Quedan solo dos semanas para las elecciones del 23 de julio y todavía a estas alturas está habiendo problemas para encontrar a los miembros de las mesas. Las fechas estivales y tener previamente reservadas las vacaciones, han elevado el número de renuncias. Incluso hay quien está evitando abrir la puerta de casa para que ni siquiera el cartero, o la Policía, le deje la notificación. Pero si nos ha tocado, en última instancia, ni siquiera ese truco nos exime de presentarnos.
Cuesta encontrar a alguien que responda al telefonillo en estos días, para que ni siquiera nos dejen en el buzón la notificación. Sin embargo, solo se está retrasando lo inevitable.
Tras un primer sorteo, si quedan puestos desiertos tras las alegaciones correspondientes, se vuelven a sortear, y así ha ocurrido en una parte importante de Ayuntamientos. Así que todavía se está en fecha.
Correos hace tres intentos por entregar el certificado o el aviso si no se localiza a nadie, incluso la Policía puede llevarlo. Pero aunque la persona interesada no abra ni la puerta ni el buzón, los nombramientos se acaban publicando en el Boletín Oficial del Estado (BOE), es decir, que ya es información pública. Si no la conoce, el problema es suyo. Y como ser presidente o vocal, titular o suplente, es una obligación, no acudir a desempeñar esas funciones puede conllevar pena de prisión de tres meses a un año o multa equivalente.
No obstante, siendo estas fechas, la Junta Electoral ha ampliado las causas para poder renunciar, como tener vacaciones contratadas previamente a la convocatoria, pero también, por si acaso, ha elevado el número de suplentes, de dos hasta cuatro.