Un destacado colaborador de Alberto Núñez Feijóo defendía que "los símbolos son importantes y movilizan" después del subidón de haber llenado la icónica plaza de toros de Valencia este fin de semana. Pero si hay un símbolo que escenifica mejor que ningún otro las noches de euforia electoral del Partido Popular es el famoso balcón de Génova, 13. El que estrenó Aznar en 1996 cuando le ganó las elecciones a Felipe González mientras una multitud enfervorecida gritaba "¡Pujol enano, habla castellano!" y en el que Mariano Rajoy botaba de alegría con su gracejo natural celebrando la mayoría absolutísima de 2011.

Ahora el equipo de Feijóo sopesa si habrá foto del gallego en el mítico balcón la noche del 28 de mayo al calor (o no) de los resultados de las autonómicas y municipales. Sería su primer balcón desde que tomó las riendas del PP y una imagen muy potente pero los fontaneros de Génova aún no han tomado la decisión. Ni siquiera han empezado a hablar de ello. Antes quieren esperar a ver los 'trackings' electorales internos que les pasen este miércoles cuando mucho voto de los indecisos ya esté decantado a favor de un lado u otro.

Fuentes del máximo nivel de la dirección nacional justifican esas dudas en que esa noche el protagonismo debe de ser de los barones territoriales y que su jefe tiene muy presente sus tiempos no tan lejanos como presidente de la Xunta de Galicia. "Entonces no sentaba muy bien que desde Madrid se festejaran las mayorías absolutas de Galicia", admiten.

Más allá de eso, en Génova quieren tener más o menos claro qué podrán celebrar la noche del 28 de mayo en ese balcón. ¿Una victoria en lo comicios locales? Cuentan con que están cerca de lograrla aunque admiten que los números están muy ajustados, los alcaldes del PSOE muy fuertes y les toca recuperar el millón y medio de votos que perdieron en 2019.El CIS daba ayer como vencedor al PSOE aunque en voto directo -sin aplicar la cocina de Tezanos- el PP se coloca como primera fuerza por un escaso margen. No serían unos números lo suficientemente rotundos como para vender el cambio de ciclo que los populares ansían de cara a transitar con garantías el camino hacia La Moncloa a finales de año.

La alternativa sería saludar desde ese balcón los triunfos que barajan en Valencia, Aragón, La Rioja, Baleares, Cantabria o Canarias por encima del PRC de Miguel Ángel Revilla y Coalición Canaria según señalan las encuestas que manejan. Claro que eso no significa tener asegurado el Gobierno en esos territorios y vender poder territorial. El feudo Murcia se revalidaría con comodidad pero la única mayoría absoluta que contemplan hoy por hoy es la de Isabel Díaz Ayuso en Madrid y tampoco eso está del todo claro porque todo se decidirá por un puñado de votos en una 'foto finish' de infarto.

El equipo de la baronesa madrileña no suelta prenda sobre si ellos pelearán por colocar el balcón de las victorias el próximo domingo y como se gestionaría esa foto con la actual dirección nacional en caso de que se le dé luz verde. De hecho la famosa terraza está en la planta primera de Génova, 13 donde se ubica la sede del PP de Madrid y dominios de Ayuso. El resto del edificio es territorio de Feijóo.

Hace dos años fue el escenario de una tremenda bronca entre Miguel Ángel Rodríguez (la persona en la que más confía Ayuso y jefe de Gabinete) y Pablo Casado. Los populares celebraban la victoria arrolladora de Ayuso en los comicios repetidos de Madrid y antes de terminar siquiera de recontar los votos Miguel Ángel Rodríguez -MAR para amigos y enemigos- reclama que Ayuso salga sola al balcón de Génova durante 30 segundos donde se ha congregado una multitud de 'ayusers' que corean el nombre de la presidenta. Una petición que es rechazada de plano por el equipo del por entonces presidente del PP. La negativa provoca la cólera de MAR que de inmediato manda un mensaje al teléfono de Casado. "Me has demostrado ser una mala persona", le recrimina.

Los colaboradores más estrechos de Pablo Casado después contarían que ese texto iba acompañado de insultos tipo "mierda" o "hijo de puta". Al final se apelotonan en ese espacio además de Ayuso y Casado, el número dos del partido Teodoro García Egea, José Luis Martínez-Almeida y el presidente y la secretaria general del PP de Madrid, Pío García-Escudero y Ana Camins. De esa foto sólo sobrevive políticamente el alcalde y como senador raso Pío García Escudero. El resto ha sido fumigado por la ira de Ayuso y MAR que dicho sea de paso fue el ideólogo del balcón hace casi tres décadas como asesor de Aznar.

El balcón de marras hace sólo 15 meses estaba desahuciado. Pablo Casado había dado orden de deshacerse de la sede nacional del partido para soltar lastre y poner distancias con los casos de corrupción que seguían asediando a los populares. El edificio de Génova se había convertido en un símbolo de esa corrupción después de que la justicia determinara que la millonaria reforma de la sede se pagó con dinero negro de la trama Gürtel.

Una decisión que no consultó con los barones territoriales y que no gustó nada a Alberto Núñez Feijóo. Así que cuando se puso a los mandos del PP dio marcha atrás con el argumento de que "los edificios no delinquen" y que sólo contemplaría la venta del buque insignia del PP en caso de necesitar financiación o por cuestiones de tesorería.

Indultado por Feijóo ahora está por ver si el icónico balcón de Génova, 13 se estrenará con el gallego en la noche del 28 de mayo y qué podrán celebrar finalmente los populares.