Las elecciones generales de este 23 de julio han dejado todo en el aire. Tanto que la sombra de unas nuevas elecciones flota también en el ambiente. Ni PP ni PSOE lo tienen fácil con los resultados de estos comicios. Feijóo tiene imposible su ansiado gobierno en solitario, mientras los pactos para reeditar un Gobierno de coalición no se presuponen tampoco como algo sencillo. Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez celebraban anoche paralelamente los resultados, pero la carrera por logra una investidura no ha hecho más que empezar.
El reloj comienza a ponerse en marcha, aunque la única fecha segura es la de la formación del pleno del Congreso. Ahora mismo lo único que tenemos claro es esa cita: el 17 de agosto. Ese día, que es jueves, a las 10 de la mañana, se va a formar el nuevo Congreso de los Diputados. A partir de ahí, el rey, el jefe del Estado, irá llamando a los representantes de los diferentes grupos y propondrá un candidato a la investidura. Si ese candidato no consigue la confianza del Congreso podrá haber otro candidato, pero solamente durante dos meses.
Si en dos meses ninguno consigue esta confianza, habrá que convocar nuevas elecciones. Se disolverán las Cortes y nos tocará de nuevo ir a votar en Navidades.
Una vez que el próximo 17 de agosto se constituyan las Cortes Generales, la presidenta del Congreso acudirá al Palacio de la Zarzuela para informar al rey de los nuevos partidos políticos resultante de las urnas y Felipe VI deberá empezar esa ronda de contactos para proponer a un candidato. En ese punto, ambos candidatos, de PP y PSOE, podrían ser propuestos para ser investidos, pero la cuestión podría hacerse difícil, prolongándose en el tiempo, sin un plazo fijo para fijar la votación de dicha investidura, hasta que se clarifiquen los apoyos que podría tener el futuro candidato a la presidencia del Gobierno.
Si finalmente el jefe de Estado propusiera a Núñez Feijóo por ser el candidato del partido más votado, éste podría enfrentarse a una primera votación de investidura en la que necesitaría una mayoría de 176 diputados, o en todo caso a una segunda votación con más síes que noes.
En ese sentido, el candidato propuesto debe exponer en el Congreso su programa político de cara a los siguientes cuatro años y obtener la confianza de la Cámara Baja. De no alcanzarse una primera mayoría absoluta tendrá que someterse a una segunda votación en el plazo de 48 horas y necesitar solo la mayoría simple, aunque en este caso tendría en contra a 172 diputados -los socialistas y sus socios parlamentarios-, (PSOE-Sumar y ERC, EH Bildu, PNV y BNG).
Esta circunstancia podría poner en un dilema al rey al considerar que el candidato a la investidura también podría ser Pedro Sánchez, dado que aunque no ha sido el partido más votado si podría recabar apoyos suficientes para reeditar un Gobierno de coalición. En ese contexto, el papel de Junts (junto a ERC, Bildu y PNV nuevamente) podría ser clave, aunque lo primero que hicieron tras conseguir 7 escaños fue lanzar un mensaje claro: "No vamos a hacer presidente a Pedro Sánchez a cambio de nada".
Con la formación independentista liderada por Miriam Nogueras, o con su abstención, el Gobierno de Sánchez y los suyos podría salir adelante.
Según el reglamento del Congreso si efectuadas las votaciones de investidura no se otorga la confianza, el rey podría tramitar sucesivas propuestas hasta un plazo de dos meses a partir de la primera votación.
Finalmente, en el caso de que ningún candidato obtenga la confianza del Congreso en ese periodo, las Cámaras quedarán disueltas y se convocarán nuevas elecciones en el plazo de 54 días. Esta situación, como muchos temen, podría llevarnos directamente a las urnas en Navidades.