Después del subidón de Valencia los fontaneros de Génova se arremangan y ahora se centran en la estrategia a seguir en esta última semana de campaña que consideran clave. Calculan que hay una bolsa de indecisos de algo menos del 20% y que uno de cada cuatro votantes decidirá qué papeleta escoge en la recta final que queda hasta poner las urnas el 28 de mayo. La clave estará en conseguir arrastrar hasta sus siglas al mayor número de ellos. El modelo que van a replicar es el que se siguió en Andalucía hace un año. Entonces Juanma Moreno se volcó justo en el tramo final de campaña en concentrar el voto útil en torno a su persona y con eso consiguió arrasar con una mayoría absoluta histórica.
Es exactamente lo que pretende hacer este 28M Alberto Núñez Feijóo en estos últimos cinco días que le quedan por delante. Empezó ayer en Valencia tirando de su tono más mitinero con una apelación expresa por vez primera al votante de Vox que a partir de ahora será constante . Unas siglas que hasta la fecha no había mentado ni una sola vez en sus mítines. También se dirigirá al electorado que todavía conserva Ciudadanos y que los populares aún no se han comido, y a los desencantados con el PSOE. Todo con el objetivo de meterle a un acelerón al trasvase de voto en torno a las siglas del PP.
"Sé que hay un voto liberal y de centro que se ilusionó con Ciudadanos. Sé que hay votantes de Vox que quieren gobiernos fuertes y votantes socialistas que les avergüenza el rumbo del país. A todos esos españoles vengo a pedir el voto en torno al PP para hacer posible el cambio y la buena política", rugía ayer en una plaza de toros abarrotadas.
Para conseguirlo el líder del PP seguirá insistiendo en los ejes sobre los que ha pivotado hasta el momento la campaña. Esto es: lo que ellos llaman mentiras de Sánchez y que contabilizan todos los días desde sus redes sociales con la coletilla de "vamos a denunciar mentiras tralará", los pactos con Bildu o la ley del ‘sólo sí es sí’. "Es imprescindible unir el voto en torno al PP. Si quieres cambio vota al PP. Que vuestro voto no sirva para avalar a Pedro Sánchez y a Ximo Puig", clamaba ayer Feijóo desde el albero valenciano en el que se estrenaba como líder de los populares.
En el Partido Popular calculan que el 2 o 3% del voto residual que todavía conservan los naranjas podría complicarles unas aritméticas hoy por hoy muy ajustadas. Esos restos podrían facilitar al PP en muchos casos un concejal o un diputado más si finalmente van a su saca. Tal y como está el tablero electoral de ajustado serían fundamentales para amarrar una victoria que en la mayoría de los territorios se decidirá por un puñado de votos .
Génova cuenta con poder concentrar el voto de la derecha en su marca y así minimizar la capacidad negociadora de la formación de Santiago Abascal. Creen que ahí tienen margen para crecer igual que ocurrió en Andalucía cuando neutralizaron a la entonces candidata de Vox, Macarena Olona. Aun así al PP no le va a quedar más remedio que entenderse con la extrema derecha en muchos territorios en los que dan las sumas.
Los populares entienden que el PSOE cuenta con un electorado mucho menos movilizado y a ese caladero también se dirigirá la estrategia de Génova esta última semana agitando las polémicas listas de Bildu. Están convencidos de que les está funcionando porque en sus ‘tracking ‘ electorales siguen subiendo de manera sostenida aunque en la recta final de la campaña ya no será el tema central de la campaña de los populares. En el caso de Valencia, la comunidad que decidirá en buena parte quién ha ganado las elecciones en la noche electoral del 28 de mayo, el trasvase de papeletas del PSOE al Partido Popular es del 11% según fuentes del partido en ese territorio consultadas por NIUS.
En la dirección nacional del PP no ocultan su euforia por haber llenado ayer el coso valenciano con doce mil simpatizantes según sus crifras. Señalan que “es un sondeo en sí mismo” y la mejor expresión de la “tremenda” movilización que existe entre sus filas frente a un PSOE que no consigue, dicen, entusiasmar a sus bases.
Algunos dirigentes reconocían ayer que tuvieron algunas dudas sobre si lograrían el objetivo de llenar y ganar en la guerra cifras al presidente Pedro Sánchez que el día anterior en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia había congregado a seis mil simpatizantes. “Los símbolos son importantes y movilizan. Es una inyección de moral para afrontar la semana final de campaña con optimismo”, subraya uno de los más estrechos colaboradores del gallego.
El coso valenciano es un lugar fetiche para los populares. El icono de las grandes mayorías absolutas de Aznar y Rajoy. Unos viejos tiempos que no volverán porque en Valencia todo está muy ajustado y el escenario muy abierto.
Ganar en votos al PSOE en Andalucía donde los comicios se juegan únicamente en clave municipal es la otra baza con la que cuentan los populares para instalar la misma noche del 28M la idea de un cambio de ciclo. El objetivo es ganar en las ocho capitales de provincia andaluzas.
Están seguros de que barrerán con mayoría absoluta en Málaga, Almería, Córdoba y casi seguro Granada, aunque admiten que Cádiz y sobre todo Sevilla las cosas están bastante más ajustadas.
Una victoria clara en Andalucía replicando la de Juanma Moreno en las autonómicas del año pasado permitiría a Feijóo afrontar de manera más cómoda las elecciones de finales de año. Andalucía es la comunidad que más escaños reparte al Congreso con un total de 61. Madrid la tercera con 36 y Valencia la cuarta con 32.