La partida de estrategia judicial que juegan el magistrado del Supremo Pablo Llarena y el expresident de Cataluña, Carles Puigdemont, procesado por desobediencia y desórdenes públicos, ha avanzado este miércoles en favor del juez. Desde enero, Pablo Llarena estaba esperando a que el Tribunal General de la Unión Europea tomara una decisión sobre la inmunidad de Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí. La resolución ha llegado hoy y supone la retirada del aforamiento que hasta ahora lo ha puesto fuera del alcance de la Justicia Española, acerca un paso más a Puigdemont a un juicio en el Tribunal Supremo.
El próximo paso del juez será volver a emitir una euroorden contra Carles Puigdemont para que sea detenido y entregado a España. Pero para eso, tiene que esperar a que la Fiscalía se lo solicite.
El Ministerio Público está ya estudiando la resolución del TGUE antes de dirigirse al magistrado, que con ese informe en la mano, activará la Orden Europea de Detención y Entrega, la cuarta presentada contra Carles Puigdemont.
Pero Carles Puigdemont puede ganar tiempo y de hecho, lo va a hacer, recurriendo al TJUE contra la decisión de levantarle la inmunidad y pidiendo que se la restituyan de forma cautelar hasta que haya una decisión definitiva. Ese paso, supondrá entre seis y diez meses más de espera, que es lo que tardará el TJUE en responder.
Ni el juez va a esperar al procesado, ni Puigdemont va a esperar a Llarena. Si todas las partes de mueven rápido, Puigdemont podría ser susceptible de detención durante unos días, hasta que el TJUE le conceda la inmunidad cautelar que ahora se le ha retirado, si es que lo hace, claro.
Fuentes del Supremo consideran que jurídicamente esa inmunidad cautelar no es factible, porque "no se le puede conceder una inmunidad que ya no posee de forma cautelar", debido a que las medidas cautelares son "accesorias" y "cabe" mantener una inmunidad que ya no tiene. De hecho, lo que el TGUE ha tumbado es una inmunidad cautelar que le concedió el TJUE hasta que se produjera la resolución de este miércoles.
Sin embargo, para la defensa de Carles Puigdemont, eso no es así. Están convencidos de que pueden obtener esa medida cautelar hasta que se resuelva el recurso, porque lo que está en cuestión sigue siendo lo mismo. De hecho, Puigdemont está seguro de que seguirá siendo indetenible, al menos, hasta que haya una decisión definitiva del TJUE.
Lo que sí está claro es que en Bélgica, los jueces no van a mover ficha hasta que el Tribunal de Justicia lo diga; y las salidas a Estrasburgo no le ponen en peligro porque el traslado para ejercer como eurodiputado sí le da inmunidad.
Por eso, la próxima semana, Puigdemont, Comín y Ponsatí irán al Pleno del Parlamento Europeo que se celebrará en la ciudad francesa. Lo ha adelantado durante la rueda de prensa que han celebrado este miércoles para responder a la sentencia del TGUE. En la misma comparecencia han afirmado que están "igual de cerca o de lejos" de volver a España que antes de la resolución del tribunal europeo.
Más allá de la inmunidad, hay otro asunto que enfrenta al Supremo y al líder independentista: el suplicatorio que se cursó contra él y que fue aprobado por el 60% de la Eurocámara. El TGUE también ha dicho este miércoles que el suplicatorio estuvo bien concedido, pero hay otro problema de tiempos.
El juez Llarena emitió su suplicatorio, que es la petición de que se le levantara la inmunidad para poder juzgarle en España, el 10 de enero de 2020 por los delitos de rebelión o sedición y malversación. Es decir, antes de que la sedición fuera derogada.
La defensa del expresident está convencida de que el magistrado debería emitir un nuevo suplicatorio por desobediencia y malversación antes de lanzar la OEDE. Pero en el Supremo rechazan ese extremo, porque la desobediencia estaba subsumida en los delitos de sedición o rebelión, y la malversación, que se considera un delito medial en el procesamiento, sigue vigente y está incluida en el suplicatorio. "Ya se les dijo en un auto", afirman fuentes del Alto Tribunal, que contemplan el escenario de redactar una nueva solicitud al Parlamento Europeo.
Aunque parezca mentira, hay otro escenario que puede enrevesar todavía más este procedimiento: las elecciones europeas que se celebrarán la próxima primavera.
Eso quiere decir que a principios de 2024 se disolverá el Parlamento Europeo, y es probable que el caso de Puigdemont todavía en el aire. Por un lado, no será eurodiputado, y no tendrá inmunidad; pero por otro, seguirá pendiente de la sentencia del TJUE.
Con el actual panorama, no es descartable que Puigdemont se presente a las siguientes elecciones europeas. Está por ver si se le acepta, después de haberse aprobado un suplicatorio para juzgarle. Pero si eso fuera así, todo volvería a empezar de cero, siete años después del referéndum independentista del 1-O que le ha llevado a esta situación.