Con el debate político más que agitado, entre una lluvia de reacciones y el eco de los disturbios de la pasada noche, el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha acudido hoy a Ferraz para mostrar su apoyo a todos los trabajadores del PSOE tras las tensas protestas vividas ayer en la sede socialista. Ante todos ellos, y frente a las movilizaciones, ha asegurado: “Vamos a gobernar cuatro años más”.
Según ha manifestado el líder del Ejecutivo, los altercados que tuvieron lugar anoche, así como las concentraciones que se están sucediendo, no hacen sino demostrar que debe salir adelante el pacto de investidura por el que continúan negociando para poder reeditar su Gobierno.
"Si algo demuestran estos días que estamos pasando, tan aciagos, tan frustrantes y tan indignantes, evidentemente es la necesidad de que salga adelante, de que este país sea gobernado por el PSOE desde la razón y principios que siempre hemos defendido: la libertad, la democracia, los derechos y la convivencia", ha dicho.
En ese mensaje de reafirmación y apoyo a todos los trabajadores del partido de todo el país, además ha añadido: “No nos intimidan. Vamos a salir adelante y vamos a tener un Gobierno y vamos a gobernar por cuatro años más”.
Sus palabras llegan en un momento en el muchos temen que, al tiempo en que se multiplican los ataques a sedes socialistas en varias localidades del país, entre pintadas de ‘traidores’ y ‘golpistas’, las protestas y los episodios violentos continúen reproduciéndose.
Varias concentraciones continúan convocadas y quienes reventaron ayer la multitudinaria concentración, –que arrancó de forma pacífica y terminó con graves disturbios después de que varios grupos ultras pasasen a la primera línea enfrentándose a la policía–, insisten en la movilización.
Fue esa minoría la que disparó la tensión, protagonizando episodios en los que se vieron lanzamientos de piedras y trozos de adoquines, rotura de vallas y material de la vía pública, y quema de algunos contenedores mientras intentaban romper el cordón policial.
Allí, a escasos metros de la sede del PSOE, –donde se escucharon gritos de ‘Sánchez muérete’, entre otros insultos a Fernando Grande-Marlaska, ministerio de Interior, o por extensión al Gobierno de coalición–, comenzaba una batalla campal que la Policía Nacional trato de contener.
Dispersados, sembraron posteriormente el caos por las calles aledañas hasta que, finalmente terminaba la segunda noche de protestas en la capital. El balance: seis detenidos, casi una treintena de policías heridos y un panorama político y social que continúa complicándose por momentos.
“No esperamos nada de quienes por acción u omisión apoyan el asedio a las casas del pueblo socialistas. Su silencio les retrata. El avance social y la convivencia merecen la pena. No quebrarán al PSOE”, escribía Pedro Sánchez poco después de los altercados en Ferraz a través de ‘X’, señalando a quienes apoyan hechos como los que tuvieron lugar este 7 de noviembre junto a la sede de su partido.
Por su parte, desde Vox, cuyo líder, Santiago Abascal, estuvo en un segundo plano durante la concentración, continúan apoyando y alentando las protestas, al tiempo en que responsabilizan al ministerio de Interior de la violencia.
“La violencia es responsabilidad de Marlaska. En primer lugar, porque es lo que él y Sánchez pretendían con las órdenes políticas de cargar y gasear a manifestantes pacíficos el lunes. Y en segundo lugar porque pretenden amnistiar el terrorismo callejero. No lo olvidemos”, señalaba el propio Abascal en ‘X’.
Por su parte, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, se pronunciaba desmarcándose de la violencia, pero señalando también al presidente en funciones:
“El malestar social es responsabilidad de Pedro Sánchez, pero las protestas deben partir del respeto y ejemplaridad que faltó siempre al PSOE y sus socios. No somos como ellos. Ni como la minoría que actúa igual. Nos vemos el domingo 12 a las 12 en las plazas de toda España”, señalaba también en la red social.
Tras ello, posteriormente, y en el día de hoy, volvía a pronunciarse para ser más tajante en su condena de la violencia: “No tiene cabida en democracia y su impunidad tampoco”, ha dicho.