A la misma hora en que María Guardiola faltaba a su compromiso de no meter a Vox en su Gobierno porque "su palabra no es tan importante como el futuro de los extremeños", su jefe Alberto Núñez Feijóo proclamaba que "sin palabra no hay política". El gallego que presume de medir bien los tiempos ayer no fue precisamente oportuno.
Un mes después del 28M y a menos de una semana para que arranque una campaña electoral decisiva para el futuro de Feijóo, el PP sigue enredado en el lío de los pactos con Vox sin conseguir controlar la agenda política y metiéndose goles en propia puerta. El líder popular asumía hace unos días que el "ruido" provocado por los acuerdos con la formación de Santiago Abascal en comunidades autónomas y ayuntamientos podía tener efecto entre su electorado pero que confiaba en que bajara para el 23J.
La afirmación de Guardiola de que nunca tendría en su gobierno consejeros de un partido que no reconoce la violencia machista provocó un enorme desconcierto entre el electorado de la derecha. Según el sondeo de GAD3 para NIUS que publicamos hoy, un 51% de los votantes del PP (y un 78% de Vox) valora negativamente las críticas de la líder popular extremeña María Guardiola a Vox. La afirmación de que nunca tendría en su gobierno consejeros de un partido que no reconoce la violencia machista provocó un enorme desconcierto entre el electorado de la derecha.
La maquinaria de Génova se puso en marcha hace días para cerrar cuanto antes una vía de agua que le está haciendo daño electoralmente. Los objetivos: acelerar el acuerdo en Extremadura para soltar lastre antes de arrancar la campaña, evitar que el PSOE cogiera oxígeno con la investidura de Guillermo Fernández Vara aunque ésta sea fallida y dejar claro que los pactos con Vox "no implican cesiones ideológicas".
Feijóo habló hasta en dos ocasiones con Abascal para instarle a "facilitar los Gobiernos del cambio y a no bloquearlos" y le trasladó que no veía "razonable" su exigencia de entrar en todos los ejecutivos autonómicos. El líder de Vox admitiría después que podía haber "excepciones" pero nunca en Extremadura ni tampoco en Murcia donde la formación de Abascal se la tiene jurada al presidente Fernando López Miras por haber dado entrada en su Gobierno a tránsfugas de Vox.
Después de haberla avalado la semana anterior, el gallego daba el jueves desde Bruselas un ultimátum a Guardiola y la urgía a buscar un acuerdo "rápido" para evitar una repetición electoral. Ni 24 horas ha tardado su candidata, con sus principio sepultados bajo todo el peso de la disciplina de partido.
La dirección nacional del PP cree que tras el giro en Extremadura han conseguido trasladar toda la presión a Vox y sacudirse la de su electorado, la de sus barones autonómicos a los que Guardiola había dejado en muy mal lugar porque ellos sí han pactado con Vox (ahora también ella ingresa en ese club), y la de la derecha mediática (este martes ABC reprochaba en portada al PP "haber perdido 15 días de precampaña por sus enredos con Vox).
Según sus cálculos ahora será Abascal el que sufra todo el desgaste de cara al 23J si sigue bloqueando las investiduras de Azcón en Aragón y sobre todo de López Miras en Murcia. "El debate de investidura de Murcia será la próxima semana, y no será sencillo para Vox justificar que bloquea la toma de posesión de un presidente del PP que obtuvo casi el 43% de los votos", advierten desde Génova.
"Ellos sabrán cómo quieren arrancar la campaña. Si Vox no vale para consolidar gobiernos de centro derecha entonces ¿para qué vale Vox?", cuentan a NIUS desde el entorno de Núñez Feijóo.
Ambas formaciones pugnan por un mismo electorado que castiga en las urnas al que percibe como culpable de no desplazar de los gobiernos al 'sanchismo'. Convencer a esos votantes de que la culpa es de Vox es fundamental para seguir trasvasando voto desde su flanco derecho.
Esa estrategia choca con el hecho de que se pueda imponer la opinión alentada por Vox y por el PSOE y Pedro Sánchez de que el PP "cede" ante la extrema derecha y que no le sienta nada bien al flanco izquierdo de Feijóo al que también necesita para alcanzar La Moncloa. Después del pacto exprés en Valencia asumiendo parte de su agenda ideológica, la formación de Abascal le ha ganado otro pulso a los populares al entrar en el Gobierno de la Junta de Extremadura obligando a María Guardiola a rectificar.
"Celebramos que se vaya imponiendo la sensatez", presumía ayer Abascal después de que Vox se adelantara al Partido Popular e hiciera público el acuerdo a primera hora de la mañana. Eso mientras se cuidaban muy mucho de que esta vez no asomara su vicepresidente, Jorge Buxadé, al que PP acusa de "dinamitero" por "boicotear" el primer intento de acuerdo en Extremadura y que les lastre en ese juego de cruce de culpas.
Diez días lleva el Partido Popular cabalgando contradicciones en Extremadura. Las de su candidata María Guardiola que primero dijo que "no podría gobernar con los que niegan la violencia machista". Después aseguró que se "quitaría de en medio" si Génova la obligaba a "tragar" con Vox. A continuación les ofreció un acuerdo programático y les expresó su respeto, y ahora les cede la consejería de Gestión Forestal y Mundo Rural.
La contradicción también reina entre los propios dirigentes del Partido Popular. En Génova aseguran que no se han hecho concesiones a Vox sobre violencia machista pero la violencia contra las mujeres se ha dejado fuera del acuerdo programático que han firmado PP y Vox. No hay ni una sola mención en las 60 medidas que contiene. (Pinche aquí para leer el acuerdo).
"La violencia machista como tal no aparece en el acuerdo. Lo único que aparece es el rechazo a cualquier discurso machista. Todo lo que nos separa se ha quedado fuera", decía ayer Guardiola. Una afirmación que lleva la contraria al portavoz de campaña del PP, Borja Sémper, que a primera hora de la mañana había asegurado el acuerdo suscrito con Vox incluía la violencia machista “expresamente”. También a su propio partido. "El PP logra un acuerdo de investidura que incluye de manera expresa la violencia machista como un problema real que hay que erradicar en la sociedad extremeña. Ni un paso atrás en la defensa de los derechos de las mujeres", se decía en una nota remitida a los medios de comunicación.
Lo más parecido a eso está en la medida 46 del pacto. "Defenderemos los derechos de las familias. Trabajaremos para erradicar de nuestra comunidad los discursos machistas, ya sean en el ámbito civil o religioso, que promuevan o justifiquen la violencia contra la mujer". "Machista" sí, "violencia machista" va a ser que no.
Pendientes las investiduras de la propia Guardiola, de Carlos Mazón en Valencia con el PSOE maniobrando para que se celebre lo más cerca posible del 23J, y de Jorge Azcón en Baleares, lo de liberarse de la mochila de Vox antes de arrancar la campaña se antoja muy complicado.