ocasión y han emitido un comunicado conjunto en que rechazan la celebración de las próximas elecciones presidenciales rusas, que se celebrarán a mediados del próximo mes de marzo, justo cuando se cumplan diez años de la anexión de la península de Crimea.
"En un entorno de represión total contra la oposición y los medios independientes, con falta de candidatos alternativos creíbles y sin supervisión internacional, estas elecciones carecerán de legitimidad democrática", han aseverado desde Tallín, Riga y Vilna.
El Servicio Penitenciario Federal del distrito autónomo ruso de Yamalia-Nenetsia anunció el viernes la muerte de Navalni tras "encontrarse mal durante un paseo". Moscú ha rechazado las críticas por su fallecimiento y ha pedido esperar a los resultados oficiales de la autopsia.
El activista de 47 años llevaba encarcelado desde su detención en enero de 2021 cuando regresó a Moscú desde Berlín, donde había estado recuperándose de un envenenamiento que tanto él como los gobiernos occidentales atribuyeron al servicio de seguridad del presidente ruso, Vladimir Putin.
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