Llevar peluca, usar dinero en efectivo para que sea irrastreable, utilizar prismáticos para no acercarse al objetivo o utilizar micrófonos posicionales “para escuchar conversaciones desde lejos”. Parece una amalgama de clichés en una película de espías, pero es el diseño de una operación de seguimiento encontrada en el ordenador de uno de los principales investigados por liderar el colectivo Tsunami Democràtic, que llamó a las movilizaciones en Cataluña tras la publicación de la sentencia del procés en 2019 y durante las que se produjeron graves disturbios.
En este caso, el manual se encontró presuntamente en el ordenador de un cocinero, que contaba además con conocimientos de informática y habría realizado según el sumario del caso y como actividad paralela servicios de hacking para particulares. No acredita la investigación si el diseño de este seguimiento personal, que debía durar una semana, era por una cuestión comercial o política, pero hay elementos en el propio texto que se acercan a la segunda opción: “En este tipo de acción se ha de contemplar una recompensa, una remuneración, para los que lo hagan, ya sea por la motivación propia de la acción como por la compensación de horas que se pierden y que no se pueden justificar de ninguna manera”, refleja el documento, que valora el coste de una semana de dietas, material y alquiler de coches para el seguimiento en 2.929 euros.
El diseño, firmado por alguien que se hace llamar “The Brother” no refleja el objetivo de los mismos, es decir, la persona que sería espiada, pero bajo el epígrafe de “seguimientos y contravigilancias”, explica que lo primero que habría que hacer es un “estudio de la persona seguir por medio de las redes sociales, analizando las fotografías de los lugares por donde se mueve, los restaurantes, su vida social, personas con las que se relaciona, sus gustos y hobbies, para que así sea más fácil para el equipo un primer contacto con el objetivo”.
El siguiente paso sería contar con un equipo de cuatro a seis personas con la “capacidad de ser grises”, es decir, de moverse sin ser detectados. “El arte del disfraz, sin exagerar es muy útil a la hora de hacer seguimientos, tenemos que llevar distintos tipos de ropa y poder adecuarnos al entorno. “Disponer de algunas pelucas nos ayuda a camuflarse con más facilidad”, explica el documento.
El siguiente paso es el movimiento en vehículos. El análisis de Inteligencia recomienda coches con los cristales tintados y colores neutros, furgonetas con rotulación de alguna empresa o seguimientos en patinete eléctrico para movimientos dentro de la misma ciudad. Para traslados entre distintas localidades, el autor del estudio recomienda “mínimo” una moto de 600 cc , “con portaequipajes y cadena tipo pitón para atar el casco”. Una cosa es ser espía, y otra… descuidado. En el mismo epígrafe se recomienda que el equipo cuente con fundas para el casco “que permiten cambiar el aspecto y color del casco rápidamente” además de tener “matrículas falsas.
El apartado tecnológico también es importante: “móviles con datos, con capacidad para hacer vídeos, fotografías y grabar la voz. Y con buena capacidad de batería. Número de teléfono de una compañía de fuera de España”. “Prismáticos para poder vigilar sin acercarnos mucho”, apunta el autor en rojo. El diseño contempla la intención de colocar un GPS en la bolsa de la persona que pretenden seguir y “como he visto muchas películas, podríamos disponer de micrófonos para poder enganchar al objetivo o aparatos que permitan escuchar una conversación desde lejos”.
Sobre el dinero, mejor usar efectivo, “lo que hará al equipo más complicado de rastrear”. Dinero en efectivo “para tomar cafés o refrescos en los lugares donde pueda entrar la persona indicada”. Los organizadores proponen además disponer de un telepeaje para las autopistas. “Está claro que tiene que estar domiciliado en alguna cuenta, pero cualquier empresario o particular lo tiene, y no tendría relación directa con este tipo de acción”. Así, los organizadores de este plan reflejan como dietas un coste de 18 euros por menú del día para las personas que participen en estos espionajes “Siempre puede sobrar, que se sumará a una cuenta para los restaurantes donde el cubierto sea más caro”.