Tras los muchos rumores sobre si Nadia Calviño continuaría o no como vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez, este lunes a primera hora de la mañana se confirmaba que sí, que mantendrá su cargo a la espera de que se resuelva su candidatura a la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Y 24 horas más tarde, en Zarzuela, ha prometido que cumplirá "fielmente" sus obligaciones ante el rey Felipe VI.
Lo ha hecho junto a los otros 21 miembros del renovado Consejo de Ministros y Ministras que, en principio, conformarán el Ejecutivo de cara a los próximos cuatro años. Un acto solemne y clave en las trayectorias políticas de todos los presentes en el que Calviño ha tenido un leve pero simpático desliz.
Justo después de colocarse delante de la Carta Magna y de pronunciar el discurso que han ido leyendo tanto ella como el resto de sus compañeros ("Prometo por mi conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo de ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital con lealtad al rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministras y Ministros"), la vicepresidenta primera del Gobierno ha hecho ver su desconcierto por no saber dónde colocarse justo después de su intervención.
Ser la segunda en prometer, no jurar, su cargo (el primero en hacerlo ha sido Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, Justicia y de Relaciones con las Cortes) probablemente haya sido el motivo por el que Nadia Calviño no tenía del todo claro cómo cumplir con el estricto protocolo que marca un acto como este. Muchos de los presentes han reaccionado a la espontaneidad de la vicepresidenta con sonrisas y alguna carcajada, conscientes del nerviosismo que reinaba en esta sala icónica del Palacio de la Zarzuela.