Pedro Sánchez, líder del PSOE, ha sido investido presidente del Gobierno en la primera votación con 179 votos a favor y 171 en contra. Tres votos más de los necesarios para obtener la mayoría absoluta (176). Pedro Sánchez llevaba amarrados los votos tras sus acuerdos con el independentismo, con la ley de amnistía pactada con Junts, en el foco de la opinión pública. No han sido los únicos pactos a los que ha llegado el presidente.

Pedro Sánchez ha contado con los votos a favor de Sumar, PNV, Bildu, ERC, Junts, BNG, Coalición Canaria y los del propio PSOE. Lo ha hecho en un Congreso en cuyas puertas ha reinado esta vez la calma aunque algunos diputados del PSOE sufrieron el lanzamiento de huevos en sus inmediaciones.

En la última jornada de investidura, Bildu ha hablado de referéndum y el PNV le ha recordado el deber de cumplir los pactos económicos, pero el objetivo de Pedro Sánchez se ha cumplido. El 'sanchismo', como fue calificada su etapa en la campaña electoral, sigue vivo.

Finalmente las amenazas de Junts quedaron en eso, en advertencias para el futuro y su voto fue afirmativo. Logra Pedro Sánchez una nueva acrobacia política. Tras las elecciones municipales y autonómicas del 28M, donde una marea azul borró el poder territorial del PSOE -el Partido Popular ahora gobierna en 11 comunidades autónomas, además de en las ciudades de Ceuta y Melilla-, parecía que Pedro Sánchez era un cadáver político pero reaccionó convocando elecciones el 23J. No hubo tiempo para lamerse heridas y ver las claves de la derrota.

Y el 23J convirtió a Puigdemont, carambolsas del destino, en una de las posibilidades para ser investido presidente. Pedro Sánchez tenía otras opciones pero eligió esta, con la mochila de la amnistía incluida. Su lema ahora, hacer de la necesidad, virtud, en la convicción de que sus votantes consideran que todo cambio de opinión es asumible si impide el gobierno PP-Vox.

Porque el pacto inmunidad por investidura y los discursos que se han podido escuchar en esta investidura demuestran que la confrontación, la división de España en dos, va a ser una constante. Sánchez habló de un muro para frenar a la derecha y la ultraderecha, la mitad del hemiciclo, y Feijóo le espetó que no contara con él si le fallaban los independentistas.

El gran poder territorial del PP va a hacer más difícil gobernar a Pedro Sánchez, que también tendrá que contentar a sus socios independentistas, que ya le han advertido que nada de bromas, porque de cumplir sus compromisos depende que su Gobierno agote la legislatura. Es por ello por lo que Feijóo, que ganó las elecciones del 23J pero no ha logrado formar una mayoría parlamentaria, dice que será revisado mes a mes.

Así las cosas, Pedro Sánchez ha vuelto a demostrar que su 'Manual de resistencia' sigue siendo inédito, con una lista de cadáveres políticos a sus espaldas que asombra y unos giros y cambios de opinión que le hacen imprevisible. Eso fue lo que logró cuando convocó elecciones y dio luz verde a la ley de amnistía, pese a apostar por lo contrario durante meses.

En el camino. Pedro Sánchez ha pactado con Sumar la reducción de jornada laboral a 37,5 horas sin reducción salarial, la regularización del despido o una nueva subida del salario mínimo;  el pacto habla de mantener el impuesto vigente a la banca y las empresas energéticas, una subida al 15% del Impuesto de Sociedades o la derogación de la Ley mordaza.

Con el PNV, el PSOE ha pactado que las competencias vascas incluyan una "cláusula foral" que condicione cómo se aplican en Euskadi. Se abre la puerta a una Seguridad Social vasca.

El 7 de noviembre los socialistas sellaron un pacto con ERC en el que se contempla el traspaso, financiación incluida, de Rodalíes, así como la mejora de la financiación catalana mediante la condonación de 15.000 millones de deuda.

Bildu es la única formación que ha confirmado su apoyo sin condiciones al PSOE. Eso sí este se hizo una foto para la historia.

Nuevas rebajas de peajes para la AP-9  y para la AP-53, que une Santiago con Orense para el tramo que tiene peaje directo a los usuarios, es la principal medida en el acuerdo entre socialistas y nacionalistas gallegos.

Sánchez se compromete con Coalición Canaria a ejecutar antes de fin de año los 100 millones de euros que prometió para el plan de recuperación de la isla de La Palma.

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