“En un día tan importante para nuestra democracia y tan emotivo para todas y todos los presentes quiero empezar con un agradecimiento sincero, no solo en mi nombre, sino también para toda la Mesa del Congreso. Es para nosotras y nosotros un inmenso honor asumir el reto que hoy nos es encomendado, pero permítanme que antes que nada envíe todo mi apoyo a los afectados por el incendio que asola a la isla de Tenerife. Y trasladar también la fuerza y agradecimiento a todos los cuerpos que están trabajando duramente en su extinción”, ha dicho Amengol en su discurso tras ser elegida presidenta.
“Hoy afrontamos la enorme responsabilidad de ser representantes de la voluntad popular, y lo hacemos conscientes de la complejidad del contexto, en plena Presidencia española de la UE, con las democracias sufriendo la erosión de fuerzas que quieren acabar con ellas desde dentro, con desafíos enormes, como el de la emergencia climática, que ya está afectando a nuestras vidas y que nos debe empujar a tomar medidas más urgentes y contundentes. Con responsabilidades mayúsculas, como la que nos exige la lucha contra la desigualdad; contra todas las desigualdades. Y en nuestro país, y como mujer, no puedo obviar que uno de los retos que tenemos es el de la desigualdad que sufren las mujeres. La peor lacra de nuestra democracia es que las mujeres somos maltratadas y asesinadas por el simple hecho de ser mujeres. Por eso, quiero condenar los últimos asesinatos machistas que se han producido en nuestro país este mismo mes de agosto, y que elevan a 35 el número de mujeres asesinadas en lo que llevamos de año. La cifra es insoportable, cada víctima lo es, y eso nos obliga a hacer mucho más para afrontar un problema que debemos combatir todos y todas. Quiero, por ello, que mi primer compromiso como presidenta de esta cámara, que ha de representar siempre el entendimiento y la concordia, sea trabajar sin descanso para que unidas acabemos con la violencia machista”.
“Señorías, estamos en un momento de transformación global sin precedentes, con retos extraordinarios, como el que nos pide seguir modernizando nuestra economía y continuar adaptando nuestra sociedad a una digitalización que ya marca nuestro presente, y con amenazas que nunca creíamos que iban a volver a producirse, como lo es una guerra en Europa, que nos obliga a defender sin fisuras nuestros valores democráticos. Es precisamente esto lo trascendente de la jornada de hoy: que, pese a todo, la constitución de la decimoquinta legislatura se produce en la más absoluta normalidad. La normalidad de acatar las normas que dan la serenidad necesaria a la ciudadanía de que nuestras instituciones democráticas funcionan. La normalidad de asumir los resultados, y con la constitución de esta Cámara reconocernos entre todos como iguales, representantes de la voluntad popular. En este momento tan lleno de incertidumbres es bueno encontrar guías, brújulas, que nos ayuden a transitar con mayor seguridad el camino que hoy empezamos a andar. Quiero reivindicar por ello una figura política, humana e intelectual que sin hacer ruido ayudó a consolidar nuestra democracia: me estoy refiriendo a Félix Pons, un mallorquín ejemplar y excepcional que presidió esta Cámara durante una década y que nos dejó demasiado pronto. ‘El Parlamento debe irradiar claridad y autenticidad’, decía en uno de sus primeros discursos como presidente del Congreso, donde fijaba como meta conseguir la máxima proximidad de las instituciones a los ciudadanos, y advertía que eso sería tanto más fácil cuanto mejor comprendan los ciudadanos lo que hacen y dicen sus representantes.
Hoy, el objetivo que planteaba Félix Pons hace casi 30 años sigue siendo absolutamente vigente: conseguir que los ciudadanos y ciudadanas sientan que el Congreso, que las instituciones democráticas son importantes para ellos porque lo que aquí se decide les afectará en su día a día, y esto solo será posible si ven la política como algo útil, algo que pueda contribuir a solucionar sus problemas y mejorar sus vidas. Porque la política es la herramienta más potente para transformar la sociedad. De lo que se trata es de ponerla al servicio de la ciudadanía, y en beneficio de la ciudadanía. Se trata de evitar trasladar tensiones gratuitas y enfrentamientos estériles que solo contribuyen a dividir. Y en su lugar, contribuir al progreso de nuestra sociedad a partir del debate y del acuerdo. Se trata de sumar, de practicar el diálogo, de hablar”, ha dicho, pronunciando esto último en gallego, vasco y catalán.
“De hacerlo para avanzar, porque España siempre avanza cuando se reconocen su pluralidad y diversidad, porque la riqueza de este país reside en su carácter plural. Ahora, tenemos ante nosotros la oportunidad de demostrar que la pluralidad de nuestro país es nuestra gran riqueza, que la convivencia de culturas, tradiciones y lenguas distintas nos hacen mejores. Para ello debemos abandonar los miedos, huir de las divisiones, escapar de posiciones uniformes que nos empobrecen y asumir que esta es la España real y que es mejor, y que es desde el debate y el diálogo que toda esta riqueza brilla, asumiendo que cada uno pueda defender ideas desde posiciones ideológicas incluso antagónicas, respetando siempre las ideas del otro, sin odio, sin insultos, para evitar que la ciudadanía nos vea como el problema y no como la solución, porque desde el respeto caben y se pueden defender todas las ideas. Porque aceptar sin reparos la pluralidad de pensamientos e identidades que conviven en nuestro país nos enriquece, y es esta pluralidad la que está obligada a reflejar esta Cámara para acercarse mucho más a la España real, que es diversa y está llena de colores y cargada de matices”.
“Para avanzar en este camino, quiero manifestar mi compromiso con el castellano, el catalán, el euskera y el gallego, y la riqueza lingüística que suponen, y quiero anunciarles que esta Presidencia permitirá la utilización de todos esos idiomas en el Congreso desde esta sesión constitutiva”, ha subrayado, respondiendo así al acuerdo adoptado con Junts.