La clase política hace una pausa tras los resultados del 23J que dejan un escenario muy complejo en España. La situación de bloqueo se produce tras una sobredosis de tensión política desde la primavera con el encadenamiento de las elecciones autonómicas y municipales a la generales en un clima de máxima polarización. Los partidos se preparan para un agosto y un mes de septiembre incierto con la sombra de la repetición electoral acechando.
Una de las primeras dudas se despejará este viernes cuando se contabilice el voto CERA, el voto exterior. No está previsto que haya grandes cambios, pero el PP podría ganar un diputado y eso provocaría que Pedro Sánchez necesitaría el "sí" de Junts para superar una futura sesión de investidura, no le valdría como ahora con su abstención.
La otra cita clave fijada en el calendario es el 17 de agosto. Ese día se constituyen las Cortes y será el termómetro de cómo están las alianzas entre los diferentes partidos. Se elige a los miembros de la Mesa del Congreso, incluida la Presidencia. El PSOE quiere seguir conservando ese puesto que ostenta la catalana Meritxell Batet. Habrá negociaciones previas con todos los posibles socios para mantener ese cargo, la tercera institución del Estado. Los apoyos que se visualicen ese día pueden ser el ensayo de cara a la investidura.
Después, aunque sin fecha fija, el rey Felipe VI tendrá que llamar a todos los partidos con representación parlamentaria a una ronda de consultas donde propondrá a un candidato a la investidura, al que más apoyos pueda reunir en el Congreso.
En Moncloa y en Ferraz quieren tiempo y sobre todo "discreción" para la etapa que se inicia ahora y que tiene como objetivo conseguir los votos necesarios para que Pedro Sánchez pueda ser investido presidente del Gobierno y reeditar un gobierno progresista. "Prudencia, tranquilidad y que todos los partidos entiendan el mensaje que los electores han enviado para cada uno", señalan fuentes de la dirección del PSOE. "Calma", pide el Gobierno y destaca que el protagonismo ahora recae en los grupos parlamentarios de cara a la constitución de las Cortes.
La línea la marcó Sánchez este lunes en la reunión de su Ejecutiva y la secundan a pie juntillas sus ministros, ya en funciones, y dirigentes del PSOE. Hay que esperar, reposar y que Alberto Núñez Feijóo se desgaste en una posible investidura fallida, que "se cueza en su propia salsa", dijeron los socialistas gráficamente.
Este martes se celebró el último Consejo de Ministros antes del parón estival. Moncloa distribuyó imágenes del encuentro donde era visible el buen ambiente y la alegría en el gabinete, especialmente entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. La portavoz Isabel Rodríguez puso la línea roja para hablar con Junts: "solo cabe el marco constitucional".
El Gobierno saca pecho de los resultados del PSC en Cataluña con 19 escaños, más que todas las fuerzas independentistas juntas, para reivindicar que su política de distensión poniendo como eje el diálogo en favor de la convivencia "ha gustado en Cataluña" y ha sido reforzada.
En la misma línea, la ministra y número dos del PSOE, María Jesús Montero, rechazó de plano las dos principales exigencias del partido de Carles Puigdemont, un referéndum de autodeterminación y la amnistía. "El PSOE siempre ha sido muy claro con esta cuestión. Somos un partido constitucionalista, cualquier cuestión que abordemos tiene que estar en ese marco constitucional", enfatizó Montero en la Cadena SER.
El líder del PP ha dejado atrás los restos del confeti azul de la fiesta que no fue y que no hay forma de limpiar de la puerta de Génova para buscar refugio en su casa, en Galicia. Como había planeado hace días, Alberto Núñez Feijóo se marchó ayer a hacer la ofrenda al Apóstol sólo que no como futuro presidente del Gobierno de España como había soñado. Aun así el gallego no tira la toalla y sigue dándole vueltas a lo de presentarse a una investidura que tiene toda la pinta que será fallida. "Cumpliré con mi deber", contesta cuando le preguntan por sus planes.
Aún no lo tiene decidido aunque sí mantiene su hoja de ruta. Seguir tirando de teléfono para recabar unos apoyos hoy por hoy del todo insuficientes. El PNV le ha dado portazo y ni siquiera se va sentar a negociar nada con Feijóo. Coalición Canaria también le ha dicho que no pero los populares no pueden renunciar a su única baza. Visibilizar que ha ganado las elecciones y es la primera fuerza política y por lo tanto que está legitimado para formar Gobierno y forjar una mayoría.
"Decir que no se tienen apoyos por haber hablado con algún partido es una conclusión precipitada", insiste tozudo. En la dirección nacional del PP siguen con la digestión pesada de los resultados electorales noqueados tras estrellarse contra sus propias expectativas. Feijóo, que ahora se refiere al PSOE como "un partido de Estado", mantiene que hablará con Pedro Sánchez en las primeras semanas de agosto, una vez que se haya escrutado el voto CERA, el voto emitido desde el extranjero, y que podría alterar el equilibrio de fuerzas entre los partidos. El calendario de Feijóo no es el de Sánchez y los socialistas enfrían las expectativas de que un encuentro entre ambos pueda producirse en los próximos días.
Con el PP todavía en estado de shock, en el partido existe un fuerte debate alrededor de dos cuestiones y no hay una postura unánime. Divididos sobre la conveniencia de dar un paso adelante y abrasarse en una investidura fallida o sucumbir al "sindrome Arrimadas" o dejar a Sánchez que 'ponga en marcha el reloj de la democracia'. Tampoco tienen claro cuál ha de ser la relación la futura relación con Vox después de los bandazos que se han dado en campaña con la marca de Santiago Abascal.
En este debate ha irrumpido José María Aznar. A través de FAES Aznar ha querido dejar claro su respaldo a Feijóo mientras le anima a exponer en el Congreso su programa de Gobierno. "Un compromiso que probablemente ni es cómodo ni tiene asegurado el éxito final", reflexiona. A Feijóo y a su partido les advierte contra entregarse al "mero resistencialismo". Aznar, hombre de acción, quiere que el gallego siga buscando apoyos (de momento sólo ha conseguido sumar un sólo voto más de UPN) y que dé cera a Sánchez en su posible alianza con el "prófugo Puigdemont" ante una posible repetición electoral.
Como algunos barones del partido, el expresidente señala "errores" e "insuficiencias" en la campaña de Feijóo. Pero a quien culpa de haber frustrado la derrota del 'sanchismo' en las urnas es a Vox. Les echa en cara haber movilizado a la izquierda abonando la campaña del miedo alentada por el PSOE con su "errática deriva" de la formación de Abascal y "su confusión estratégica". (Puede consultar el editorial de FAES aquí).
Otra que ha cerrado filas con su jefe es Isabel Díaz Ayuso. El lunes dijo que "no creía" que el liderazgo de Feijóo estuviera en entredicho y hoy reúne a la dirección del partido en Madrid para analizar los resultados electorales del 23J. De momento ya ha surgido públicamente una voz critica. Esperanza Aguirre ya ha sugerido que el futuro del PP pasa por Ayuso. “Hay que ver porqué Feijóo ha perdido medio millón de votos en Madrid”, señala.
Todo el mundo empieza a tomar posiciones en este contexto incierto. El Govern de la Generalitat invitó a Sánchez a ser "valiente y mover ficha" ante las demandas de los independentistas si quiere los votos de Junts y ERC para ser investido. "El inmovilismo no le llevará a La Moncloa", sentenció la portavoz catalana.
El coordinador general de Bildu, Arnaldo Otegi, también lanzó sus advertencias a Sánchez: "No se puede construir una alternativa que siempre dependa de los independentistas, sin empezar a hablar del problema nacional, del problema de la vertebración territorial y de las naciones sin estado, con absoluta normalidad y serenidad".
El líder abertzale, que se abre a apoyar la investidura y revela que ya ha empezado los contactos con "alguien" del PSOE, reclama a Sánchez que sea consciente de que tiene que hacer cosas para facilitar el apoyo de los partidos catalanes.
La líder de Sumar, Yolanda Díaz, admite que las negociaciones para la investidura serán complejas partiendo una máxima, "los votos no se dan a cambio de nada". Ella está convencida de que fructificarán y se traducirán en un gobierno de coalición estable. Sobre Junts, cree que todo el mundo parte de máximos pero pide no tener "líneas rojas" para que las posiciones puedan converger en un acuerdo.
En Sumar también piden discreción para que las conversaciones puedan avanzar. Han elegido a Jaume Asens, de En Comú Podem, como el interlocutor con Junts porque mantiene contacto con esa formación independentista de forma permanente desde hace años. Quieren tejer ese diálogo lo más pronto posible.