60 euros y una venganza por Instagram, los motivos de la muerte de un menor a manos de sus amigos en Ceuta

“Me está oliendo algo raro esto. Si me haces una trampa no te lo perdono en la vida”, dijo a una de sus amigas antes del encuentro en el que perdió la vida
El joven, de 17 años, desapareció en febrero de 2021 y la Policía Nacional encontró sus restos más de un año después en un descampado
Los agentes detuvieron a tres de sus “amigos”, acusados de acabar con su vida tras una paliza con un palo
“Si me haces una trampa, no te lo perdono en la vida”. Es el mensaje por Instagram momentos antes de que Carla y Hasan (nombres falsos al ser ambos menores) fijasen su encuentro. Hacía años que ambos eran amigos, pero su relación se había distanciado desde que esas navidades el segundo hubiera amenazado con enviar a los padres de otro amigo una foto del menor vestido de mujer. Era eso o hacer pública la imagen en redes sociales. No era la primera vez que usaban entre ellos aquello de la ciber-venganza para resolver sus problemas. Antes, la madre de Hasan habría recibido un vídeo del chico manteniendo relaciones con un señor mucho mayor que él. Un hombre de Marbella. “Me está oliendo algo raro esto”, le decía Hasan a su amiga antes del encuentro, fechado en febrero de 2021.
Ese día, la pista del joven de 17 años se perdió para todos, hasta que los agentes encontraron su cuerpo casi dos años después oculto entre la maleza de un paraje ceutí poco visitado. Sobre el papel, tres de sus amigos acudieron a la cita la tarde que desapareció, pero Hasan nunca se presentó. La tesis de la Policía Nacional, que detuvo a los tres amigos el pasado 30 de enero, es que juntos le trasladaron en coche hasta un monte cercano, le dieron una paliza de muerte y se deshicieron después del cuerpo en un descampado. Según la investigación del caso, fue Carla quien reconoció incluso que otro de los investigados le habría propinado varios golpes con un bate de madera hasta causarle la muerte. En el encuentro, según esta versión, estaba también su novio, mayor de edad e hijo de un Guardia Civil destinado en la zona.
Tras la desaparición, los agentes de la UDYCO de la Policía Nacional comenzaron a investigar al entorno del menor. Pronto centraron la mirada en esas tres personas que habían quedado con él la tarde de la desaparición. En un primer momento, todos negaron haberse visto con el chico, que les dio plantón y faltó a su cita. Carla presentó ante los agentes incluso los mensajes donde Hasan se mostraba esquivo ante ese encuentro, con la sospecha de que le podía pasar algo. Sin embargo, seis meses después otro de los amigos declaró ante los agentes que Carla le había dicho tras una noche de discotecas que su amigo Farid (también nombre falso al ser menor) había acabado con la vida del joven aquella tarde. Según esta versión, lo habría hecho por miedo de que la víctima desvelase a sus padres su condición sexual y publicase en las redes sociales pruebas de ello.
Menores y prostitución
Así, los testimonios dibujaron un submundo de menores que ejercían presuntamente la prostitución desde que tenían 14 años, que viajaban a la península en busca de Sugar Daddies, hombres mayores que pagasen importantes sumas de dinero para mantener sexo con ellos y que ofrecían sus servicios por medio de conocidas páginas de contactos en la red. Según estos testimonios, no era la primera vez que unos amenazaban a otros con hacer públicos en redes sociales o enviar a su familia vídeos de sus compañeros tomando drogas o practicando sexo. En esta ocasión, la relación entre los amigos se habría complicado tras la venta de un teléfono en mal estado y una supuesta deuda de 60 euros contraída en navidades. La noche de su desaparición, el teléfono móvil del menor estuvo operativo casi hasta las diez de la noche. Era sabido por todos que nunca se separaba de él, por lo que los agentes sospecharon de su desaparición forzosa. Además, no se había llevado dinero ni documentación de casa.
Finalmente, el pasado mes de enero los agentes cerraron el círculo y detuvieron a los tres testigos, dos de ellos menores, de lo que sucedió realmente aquella tarde. Según su relato posterior, llegaron con la víctima a un edificio abandonado, uno de los menores le propinó una paliza y acabó con la vida de Hasan de varios golpes con un palo de madera. Después, trasladaron su cuerpo a otra zona de la ciudad y se marcharon. Allí encontró la Policía Nacional lo que quedaba de él, además de la ropa que el joven vestía el día de la desaparición.
