Se acaba la campaña y los candidatos apuran las últimas horas para colocar sus mensajes fuerza con la esperanza de arañar los votos de los indecisos que pueden ser claves en el resultado final. Ya no hay tiempo para más. Pedro Sánchez confía en la remontada y Alberto Núñez Feijóo en que el voto útil le libre de hacer a Santiago Abascal vicepresidente.
Son los dos únicos que pueden llegar a La Moncloa aunque por detrás se libra otra batalla, la de la tercera fuerza. Vox y Sumar se disputan escaños determinantes para la suma de los bloques de izquierda y derecha. Todas las encuestas, excepto el CIS de Tezanos, dan como claro ganador a Feijóo pero sin una mayoría para gobernar en solitario. Tras el batacazo del 28M, los sondeos señalan un repunte del PSOE, pero no suficiente para dar un vuelco a los pronósticos.
Sánchez, que ha pisado menos mítines que platós de televisión, cerrará en Getafe, uno de los pocos bastiones que le quedan al PSOE en la Comunidad de Madrid. Feijóo, que ha estado haciendo hasta dos y tres mítines diarios, este último día no va a ser una excepción y a pesar de su lumbago estará en Málaga y cerrará en su tierra, A Coruña. Santiago Abascal recurre a un clásico, la Plaza de Colón de Madrid y Yolanda Díaz se despide con una fiesta cierre en el anfiteatro Tierno Galván de la capital con la presencia de Ione Belarra, Ada Colau y Mónica García.
Tanto en Ferraz como en Moncloa sostienen que el PSOE está repuntando en las encuestas y que nada está decidido este domingo. "Hay partido". La idea de la remontada se alimenta en las filas socialistas desde antes incluso del inicio oficial de la campaña. Sánchez, que ha basado su argumentario en alertar contra el "retroceso" que implica un gobierno del PP y Vox, de Feijóo y Abascal, es el primero que tira de ese carro. "El 23J va a haber una grata sorpresa de la España progresista", proclamó este jueves convencido del triunfo del PSOE que no prevé casi nadie. En su mitin de Lugo repitió la misma idea: "Vamos a ganar las elecciones porque el PP llega absolutamente desfondado y nosotros en la remontada".
El candidato socialista ha machacado con los peligros para los derechos de las mujeres, del colectivo LGTBI, de las políticas contra la violencia de género o de lucha contra el cambio climático que entraña un gobierno "ultraderechista" frente al avance que significa un gobierno progresista formado por el PSOE y Sumar. Sánchez ha utilizado los pactos a los que han llegado PP y Vox en varias comunidades y ayuntamientos para cargar contra Feijóo y evidenciar que no tiene dudas de que si les dan los números gobernará con Abascal.
En esta recta final de campaña se ha intensificado el ataque al candidato del PP por sus "mentiras". El error de Feijóo en una entrevista asegurando que el PP había revalorizado siempre las pensiones según el IPC -después tuvo que rectificar- le ha servido al PSOE para poner en duda la credibilidad del gallego. Desde hace unos días la foto de hace 30 años de Feijóo con el narco Marcial Dorado ha sido artillería pesada. Sánchez ha entrado de lleno en esa polémica calificando la relación como "inquietante" y acusando al líder del PP de mentir y tener "una deuda con la verdad" cuando dice que no sabía que Dorado era un narcotraficante en aquel momento.
A escasas horas para que concluya la campaña electoral más larga de la historia, los populares se emplean a fondo en pelear sin tregua el voto útil a izquierda y derecha. Al grito de "el PP es la única opción útil para pasar página del sanchismo”, apelan directamente a los votantes del centro izquierda desencantados con Pedro Sánchez y al electorado de Vox y hasta a los indignados del 15M después de venirse arriba en un mitin en Madrid. El argumento de para convencerles la amenaza del "bloqueo" tras el 23J.
"Vox junto con Pedro Sánchez tiene un objetivo. Que el PP no tenga mayoría. No vaya a ser que la tengamos y podamos gobernar desde el primer día", advertía ayer Alberto Núñez Feijóo desde Valencia. De fondo los peces del Oceànografic en una alegoría perfecta del pez grande que alimentado por unas encuestas muy favorables, se lanza a zamparse todo el voto que le sea posible en este esprint final. Horas después en un acto en Madrid con Isabel Díaz Ayuso seguía atornillando. "O los arrasamos o intentarán gobernar", decía sin despistarse un segundo del objetivo..
El escenario ideal del gallego es precisamente ese. Obtener un resultado contundente la noche del 23J que le permita una investidura rápida y le libre de hacer vicepresidente a Santiago Abascal y de nombrar ministros de Vox y de un posible bloqueo.
En Génova llegaron hace tiempo a la conclusión de que el 'antisanchismo' es el mejor aglutinador del voto y que lo que más ha decepcionado al votante del centro de izquierda son los pactos con los independentistas de Bildu y ERC. Así que hasta el último minuto del día de hoy machacarán con Otegi, Junqueras y Puigdemont y la posibilidad de un referéndum en Cataluña. “Si después de ser el más votado en 2019, Sánchez le dio a ERC todo lo que pidió. ¿Qué podemos esperar de un Sánchez derrotado?”. Creen que será cebo suficiente para que piquen por miles los últimos votos.
En un escenario donde nadie contempla una mayoría absoluta, el papel de la tercera fuerza puede determinar qué bloque consigue gobernar. Vox y Sumar se dirigen a electorados ideológicamente antagónicos y quedó reflejado en el debate a tres de este miércoles con un intenso cuerpo a cuerpo entre Santiago Abascal y Yolanda Díaz.
Vox no ha terminado de encontrar su sitio en esta campaña y ha tenido muchas dificultades para colocar su mensaje. Relegado al papel de partido muleta de Feijóo, Abascal ha centrado el grueso de sus ataques en arremeter contra el Partido Popular para marcar perfil propio. Hasta las doce de esta noche Vox martilleará con que las políticas del PP son las del PSOE y se erigirá en única garantía para la derecha 'verdadera'. El objetivo es contener la sangría de votos que se fugan a la papeleta de Feijóo y conseguir un resultado suficiente que le permita negociar con fuerza con el PP tras el 23J.
A la vicepresidenta Yolanda Díaz le ha costado tener el foco en una campaña muy polarizada entre los dos grandes partidos. Se resarció en el debate donde además de vender sus grandes propuestas sobre la reducción de la jornada laboral, el aumento de los salarios o la reindustrialización verde exhibió su buena sintonía con Sánchez para poder reeditar la coalición progresista frente a la de la derecha. Sumar se presenta como la fuerza decisiva e imprescindible para que el bloque de la izquierda se mantenga en el poder.