Este martes ha aparecido en las redes sociales un vídeo del juez Marchena que ha dejado a más de uno con la boca abierta, pero que no ha extrañado a personas que lo conocen y han sido consultadas por NIUS, y que señalan el humor del juez, que "sabe buscar fórmulas para entretener al auditorio" en las múltiples clases y conferencias que imparte. En el vídeo, el presidente de la Sala II del Tribunal Supremo, se dirige a los jóvenes, y les recomienda que "si el viernes no saben qué hacer", comiencen a leer sentencias del Tribunal Supremo, porque "les van a cambiar la vida".

Les asegura el magistrado que presidió el juicio del procés que si comienzan a leer resoluciones del Alto Tribunal, van a coger tanta afición, que los viernes por la noche cambiarán sus gustos, y en lugar de irse de botellón, o intentar ligar por ahí, se quedarán en casa devorando palabrejas y argumentos jurídicos.

"Léanse una sentencia sobre la preterintencionalidad heterogénea, y ya verán lo que es la vida, ¡Cómo le cambia! y ya no van a querer volver a salir", remacha Manuel Marchena que advierte: "Si ustedes tienen una pareja estable, la pareja va a pensar que ustedes, en realidad, el viernes, en lugar de estar leyendo jurisprudencia, están haciendo algo inconfesable".

La disquisición, está publicada en la red social Tik Tok de la abogada Mónica Gil Rodríguez, muy activa en esa red, en la que mezcla el humor con el día a día de su profesión.

Manuel Marchena, que en ese momento se estaba dirigiendo a un público amplio, tiró de ironía para hablar a su público de lo interesante que puede ser leer jurisprudencia, aunque obviamente, y según recalcan los que le conocen, en tono absolutamente jocoso. "Vive en la realidad, y sabe que no es un consejo que vayan a seguir los jóvenes", recalcan.

No es la primera vez que el magistrado, de mente ágil, utiliza la ironía en público. Con un pasado de coqueteo con el periodismo, es frecuente que en sus charlas introduzca algún chascarrillo con el fin de hacer menos áridos algunos temas que para una audiencia variopinta pueden ser duros. No solo eso, se dirige a partes concretas de su público con el fin de generar un acercamiento que en muchas ocasiones despiertan sonrisas.

"Un saludo muy cariñoso a los del fondo", decía hace unos días en el Colegio de Abogados de Madrid durante una charla sobre inteligencia artificial en el Derecho, refiriéndose a la prensa. Los del fondo se quedaron solo con el saludo, pero sin un titular sobre las sentencias de revisión del solo sí es sí, que el Supremo había sancionado días atrás.

Prueba de que suele llegar, es que no es extraño que alguien de entre el público se acerque a pedirle autógrafos, o que se forme una pequeña fila de asistentes que esperan para saludarle tras una de estas intervenciones. Él, siempre amable y accesible al saludo, es consciente de ello y reparte tiempos para saludar a todo el mundo, incluidos los del fondo, pero sin decir nada que no quiera decir.

Su habilidad con el lenguaje, la ironía y la respuesta rápida quedaron más que patentes en el juicio del procés, el que le convirtió en uno de los magistrados más conocidos -si no el más- del Tribunal Supremo.

Siempre educado y casi siempre amable, pero dejando claro quién mandaba en la sala y cuáles eran sus reglas.

El juicio, obviamente, no era el escenario para bromas. 12 líderes independentistas se enfrentaban a un delito de rebelión y acabaron condenados por sedición o malversación y nadie en el Tribunal perdió la compostura en los meses que duró la vista.

Sin embargo, la forma de expresarse del magistrado, dejaban entrever su gusto por lo irónico, que ahora queda confirmado y registrado en el TikTok de la abogada Gil, que en cuatro días ha conseguido más de 6.300 visualizaciones y también ha tenido su eco en la red social Twitter.

Por cierto, por si alguien se ha quedado dudando de lo que es la preterintencionalidad heterogénea, les dejamos la definición de esta figura que despareció del Código Penal de 1995: se trata de la intención de un sujeto que causa un daño distinto al que pretendía causar.