Las cinco batallas autonómicas y municipales que marcarán el resultado del 28M

  • Valencia se convierte en la madre de todas las batallas electorales: el PP ganaría las elecciones pero la izquierda podría conservar la Generalitat

  • El PSOE aspira a retener Sevilla y asaltar Barcelona para poder salvar los muebles del 28M y vender el triunfo de la política de Sánchez en Cataluña

  • El PP espera ganar las municipales y arrebatar a los socialistas algunos de sus feudos tradicionales para instalar la idea de 'cambio de ciclo' mientras Ayuso se juega la mayoría absoluta

Ha llegado el momento. Se han abierto las urnas en los 8.131 municipios de España donde están llamados a votar más de 35 millones de ciudadanos. En pocas horas dictarán sentencia respecto a una de las campañas electorales de las más extrañas que se recuerdan. Son unas elecciones municipales y autonómicas pero los mensajes de los candidatos locales han quedado sepultados por las listas de Bildu, los insultos racistas a Vinícius y el escándalo de la compra de votos por correo que han enfangado las últimas horas de campaña.

La victoria o la derrota en muchos casos se decidirá por un puñado de votos en una 'foto finish' de infarto que en muchos casos no decidirá Gobiernos. Habrá postpartido tras esta noche electoral y será entonces el momento de las aritméticas y de los pactos. En el caso de los ayuntamientos las negociaciones se extenderán hasta el 17 de junio fecha en la que se constituyen las corporaciones locales. Se hará con el bastón de alcalde quien más votos obtenga.

Más complicadas se presentan las alianzas en las 12 comunidades autónomas que se someten a las urnas y donde todo está muy ajustado. El Partido Popular sólo podrá empezar a vender la idea de cambio de ciclo si gana claramente en votos en las municipales y consigue arrebatar feudos históricos al PSOE con Valencia como principal objeto de deseo de socialistas y populares. Estas son las cinco grandes batallas electorales en las que se baten el cobre el PSOE de Pedro Sánchez y el PP de Alberto Núñez Feijóo. Quien consiga sumar más victorias se hará con el cetro de vencedor del 28M y habrá cimentado buena parte del camino de baldosas amarillas hacia La Moncloa.

Valencia: la madre de todas las batallas electorales

La Comunidad Valenciana se ha convertido en el territorio que en gran parte decidirá el título de campeón del 28M. El Partido Popular hizo una demostración de fuerza el domingo pasado llenando la plaza de toros de Valencia ganado de momento la guerra psicológica. Todas las encuestas publicadas hasta el lunes pasado colocaban al Partido Popular como primera fuerza. Otras cosa es si consigue sumar con Vox para desalojar del Palau de la Generalitat al socialista Ximo Puig y su Gobierno tripartito. Si la izquierda resiste y logran reeditar el 'Pacto del Botànic el PSOE y Pedro Sánchez habrán conseguido salvar los muebles en buena medida.

El PP en cambio sólo cuentan con el cartucho de Vox para poder arrebatar a la izquierda Valencia. La formación de Santiago Abascal exige a cambio de sus votos entrar en el Consell con una vicepresidencia y consejerías. La victoria prácticamente segura de Valencia se le puede atragantar a los populares y mutar en regalo envenenado la misma noche del 28 de mayo. Obligados a pactar con el candidato de Vox, Carlos Flores, condenado por violencia doméstica podría complicar los planes futuros de Feijóo. "Es un marrón", reconocen abiertamente en Génova.

Ayuso a por la mayoría absoluta

Nadie duda de que Isabel Díaz Ayuso volverá a arrasar y que el PP mantendrá sin problema las dos únicas comunidades autónomas que defiende. Esto es, Madrid y Murcia. Aquí la batalla es otra y tiene lectura nacional. La baronesa más mediática del PP y la que más va por libre necesita conseguir una mayoría absoluta si quiere librarse de otra legislatura con un Vox jugando a la contra y tumbándole los presupuestos. Pero sobre todo para ganarse los galones para mantener sus aspiraciones a nivel nacional. Ayuso ha arrebatado a Vox sus banderas y le ha copiado los mensajes para lograr así el escaño 69 consiguiendo de paso meter en más de un apuro a Feijóo en esta campaña.

Se empeñó en ilegalizar Bildu en contra del criterio de su partido y en decir que "ETA está viva y sigue en el poder". Metió en un lío a su jefe al acusar de racismo al PNV cuando Génova intenta recomponer puentes de cara a futuras alianzas con los nacionalistas vascos. También cuestionó la idea de que gobierne la lista más votada. Después advirtió de que Feijóo "sólo tiene una oportunidad" con las generales de final de año. El viernes el gallego cerró con ella la campaña en Madrid. "Estaré a tu lado y a tu entera disposición", dijo Ayuso para compensar. Para Génova un escenario incómodo el 28M sería no poder contraponer a una mayoría absoluta de Ayuso victorias en feudos socialistas o exhibir un triunfo contundente en el voto municipal.

El pulso en los feudos tradicionales del PSOE

La victoria de esta noche también se medirá por cómo queda el reparto autonómico. El foco está puesto en los feudos tradicionales del PSOE. Especialmente en Aragón y Castilla- La Mancha. Los últimos trackings electorales reflejan que el PP estaría muy fuerte en Aragón mientras los barones socialistas Emiliano García-Page y Guillermo Fernández Vara parecen aguantar el embate popular aunque todo está muy ajustado. En Génova aseguran en cambio que "no hay ninguna comunidad autónoma donde estén a más de dos escaños de sumar para gobernar". Extienden ese cálculo también a Extremadura y a una de las comunidades que el PSOE da por asegurado como es Asturias.

En cualquier caso los pactos se impondrán en la izquierda y en la derecha salvo en el caso de Castilla-La Mancha donde Page podría reeditar gobierno en solitario. En el arranque de la campaña Feijóo puso a sus barones de los nervios con su promesa de gobernar sólo si se gana el 28M. "Nosotros no vamos a gobernar perdiendo. Nosotros solo vamos a gobernar ganando", aseguró. Esta misma noche reiterará la oferta a Pedro Sánchez. Si no la acepta los populares consideran que estarán legitimados a gobernar con Vox aunque primero intentarán ir a las investiduras autonómicas en minoría.

La métrica de la victoria se lee en clave municipal y la batalla por Sevilla

Sánchez y Feijóo se han echado a la espalda esta campaña electoral. El objetivo que se ha marcado el PSOE y obsesiona a Moncloa es mantenerse como primera fuerza municipal. Las elecciones locales son las primeras que se celebran a nivel nacional desde 2019. Entonces el PP perdió en todas partes y el PSOE le aventajó en un millón y medio de votos y 2.000 concejales. La métrica de la victoria se cimentará esta noche sobre el número de votos que metan en la saca socialistas y populares. Desde Génova afirman que esta campaña les ha "ido muy bien" y que "la compra de votos desmoviliza al votante del PSOE donde hay una mayor bolsa de indecisos".

Con un empate técnico en las encuestas, Pedro Sánchez necesita conservar Sevilla, la alcaldía más importante que aún mantiene. Perderla supondría evidenciar su fracaso por controlar el PSOE andaluz frente a Susana Díaz. Pero sobre todo marcaría el declive del socialismo en la comunidad que más diputados reparte al Congreso. Ganar en votos al PSOE en Andalucía donde los comicios se juegan únicamente en clave municipal es la otra baza con la que cuentan los populares para instalar la misma noche del 28M la idea de un cambio de ciclo. En esa estrategia Sevilla es clave.

Barcelona, la tabla de salvación de Sánchez

El presidente Pedro Sánchez cerró campaña en Barcelona. No es casual. Retener Sevilla y asaltar el ayuntamiento de Barcelona se ha convertido en los principales objetivos socialistas este 28M. El PSOE confía en que a la tercera vaya la vencida y su candidato Jaume Collboni sea el más votado y pueda arrebatar la alcaldía a Ada Colau.

Las últimas encuestas dan un escenario muy igualado con un triple empate entre Collboni, Colau y Xavier Trias, el candidato de Junts. La ventaja ha ido variando de uno a otro según los sondeos. Si el PSOE consigue gobernar en Barcelona será vendido como un triunfo de la política de Sánchez en Cataluña.