El Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo, ganador en las elecciones generales de este 23J, –pese a que su bloque con Vox no suma y la necesidad de pactos hace más que improbable su llegada al Gobierno–, sí se ha hecho con la conquista del Senado. Los 'populares han conseguido la mayoría absoluta en la Cámara Alta, logrando 120 senadores de los 208 que se eligen de forma directa en los comicios, los cuales se suman a los 23 que tiene ya por designación autonómica, llegando así a una holgada ventaja de 143 escaños en total.
De este modo, los de Alberto Núñez Feijóo firman un notable ascenso con respecto a los resultados de los comicios de 2019. Aunque la victoria sea agridulce, dada la aritmética con la que cuentan para llegar a Moncloa en un escenario que obliga al diálogo, la negociación y los pactos, tanto en la Cámara Baja, con 47 escaños más, como en la Cámara Alta, con una variación de 37 senadores más elegidos este 23J, –que se suman a los parlamentarios de designación autonómica–, los populares han recuperado mucha fuerza.
El PSOE, por su parte, se queda en el Senado con 92 parlamentarios (73 electos y 19 por designación autonómica), acusando una importante bajada respecto a las elecciones generales pasadas, en 2019. Concretamente, han pasado de 93 senadores electos a 73.
Más allá, la tercera fuerza en la Cámara Alta sigue siendo la coalición de ERC y Bildu (Izquierdas por la Independencia), con siete senadores, a los habría que sumar los cuatro parlamentarios que tienen ya por designación autonómica (3 ERC y 1 Bildu).
Tras ellos está el PNV, que se queda con cuatro senadores (más uno de designación autonómica).
Junts, por su parte, estaría con un parlamentario elegido en estas elecciones, más otros dos de designación, mientras que UPN, Asociación Socialista Gomera (ASG) y Agrupación Herreña Independiente (AHI) se reparten uno cada uno.
Con esta contundente victoria en el Senado, el Partido Popular, con su mayoría absoluta, podrá presidir la institución y conseguir también un gran poder en el reparto de la Mesa de la Cámara.
Su importancia política en ocasiones se relativiza. No interviene en la elección del presidente del Gobierno y no es decisivo en la elaboración de las leyes: sus enmiendas y reformas pueden ser tumbadas por el Congreso, que tiene la última palabra. Sin embargo, el Senado tiene función legislativa de aprobación presupuestaria y de control de la acción del Gobierno, por lo que su papel puede ser igualmente destacado.
Así, es decisivo para aprobar el llamado techo de gasto, que puede vetar y obligar al Gobierno a presentar de nuevo.
Más allá, también es decisivo para aprobar la aplicación del 155 de la Constitución, como ocurrió con Cataluña en 2017. El Gobierno debe presentar un proyecto al Senado para que lo debata y apruebe por mayoría absoluta, o no podrá tomar medidas al amparo de ese artículo constitucional.
Funcionando en lo que se refiere a las iniciativas legislativas como una cámara de segunda lectura, una mayoría del PP en la Cámara Alta, en este contexto, le da un mayor poder para forzar la introducción de nuevas enmiendas a los textos remitidos desde el Congreso. Y más allá, la mayoría absoluta le va a permitir el veto a textos, por lo que podrían actuar bloqueando a la oposición, levantando un muro parlamentario.
Con todo, las vías de escape para un todavía hipotético Gobierno de Pedro Sánchez, si logra reeditar la coalición, podría pasar, como ha sucedido en los últimos tiempos, a través de la emisión de decretos ley, lo que esquiva el trámite parlamentario y esa mayoría absoluta del PP en el Senado.
No obstante, más allá de esa fórmula y el debate en torno a ella, Sánchez seguiría teniendo un problema serio y complejo al frente: los Presupuestos Generales del Estado.
A ese respecto, frente a un bloqueo, la opción del líder socialista de encontrarse con un veto sería prorrogar los Presupuestos aprobados anteriormente.
En este escenario, pese a que todas las miradas están puestas ahora en los pactos para lograr una investidura, la Cámara Alta seguirá ahí como otro elemento trascendental que prueba la complejidad del escenario político y la hipotética legislatura que se pueda llegar a producir.