El enfado de Podemos con Sumar, que ha provocado su ruptura este martes, viene de lejos. La coalición con Sumar se firmó cuando el plazo estaba a punto de expirar, fue un matrimonio de conveniencia, pero ha sido imposible encajar el papel del partido de Ione Belarra en el proyecto de Yolanda Díaz. El desencuentro es también muy evidente con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Solo hay que recordar a Irene Montero al dejar Igualdad.
"Pedro Sánchez nos echa de este Gobierno y rompe con ello la unidad de un bloque democrático en el que nos necesitamos", dijo Montero el pasado 21 de noviembre. Aquel momento fue mucho más que un traspaso de carteras. Fue el amargo final de Podemos en el Ejecutivo después de cuatro años. Pocas despedidas han sido tan duras, con dardos al presidente por no mantenerla en Igualdad y con Yolanda Díaz más poderosa que nunca.
Yolanda Díaz se hizo fuerte tras las autonómicas del 28-M, cuando sus marcas batieron a Podemos. Los morados no se habían recuperado de la debacle cuando Pedro Sánchez, el 29 de mayo, convocó las elecciones generales del 23 de julio. Sin tiempo para recolocarse, Podemos tuvo que entrar en la coalición y aceptar que Irene Montero se quedara fuera de las listas.
La campaña fue incómoda: Belarra y Díaz solo coincidieron en dos actos, sin ninguna complicidad. Y tras las elecciones, más desencuentros. "Una decisión de Yolanda Díaz que Podemos no ha querido que intervenga en este pleno", ha sentenciado Montero sobre la posición de Sumar para que la formación morada no interviniera en la comparecencia de José Manuel Albares en el Congreso sobre el conflicto entre Israel y Hamás. Ellas, finalmente, han ido por su lado, mientras que ellos por otro. Hoy el divorcio se ha consumado.
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