El 8 de abril de 2003, en su entrada en Bagdad, tuvieron lugar los ataques del ejército de Estados Unidos contra distintos objetivos de la prensa extranjera, entre ellos el hotel Palestina, en el que murió el cámara de Telecinco José Couso. Desde entonces, su familia no ha cesado de luchar para que se investigara el caso y se hiciera justicia.
Dolida por estas dos décadas de impunidad, su viuda Lola Jiménez recuerda cómo se enteró casi en directo por la televisión de un ataque del que los estadounidenses ofrecieron varias versiones contradictorias. Así lo denuncia el hermano de Couso, David, dolido por “un crimen de guerra que los distintos gobiernos españoles no han tenido interés en investigar”. Como recuerda Wilfried Oheling, jefe de Internacional de Informativos Telecinco, los periodistas en una guerra tienen consideración de civiles.
Las sospechas de un ataque deliberado llevaron al juez Pedraz a dictar una orden de búsqueda y captura contra los militares estadounidenses. Sin embargo, las presiones de Washington, tal como revelaron los papeles de Wikileaks, y la reforma de la ley de justicia universal por el gobierno de Rajoy enfriaron en su día el caso.
La familia de Couso tiene ahora puestas sus esperanzas en el recurso presentado ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos para que se haga justicia con uno de los integrantes más queridos de los informativos de Telecinco, a quien sus compañeros, 20 años después, siguen recordando con cariño.