Semana decisiva de campaña: el fantasma de ETA como protagonista y la duda sobre su impacto electoral
La presencia de etarras en las listas de Bildu trastoca la campaña de Sánchez que intentará retomar la iniciativa en la fase final con la economía
El PP aprovecha la polémica para cargar duramente contra el presidente por sus pactos con Bildu y mantendrá la presión hasta el último día
El PSOE necesita movilizar a sus potenciales electores que están en la abstención y está por ver cómo influye el caso Bildu en el voto
La campaña electoral entra en su fase decisiva con el fantasma de ETA monopolizando el debate 12 años después de que la banda terrorista dejase de matar. La presencia de etarras en las listas de Bildu ha descolocado al PSOE y ha desplazado el foco de las medidas y anuncios sociales de Pedro Sánchez a sus pactos con los independentistas contra los que clama la derecha e incomodan a algunos barones socialistas que se juegan su poder en las urnas el 28 de mayo.
Durante la primera semana de campaña no se ha hablado de otra cosa. Todo ha sido Bildu y poco espacio ha quedado para lo demás. La estrategia diseñada por el comité electoral del PSOE de marcar la agenda y llevar la iniciativa con propuestas del presidente del Gobierno se ha visto alterada aunque Ferraz defiende que su campaña no ha variado ni un milímetro.
MÁS
El PSOE pasa página de la polémica de Bildu pero el PP la mantendrá toda la campaña
Vox frena su fuga de votos al PP mientras Sumar sigue captando votantes del PSOE y de Podemos
Anuncios para fans de Sabina y exclusión para quienes visten de Prada: así dirigen los partidos su propaganda electoral online
¿Cómo influirá la polémica en el voto? ¿Beneficiará al PP? ¿Perjudicará a los candidatos del PSOE?. Son las grandes incógnitas que solo se despejarán el próximo domingo cuando se abran las urnas. Sobre el papel coloca a los socialistas a remolque, a la defensiva justo cuando necesitan movilizar a un 15% de sus antiguos votantes que todavía no ha decidido ni siquiera si va a acudir a votar. La abstención es ahora mismo la mayor preocupación en la dirección del PSOE que es consciente de que su electorado siempre está más desmotivado que el de la derecha como refleja el CIS en todas sus encuestas. Según la última, un 79,9% de votantes del PSOE dice que irá a votar con seguridad, en el PP lo hará un 86,5% y en Vox un 84,5%.
El PP, que ha planteado estas elecciones como un plebiscito sobre Sánchez, se ha lanzado con toda la artillería contra el Gobierno y va a mantener su presión hasta el final para que Sánchez aclare si seguirá pactando con el partido de Otegi después de las elecciones. Alberto Núñez Feijóo ha resucitado su línea más dura de oposición con un asunto que le sirve además para contrarrestar los buenos datos económicos y los avances en materia social que exhibe el Gobierno.
La ofensiva del PP contra Sánchez
El riesgo que corren ahora los populares es pasarse de frenada. La escalada verbal de algunos de sus dirigentes con Isabel Díaz Ayuso al frente se les puede volver en contra. Para la presidenta madrileña "ETA está viva y en el poder", además ha pedido la ilegalización de Bildu aplicando la Ley de Partidos a pesar de que la dirección nacional de su partido ya ha dicho que no lo cree posible. En Génova esas palabras generan malestar pero nadie la ha desautorizado.
En una especie de reparto de papeles Ayuso busca captar voto de Vox para afianzar una mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid que tiene al alcance de la mano y Feijóo pretende atraer a votantes socialistas enfadados con Sánchez y sus pactos con Bildu. La lectura del PSOE no tiene nada que ver. Hurgan en la herida de la supuesta debilidad interna del líder del PP incapaz de parar a una Ayuso que le marca el paso y lleva la voz cantante. Para los socialistas el único que va a sacar tajada de esta polémica es Vox.
Es un presidente más generoso con los verdugos que con las víctimas (Alberto Núñez Feijóo)
Cuando en España ETA no es nada, para ustedes ETA es todo (Pedro Sánchez)
Creen además que todos los dirigentes del PP han entrado en una "competición de barbaridades". Recuerdan que Feijóo, en el cara a cara con Sánchez esta semana en el Senado, hizo una acusación gravísima. "Es un presidente más generoso con los verdugos que con las víctimas", le espetó Feijóo. "Cuando en España ETA no es nada, para ustedes ETA es todo", le respondió el presidente. A eso se unen unas palabras del senador del PP, Pedro Rollán, que el PSOE tacha de miserables: "Los cimientos de la ley de vivienda están sobre las cenizas del atentado de Hipercor".
Algunas víctimas del terrorismo ya han mostrado su indignación con las palabras de Ayuso. COVITE, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo que denunció la presencia de 44 etarras en las listas de Bildu, ha arremetido contra la líder madrileña por banalizar a las víctimas. Consuelo Ordoñez, presidenta de la asociación y hermana de Gregorio Ordoñez asesinado por ETA, la ha acusado de "no respetar a los muertos de ETA ni a sus familiares".
¿Quién se movilizará más tras el caso Bildu?
La situación podría ser similar a la que se vivió en 2008. Mariano Rajoy, que en 2005 le espetó a Zapatero que "había traicionado a los muertos de ETA", se presentó a aquellas elecciones generales cabalgando sobre una intensa y durísima campaña contra el presidente socialista por sus contactos con la banda. Aquello activó a los populares pero tuvo un efecto rebote y provocó una reacción de la izquierda que se movilizó y dio la victoria al PSOE con más de 11 millones de votos. Después llegó la crisis económica y tres años después el PP ganó las elecciones con mayoría absoluta, 186 escaños, y un discurso basado en la economía.
La cúpula socialista considera que ahora también podría haber un efecto movilizador en su electorado. En cualquier caso, la presencia de condenados por terrorismo en las candidaturas de Bildu pilló con el pie cambiado al Gobierno que tardó en reaccionar. Durante dos días el presidente y sus ministros optaron por el silencio mientras el PP le reprochaba sus acuerdos con la izquierda abertzale durante toda la legislatura. Fue en Washington tras reunirse con Joe Biden, en el primer día de campaña, cuando Sánchez proclamó que incluir a terroristas era "legal pero no decente". Un mensaje que ha ido repitiendo después.
La decisión de Bildu de que los siete etarras que tenían delitos de sangre renunciasen a ser concejales si eran elegidos supuso un balón de oxígeno para el Ejecutivo que desde entonces intenta pasar página y dar por zanjado el asunto sin lograrlo. Ese mismo día, Sánchez y Feijóo protagonizaron su enfrentamiento más bronco y agrio en el Senado con durísimos reproches sobre el terrorismo.
El malestar de los barones del PSOE críticos con los pactos con Bildu
Los barones socialistas más críticos con Sánchez por sus pactos como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, o el de Aragón, Javier Lambán, ya se han apresurado a desmarcarse y han dejado claro en sus mítines -con el jefe del Ejecutivo sentado en primera fila- que no quieren pactos con Bildu. "Con los asesinos de ETA ni a la vuelta de la esquina", dijo Page.
Sánchez había llegado a la campaña marcando la agenda con sus anuncios en materia de vivienda. No esperaba que ETA, doce años después, le reventara su estrategia aunque era previsible que el PP aprovechara el ruido de las listas para atacarle en lo que considera su punto más débil: sus socios parlamentarios. En esta última semana el líder socialista intentará recuperar terreno y mantendrá su línea argumental: gestión económica, propuestas, medidas sociales y "política útil". El PP estirará la polémica hasta el final retratando a Sánchez como un presidente en manos de los "herederos de ETA".