Iván Espinosa deja la dirección de Vox, deserta del Congreso y abandona la política activa para convertirse en un militante de base provocando un tsunami en la extrema derecha. Alega únicamente razones personales y familiares sin entrar en las verdaderas cuestiones de fondo para no hacer sangre.
Lo cierto es que todas las caras visibles de Vox vinculadas al sector más ultraliberal del partido han ido cayendo como un castillo de naipes a lo largo de este último año a medida que el ala más dura y ultracatólica liderada por el vicepresidente de Acción Política y exfalangista, Jorge Buxadé, iba ganando espacios de poder con el permiso de Santiago Abascal, y dejando cada vez más aislado y con menos influencia en el grupo parlamentario a Espinosa.
Primero fue la tortuosa salida de Macarena Olona hace un año tras el fracaso en las elecciones de Andalucía. Después cayó en desgracia Javier Ortega Smith al que le arrancaron los galones de secretario general por no haber sabido gestionar el culebrón Olona pero sobre todo por poner en pide guerra a los territorios contra la dirección nacional. Ahora la salida de Espinosa precedida por la purga en las listas electorales de sus diputados más leales.
Víctor Sánchez del Real, el gurú económico de partido Rubén Manso, que hoy firmaba un artículo con el titular elocuente 'Vox no tiene salida', o Mireia Borrás, economista y azote de la ministra Irene Montero la pasada legislatura, fueron tachados de las listas por la mano de Buxadé y por la de uno de los principales asesores de Abascal, Ignacio Hoces, una de las estrellas emergente en el partido.
Santiago Abascal e Iván Espinosa mantuvieron ayer tarde un encuentro cara a cara de más de dos horas en el que este le comunicó su intención de dejar la primera línea de la política aunque no deja su carné de Vox. Una conversación "con muy buen tono" según cuentan a NIUS fuentes conocedoras de ese encuentro y presidida por la "emoción porque son amigos y han pasado mucho juntos". Durante ese encuentro Abascal le dejó la puerta abierta para volver. "La puerta está abierta. Claro que sí. Eso es lo que salió de la conversación de ayer entre Santiago e Iván", desvelan esas mismas fuentes.
Eso mientras insisten en los motivos personales y familiares para intentar explicar la espantada de Espinosa. "El tema personal y familiar de Iván hace imposible seguir", aseguran a pesar de que no hace ni un mes que iba en las listas electorales y entonces eso no parecía que fuera un problema.
La relación entra ambos, íntimos desde que en 2012 Espinosa se uniera a la fundación Denaes que presidía Abascal para después fundar Vox, se había ido enfriando en los últimos meses. Hasta el punto de que en las últimas semanas el contacto se limitaba apenas a cruzarse unos cuantos mensajes.
En una comparecencia sin preguntas en el Congreso Espinosa expresaba su deseo de ver "más pronto que tarde" a Abascal en La Moncloa mientras el líder de Vox dejaba la puerta abierta a un regreso de los que ha sido uno de sus íntimos. "Con todo lo que hemos pasado juntos… Tengo el convencimiento de que lo mejor está por venir y que participarás muy activamente en ello", decía Santiago Abascal en su cuenta de Twitter después de haber comprobado con alivio que su exportavoz no hacía sangre.
La crisis abierta en Vox con la salida de Iván Espinosa obliga a Santiago Abascal a reestructurar la dirección del partido y a buscar un nuevo portavoz parlamentario. Un puesto para el que suena Ignacio Hoces, uno de los asesores más cercanos a Abascal y a Jorge Buxadé aunque desde la dirección nacional niegan esa posibilidad. Muchos le responsabilizan de la purga del sector ultraliberal. "Una dictadura del terror comandada por un despiadado nuevo coordinador político y jurídico, a las órdenes del neofalangismo y los trompeteros del Opus Dei". Así se refiere un antiguo fontanero conocedor de las tripas de Vox.
Eso en un momento en el que la extrema derecha vive su momento más delicado desde su fundación en diciembre de 2013. Irrelevantes en la escena nacional cuando ya se veían en La Moncloa de la mano del PP. El 23J la formación de Abascal perdió hasta 700.000 votos y 19 diputados respecto a las elecciones de 2019, pasando de 52 a 33 escaños. Una debacle para la que no se ha hecho ninguna autocrítica a pesar de que muchas voces dentro del partido, incluido Iván Espinosa, han pedido cuentas a Buxadé como responsable oficioso de una campaña electoral desastrosa (Vox nunca confirmó oficialmente el nombre de su coordinador de campaña). "Iván quería pedir explicaciones porque el director de campaña encubierto fue Buxadé. Pero Santi no permitió crítica alguna", explica a NIUS un antiguo colaborador del partido.
A pesar de todo esto, Buxadé sigue manejando con mano firme el partido con permiso de Santiago Abascal. Es el "capataz al mando de la guerra cultural" del partido y el "dinamitero" de los pactos autonómicos con el PP en Extremadura (que luego se terminaron por reconducir) y del bloqueo en Murcia. También es el responsable de entregar el partido al catolicismo más ultra del Opus Dei, el Yunque o la organización ultracatólica 'Hazte Oír' mientras se mira en el espejo del húngaro Viktor Orbán. "Las bases del partido no son ultracatólicas aunque las élite sí puedan serlo", ha admitido el exportavoz del partido en Barcelona , Fernando Moya, en una entrevista en Cuatro.
Eso mientras los caídos en desgracia de Vox se cobran su venganza. El degradado Javier Ortega Smith se posicionaba al lado de Espinosa. Ortega lamentaba la marcha de su compañero y criticaba a los que "no han sabido reconocer" su labor como portavoz.
"Has luchado sin descanso desde la fundación de Vox con lealtad, con generosidad y con sacrificio. Aunque algunos no han sabido reconocértelo, la inmensa mayoría tenemos una impagable deuda de patriotismo contigo", subrayaba desde su cuenta en una red social. Ortega Smith dejaba entrever así las profundas grietas que amenazan a Vox y a su presidente Santiago Abascal.
Tras el anuncio de Espinosa, Macarena Olona vuelve ahora a amenazar con tirar de la manta y saca las uñas por él. "Hoy sólo diré algo. El silencio que he mantenido por mi no lo mantendré si el acoso lo sufre él", ha dicho desde las redes sociales. Después le ha hecho un guiño a su antiguo compañero calcando el mensaje - "Lo mejor está por llegar"- que ahora preside el perfil de las cuentas de ambos.
En Génova brindan con albariño por la salida de Espinosa convencidos de que beneficia a un Partido Popular que no termina de resolver su relación con la extrema derecha. Sobre todo en un escenario de posible repetición electoral porque le permitiría agrupar el voto en torno a la papeleta de Alberto Núñez Feijóo. En Génova consideran que la fragmentación del voto en la derecha les penalizó en las elecciones del 23J.
Oficialmente los populares guardan un respetuoso silencio, La más clara Esperanza Aguirre. Convencida de que Vox queda "tocado" llegaba a plantear a su partido fichar a Iván Espinosa de los Monteros. "Su salida es buena cosa para el PP porque buena parte del voto de Vox se iría al PP", decía Aguirre en 'TEM', el programa de Cuatro donde colabora.
"Vox terminará como Podemos o Ciudadanos. Desaparecerá porque el alma que ha nutrido al partido es el ala liberal. Otra cosa es que al frente del partido estén ahora los más ultraderechistas", vaticina Fernando Moya, ex de Vox en Barcelona y que ahora ha regresado a las filas del PP.
En el día en el que el cantante José Luis Perales también fue noticia al tener que desmentir su fallecimiento, una de sus letras más famosas parecen ajustarse como un guante a Iván Espinosa de los Monteros. "Y se marchó. Y a su barco le llamó libertad. Y en el cielo descubrió gaviotas y estelas en el mar". Pues eso.