La propuesta de supermercados públicos de Unidas Podemos para poner fin a la especulación con los alimentos y atajar la subida de precios de la cesta de la compra ha aterrizado en la campaña electoral del 28M. ¿El proyecto con el que los morados tratan de seducir a sus electores es una utopía o algo posible? Sus detractores, dicen que no es factible, como demostraron los fracasos de DIRSA y Jobac. El economista Albert Recio Andreu en declaraciones a Informativos Telecinco sí defiende la capacidad del Estado para gestionar una cadena pública de supermercados, pero lo considera un proyecto inviable a corto plazo.
El Profesor de Economía Aplicada, Albert Recio Andreu, que lleva décadas vinculado a la Universitat Autónoma de Barcelona ve con buenos ojos la creación de una cadena de supermercados públicos, aunque admite sus dudas sobre si esto bastaría para contener la inflación, una de las razones que fundamenta UP para lanzar una idea que a muchos le suena a Comunismo y a proyecto fallido de antemano.
Para este economista "el Estado puede gestionar una empresa eléctrica o puede gestionar una de servicio de aguas, que en muchos sitios son públicas y son eficientes" por lo que igual podría hacerlo con una red de supermercados. "En teoría se puede hacer". Las dudas sobre la viabilidad de esta propuesta "es si sería eficaz y si es lo más oportuno".
El reto es montar una empresa de este tipo, con estas dimensiones, porque no es cosa que se pueda hacer de un día para otro: "Requiere inversiones realmente importantes en infraestructuras, distribución, en tiendas y gestores con conocimientos", advierte este economista a sabiendas de que la idea de UP no es compartida en su gremio.
Otro de los inconvenientes que ve este experto en Economía Aplicada en crear una cadena pública de supermercados es que "tardaría mucho en ser operativa y si quieres incidir sobre la inflación interesaría poder intervenir a corto y mediano plazo."
Unidas Podemos, ha argumentado que una cadena de establecimientos públicos sería bueno para poner fin a la especulación con los alimentos, pero además podría favorecer a otros eslabones de la cadena alimentaria, "como el transporte o el almacenamiento y procesado", que a la larga "beneficiará también al pequeño comercio a los que vendería a su vez a precios bajos."
Albert Recio coincide en este punto y subraya que una red de supermercados públicos "permitiría, organizar las cosas un poco diferente de las lógicas de las grandes superficies", así como la entrada de más competencia en el sector, una posibilidad que no ha gustado a los actores privados.
Desde la asociación de distribuidores y fabricantes de alimentos AECOC definieron la propuesta "como fuera de lugar", porque en España la cadena alimentaria privada es "muy eficiente" y tiene "mucha competencia", aseguraron unos minutos después de que Ione Belarra hiciera pública las intenciones del partido de izquierda si llegara a posiciones de Gobierno en las próximas elecciones.
La idea de "más competencia" se traduciría en algo de alivio para los bolsillos de los ciudadanos, valora el profesor de Economía, que pone de ejemplo que "cuando el sector público en Cataluña creó parking públicos, los privados tuvieron que bajar los precios", aunque duda y esto es ya "la cuestión más discutible", de que una cadena de supermercados públicos, sea " lo más eficaz para luchar contra la inflación."
El economista, que simpatiza con la idea, considera que "el primer problema" que tendría la intervención del Estado es, por una parte, que no existen "estadísticas fiables de cómo se forman los precios", por lo que complicado saber quiénes están especulando.
"Unos y otros se acusan de que les pagan poco", y sin saber exactamente si los supermercados se están cargando con un exceso de beneficios" es difícil actuar, explica este economista que expresa sus dudas sobre la responsabilidad de los distribuidores en la inflación.
"El que no tengamos información seria de las cosas es una derivada del neoliberalismo. Sería crucial saber dónde provienen los aumentos de precios ", y para saber dónde está la verdad, Albert Recio propone "tener un observatorio de precios" para aclarar la opacidad y "saber cómo se fijan los precios, dónde hay un aumento de precios, de dónde provienen los aumentos. Esto no lo tenemos."
Otro de los puntos sobre la viabilidad de la propuesta de Podemos es que al frente del proyecto a personas capaces. "El requisito es que tuviera una gestión eficiente, lo cual quiere decir que los gestores tiene que conocer los sectores en los que se van a meter", porque -advierte- "no el primero que colocas va a servir." En España cada vez que se habla de la gestión pública, salen los defensores que claman al cielos en nombre de la libertad de mercado, "una definición ideológica" al decir de este economista que aclara que el sector de la alimentación está en mano de cuatro grandes empresas.
Otro tanto a favor de lo público llega de Mariana Mazzucato, directora del Instituto para Innovación y Propósito Público en University College London y autora de 'El Estado emprendedor' que defiende el papel de los poderes públicos, que "lejos de limitarse a intervenir en el mercado para subsanar posibles errores o abusos, ha actuado en muchos momentos como "la organización más audaz del mercado, capaz de asumir las inversiones de mayor riesgo para impulsar el crecimiento económico."
"Las grandes distribuidoras, como Mercadona funcionan como microestados, gestionan una gran cantidad de procesos productivos que no son directamente propiedad de ellos", razona Albert Recio, que ve al Estado con capacidad para hacer una red de supermercados públicos. "La cuestión que ya es más discutible, es si esto es lo más eficaz para luchar contra la inflación".
La formación de izquierda propuso los mercados públicos para atajar los altos precios de los alimentos en los supermercados. Albert Recio, especialista en Economía Aplicada duda de si esta sería la solución para resolver un problema complejo que depende de muchos factores.
"Una parte de la inflación, sobre todo la alimentaria, sospecho que hay un elemento de aumento de costes en origen y de aumento de costes derivados de la sequía. La sequía es otro tema, que es el tema del cambio climático y la crisis ecológica" y eso "no lo puede resolver el Estado por mucho que apriete los márgenes".
Los precios de los alimentos siguen disparados, a pesar de la bajada del IVA , que se ha revelado un fracaso. Un mes después de que la medida entrara en vigor, en los estantes, los ciudadanos volvimos a encontrarnos los mismos precios.
"El tema de la inflación es un tema más complejo y que por eso focalizar todo el tema de la inflación en las cadenas de supermercados es en lo que tengo más dudas", admite el profesor de Economía, que a mi pregunta sobre cómo bajar los precios de los alimentos propone un impuesto a los actores que estén especulando de forma abusiva.
Albert Recio insiste en que la solución para bajar los precios de alimentos, visto que a corto plazo crear una cadenas de supermercados públicos es inviable, sería "actuar directamente dónde se detecte el aumento de precios. Una regulación mejor de precios cambiaría, como en el sector eléctrico."
Con esta solución los que están teniendo márgenes exagerados de beneficios tendrían que "pagar un impuesto, de la misma manera que se ha actuado sobre la banca: un impuesto y esto lo puede redistribuir, no tanto en precios, sino en renta básica que al final es una forma de devolverle a la gente el dinero que le quitan por otro lado."
El economista -reconoce- que esta solución "es complicada" por la resistencia de los 'afectados' a renunciar a ganar más... "Ya hemos visto la resistencia que tienen los bancos a que les pongan impuestos y siempre hay muchos que aplauden a los pobres bancos."