Desde que se hizo con los mandos del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo se ha marcado como uno de sus objetivos prioritarios crecer en Cataluña para cimentar su camino hacia La Moncloa. Creen que tienen margen para hacerlo y van a dar la batalla para disputarle incluso la segunda posición a Esquerra en las elecciones del domingo. En Génova trabajan desde hace meses para convertirse en el partido referente del constitucionalismo una vez que se han zampado a Ciudadanos y absorbido buena parte de los referentes naranjas de esa comunidad autónoma.
"Me he rebelado siempre contra la idea de que el PP tiene que ser un partido testimonial en Cataluña", clamaba el lunes desde Barcelona en el cuarto mitin que protagoniza en 20 días en Cataluña. Todo ese trabajo de fondo para dejar de ser un “partido hostil” para los catalanes lo dinamitaba ayer en parte Santiago Abascal. O al menos lo intentaba.
El candidato de la extrema derecha auguraba que si finalmente se conforma a partir del 23J un Gobierno del PP y Vox en Cataluña las tensiones "serán peores" que en octubre de 2017 cuando se celebró el referéndum ilegal. "No tengo ninguna duda de que volverán las tensiones", disparaba durante un desayuno informativo en Madrid donde le preguntaban lo que podría pasar en Cataluña en caso de que Vox llegue a sentarse en La Moncloa de la mano de Alberto Núñez Feijóo.
La receta de Abascal para Cataluña es "imponer" la ley, "restaurar" las herramientas constitucionales que preservan la unidad nacional y la mano dura de Vox. "La ventaja de un Gobierno en el que esté Vox es que no va a pasar como con Rajoy y su mayoría absoluta. Nosotros no vamos a tener esos titubeos", amenazaba abriéndole una vía de agua al PP a seis días del 23J.
A juicio de los populares no es más que el penúltimo intento de Vox para movilizar a un electorado que cada vez le es menos fiel y se va con el PP. "Abascal creció mucho en Cataluña como reacción al procés. Necesita alimentar el discurso de que el independentismo volverá a rearmarse y que sólo Vox podrá frenarlo. Apela al voto útil contra los separatistas haciendo de primo de Zumosol", explica a NIUS un destacado dirigente del PP catalán. El problema de esa estrategia es que el escenario en Cataluña dista mucho de parecerse a lo que ocurrió con el 'procés' y las calles ardiendo. " Los separatistas están muy flojos. Les hemos quitado la alcaldía de Barcelona y no ha habido ni un escrache", continúa.
No lo creen en el Partido Popular convencidos de que un Abascal subido a la parra les coloca aún más en el centro. "No nos va a perjudicar en absoluto. Cada vez que Vox dice o hace una burrada, pierde votos sensatos, si es que alguna vez los ha tenido, pero sitúa en el centro al PP", afirma esa misma fuente consultada por NIUS que parte de que Santiago Abascal desconoce "absolutamente" la realidad catalana. Los cálculos que hacen en Génova y en el PP catalán es que en Cataluña les voten además de los suyos, los ex de Ciudadanos, los socialistas "hartos de los devaneos de Sánchez con ERC y Bildu" y buena parte de la antigua CiU.
Los populares manejan encuestas internas que les dicen que están en condiciones de triplicar los resultados de 2019, cuando con Cayetana Álvarez de Toledo al frente de la candidatura tan sólo consiguieron dos diputados. La macroencuesta preelectoral del CIS les otorga hasta nueve escaños. El CEO catalán les coloca con entre seis y ocho, en cuarta posición muy por delante de Vox que se quedaría con los dos diputados que consiguió en las generales del 10N, y muy cerca de ERC.
Hay una guerra a tumba abierta por hacerse con ese electorado una vez extinguido Ciudadanos y los de Abascal no la piensan dar por perdida. En las catalanas de hace sólo dos años la correlación de fuerzas era justo la contraria. Entonces Vox machacó a la marca PP sacándole hasta cuatro puntos de ventaja. Ahora la estrategia para recuperar posiciones es distanciarse del PP y exhibir mano dura en Cataluña arrogándose el papel de campeones contra el independentismo. Ellos "no son Rajoy". Es la que creen su baza ganadora. La imagen que mejor lo ilustra es la de este domingo de su secretario general, Ignacio Garriga, encarándose con con unos manifestantes que portaban esteladas y banderas LGTBI y llegando casi a las manos.
"El otro día montaron un pollo en Badalona gordo. En Cataluña les conviene la polarización y el conflicto. Y si no llega, pues lo anuncian", explica a NIUS otro peso pesado del PP catalán convencido de que los de Abascal están más en "movilizar a sus bases con un choque directo con el separatismo" que entrar en el cuerpo a cuerpo con ellos. "Lo de Garriga en Badalona es la clave de esa estrategia", subraya.
"Firmeza frente al golpismo, en la defensa de los barrios y en prevenir la islamización de Cataluña. Esas son las señas de identidad de Vox allí y no lo vamos a cambiar quiera hacer el PP lo que quiera", responde uno de los colaboradores más estrechos de Abascal en conversación con este diario confirmando así su hoja de ruta para Cataluña.
Más allá de los análisis en el Partido Popular se afanan en apagar un incendio que podría calcinar sus esfuerzos en Cataluña. El candidato del PP al Congreso por Barcelona, Nacho Martín Blanco, sacaba el extintor para asegurar que por parte de su partido "no" se buscará "ninguna tensión" con la sociedad catalana si tras las generales es presidente del Gobierno Alberto Núñez Feijóo.
"Si por el PP es, no habrá ninguna tensión con relación a la cuestión catalana ni mucho menos ninguna tensión con la sociedad catalana", respondía ayer cuando le preguntaban si aumentarán las tensiones territoriales en Cataluña con un Gobierno 'popular'. El PP "no va a hacer absolutamente nada que alimente el sentimiento de agravio que los nacionalistas alimentan", insistía. Aprovechaba para calzar el mensaje fuerza del voto útil frente a las "pulsiones guerracivilistas" de Vox.
Eso mientras su jefe de filas martilleaba un día más con un "resultado magnífico" que le libre de la mochila tóxica de la extrema derecha. "Las coaliciones no son lo mejor para este país en este momento", repetía en una entrevista televisiva. “¿Qué haría Sánchez sin Vox? Se quedaría sin campaña electoral”, añadía Alberto Núñez Feijóo exprimiendo el mantra de que Vox "es el mejor aliado del sanchismo" y por el que se siguen escapando votos a la saca del Partido Popular.