Quedan cuatro días para que arranque una campaña electoral decisiva para el futuro político de Alberto Núñez Feijóo. El presidente del PP ha visitado hoy el plató del programa de AR de Mediaset y allí ha puesto el listón para dar entrada o no a Vox en su Gobierno. Ha fijado en 160 diputados y sumar más que toda la izquierda la barrera para gobernar en solitario sin la formación de Abascal.
"A partir de 160 empezamos a hablar para tener un gobierno sólido", ha remarcado. Una cifra que aún está lejos de lo que establecen las encuestas publicadas. La de GAD3 para NIUS de ayer arrojaba una horquilla de entre 149 y 153 escaños para el PP.
Para ello ha apelado por enésima vez al voto útil frente a Vox a los que ha llegado a acusar de "buen aliado" del 'sanchismo' por entorpecer los "gobiernos del cambio" en Murcia o Aragón. Cree que esta es la causa de la bajada de la extrema derecha en las encuestas. "Los votantes están tomando nota", les ha advertido con la vista puesta en el actual bloqueo en Murcia.
Feijóo ha asegurado que si finalmente tiene que sentar a dirigentes de Vox en su Consejo de Ministros no tendrá ningún problema en cesarlos marcando así diferencias con Pedro Sánchez y su "imposibilidad" de prescindir de ministras como Irene Montero por la ley del 'sólo sí es sí'. "Si me encuentro con un ministro de Vox en ese eventual supuesto como se ha encontrado Sánchez, claro que lo cesaré", se comprometía.
No es el único criterio que el líder del PP ha fijado para clarificar su presente y futura relación con Vox. Ya no es cuestión de porcentajes como dijo hace unos días. Ahora admite que donde sea necesario el sí de la formación de Abascal para conformar gobiernos no quedará más remedio que armar con ellos ejecutivos de coalición. Es el caso de Valencia y Extremadura y está por ver de si también del próximo Gobierno de España.
"En aquellos sitios en los que necesitamos que Vox vote sí porque no tenemos los votos suficientes lo lógico es que Vox forme parte del Gobierno. Donde no necesitamos el sí de Vox porque tenemos más diputados que toda la izquierda, lo lógico es que se mantengan fuera del Gobierno", señalaba. Ese es el criterio que trasladó a su candidata en Extremadura, María Guardiola, y que se ha terminado imponiendo.
Feijóo que ya se ve como próximo presidente del Gobierno ha ofrecido las primeras pistas de quiénes serán su ministro de Economía y su próxima vicepresidenta. Feijóo que ya se ve de presidente ha filtrado que quien ocupará la cartera de Economía no es político ni ha ocupado ningún cargo político y que conoce la política europea. De los nombres que ya se han publicado en las quinielas con esa descripción ganarían enteros el actual presidente del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, o el actual presidente de la Fundación Reformismo21 que patrocina el PP, Pablo Vázquez, antiguo presidente de Renfe.
"Cuando se sepa el nombre España dormirá absolutamente tranquila", le ha dicho a Ana Rosa Quintana.
Respecto a su próxima vicepresidenta subraya que será una mujer, que en este caso sí es política pero que no se ha sentado en ningún Consejo de Ministros. El nombre que inmediatamente surge es el de la presidenta de Madrid y una de sus baronesas con más tirón mediático. Feijóo sin embargo ha descartado a Isabel Díaz Ayuso. No por él sino por ella. "Creo que Ayuso en este momento no querría estar en el Gobierno", aseguraba.
Mañana presentará su programa electoral pero ya tiene claro las primeras acciones de su Gobierno en los primeros cien días: rebajar el IRPF a las rentas de hasta 40.000 euros, derogar la ley de Memoria Democrática, recuperar el delito de sedición, reponer las penas anteriores por malversación, tipificar el delito de referéndum ilegal y hacer una propuesta de reforma educativa.
Un paquete de medidas que los populares engloban desde hace meses en lo que llaman "derogar el sanchismo". También realizará una auditoría y reducirá el número de ministerios y hará un protocolo del uso del Falcón. Uno de los argumentos que recurrentemente utiliza el PP para cargar contra el presidente Pedro Sánchez. "No puede ser un taxi gratuito", ha proclamado.