Ecuador de la campaña y en la sala de máquinas de Génova, 13 se afinan las estrategias para conseguir el mejor resultado posible la noche del 23 de julio. Una "mayoría fuerte para recuperar la centralidad" repite como un mantra Alberto Núñez Feijóo en cada entrevista y en cada mitin que se echa a la espalda. Una mayoría que le libre de hacer vicepresidente a Santiago Abascal y de nombrar ministros de Vox. Si acaso un acuerdo programático como en Baleares y ya. Y en eso van a perseverar. En arañar todo el voto posible a Abascal en la semana que resta hasta el 23J y que los suyos no se relajen pensando que ya están ganando las elecciones.
Ayer desplegaron una lona en pleno centro de Madrid con un mensaje claro: "Puede que no seamos tu partido pero somos la solución". Atornillan así al votante de Vox, pero también al recalcitrante de Ciudadanos y de centro izquierda.
En el PP calculan que un Vox debilitado y que no llegue al umbral de los 30 escaños tendría muy difícil imponer un Gobierno de coalición o bloquear una investidura de Feijóo. La cuenta que hacen en Génova es la siguiente: "Si Vox tiene 30 y Feijóo 150 son cinco veces más escaños. Si a los 350 diputados del congreso le restamos esos 30 de Vox estaríamos en 320. La mayoría absoluta en ese escenario sería 160. Estaríamos a diez. Con la abstención de Vox y del PNV ya lo tendríamos", explican a NIUS desde el entorno más cercano al candidato popular.
Una lectura que en cierto modo confirmaba el propio Abascal esta semana muy a su pesar. "Si somos segunda fuerza, pero muy respaldados, pues lógicamente negociaremos con fuerza", decía en una entrevista radiofónica en la que venía a reconocer que la clave es esa. Tener un "respaldo" suficiente de los votantes que le permita ser "clave" para retorcer el brazo a Feijóo y tener ministros.
"En el PP están más preocupados por ganarnos a nosotros y no depender mucho de Vox que por ganar a Sánchez", lamentan desde el entorno más próximo a Santiago Abascal. "Lo importante será la posición del que gane las elecciones. De momento parece que Feijóo va a pretender gobernar con la abstención del PSOE", continúa esta misma fuente consultada por NIUS.
Los populares están crecidos tras el debate en el que su jefe batió a Pedro Sánchez porque creen que ha tenido un efecto anímico sobre el electorado del PSOE que nunca votará al PP pero que ahora sí se quedará en casa tras el "bajón" del cara a cara. Y eso se traduce en más escaños para su saca. Ven factible llegar a los 160 diputados. A estas alturas de campaña los trasvases se están produciendo sobre todo dentro de los bloques una vez que se ha desacelerado la fuga de voto del PSOE dirección a la papeleta azul del Partido Popular.
El CIS prelectoral publicado antes del duelo Sánchez-Feijóo reflejaba un saldo a favor del PP de casi 400.000 sufragios a costa de la formación de Abascal pero en Génova sostienen que podrían ser bastantes más.
El debate ha marcado un antes y un después en la campaña del candidato Feijóo. Le ha permitido desembarazarse de la pesada carga de los pactos autonómicos y municipales con Vox que había marcado el último tramo de la precampaña electoral e ir a machete a por el electorado más a su derecha impulsado por el efecto 'bandwagon' o efecto arrastre.
Esto es, personas que votan por aquellos candidatos o partidos que es probable que resulten ganadores (o que como ahora sucede, son proclamados vencedores por los medios de comunicación), esperando estar en el 'lado ganador' al final. Esa ventaja también se la ha proporcionado a Feijóo el debate. "Creo que Feijóo se llevó la mitad de los votos de Vox y no ha perdido un solo voto socialista”, presume un alto cargo del PP que preparó con el gallego el cara a cara con Sánchez.
Calculan que en juego hay 36 escaños de 18 provincias en las que se reparten entre cinco y tres asientos al Congreso. Es el caso de Lugo y Ourense, Huesca y Teruel y muchas repartidas por Castilla-La Mancha y Castilla y León donde el PP le disputa al partido de Abascal el último escaño que le permitiría triplicar resultados en esas circunscripciones. Con ese propósito Feijóo ha estado esta semana en Ciudad Real, Santander, Logroño o Burgos y ha sido muy claro.
"Hay cuatro diputados en Burgos y sólo hay dos posibilidades. Dos PP, dos PSOE o tres PP y uno para el PSOE. No hay más. Aquellos que dicen que hay que acabar con el sanchismo ¿A quién van a votar?", explicaba el jueves en un mitin ante la catedral de Burgos. "Nos quedan 20 votos", insistía al día siguiente desde Oviedo.
"Si los votantes de Vox reparten el voto, es más difícil que Sánchez se vaya y eso es un disparate", cuenta en privado el líder del PP. Una idea fuerza con la que atornillaba esta misma semana el expresidente José María Aznar, el guardián de las esencias del Partido Popular y con el que más se identifica el electorado de Vox. Encantado de que en su partido cuenten con él para agitar al votante más a la derecha. Génova también ha activado a Cayetana Álvarez de Toledo en el último tramo de campaña. Diputada por Madrid se ha lanzado a mitinear tapando el hueco que ha dejado Isabel Díaz Ayuso que estas semana limitó su actividad tras sufrir un aborto.
La lideresa popular con más tirón mediático reaparece la semana que viene en un mitin en Valencia y en el cierre previo de campaña en Madrid este jueves por
Si el Partido Popular va a perseverar en comerle la tostada a Vox en esta última semana, los de Abascal advierten contra aquellos que les dan por muertos. En juego ser tercera fuerza por delante de Sumar y por tanto con mayor capacidad negociadora o despeñarse hasta la cuarta posición. Se aferran a los "llenazos" en los mítines a pesar de los 40 grados de temperatura y a culpar a los medios de comunicación "rendidos" a Génova. Esta semana Abascal suspendió una entrevista en ABC porque no le gustó una información que preparaba el diario conservador.
"Estamos sorprendidos por la movilización. En estas fechas esperábamos menos gente en la calle. Resignados con la manipulación mediática de los medios afines a Génova. Esperanzados con volver a seguir muy vivos , cuando por enésima vez nos han dado por muertos", cuentan a NIUS.
Eso mientras Abascal trata de disimular su bajón demoscópico en todas las encuesta forzando su entrada en los gobiernos autonómicos para demostrar el valor de su papeleta. Ya lo ha conseguido en Valencia y en Extremadura colocando al PP ante la enésima contradicción.
En la misma semana en la que el Partido Popular se ha afanado en desmarcarse de Vox, a la vez los populares cerraban los Gobiernos de Extremadura y Valencia en coalición con la formación de Santiago Abascal. Una piedra en el camino de Feijóo a La Moncloa que en Génova ha intentado solventar estableciendo cortafuegos en temas tan sensibles como la violencia de género. El flamante presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, se descolgaba blindando el área de Igualdad en una vicepresidencia. Su colega María Guardiola se reservaba para ella las políticas de Igualdad en Extremadura.