Los dirigentes de Vox y sus cuadros medios llevan mucho tiempo trabajando el voto de las comunidades evangélicas. No es extraño ver muchos fines de semana a su líder en Madrid, Rocío Monasterio, y a su pareja, el portavoz en el Congreso Iván Espinosa, acudiendo a sus misas en distintos polígonos de la capital. Así que les ha faltado tiempo para criticar el acto del pasado sábado en Madrid del PP con los "hispanos de Madrid" y en el que una polémica telepredicadora actuó como telonera de Alberto Núñez Feijóo.
"Nosotros mantenemos una relación fluida con la Iglesia evangélica. No hacemos actos puntuales. Lo que marca la diferencia es el día a día", ha subrayado Espinosa en rueda de prensa en el Congreso. El otro argumento definitivo en contra de la ofensiva de los populares con este nicho de voto -más de medio millón de potenciales electores- es que "no saben bailar".
La verdad es que a los líderes del PP, Feijóo, Ayuso y Almeida, les costó mover la cadera al ritmo de reguetón en este acto con la comunidad latina de la región que en opinión de Vox "no les ha salido como esperaban".
Fuentes del partido de Abascal aseguran que han mantenido conversaciones con algunos líderes evangélicos y les han trasldado que se sentían "avergonzados" por los imágenes del fin de semana. "No les gusta que los utilicen", añaden esas mismas fuentes. Ayer mismo los evangélicos pidieron a sus pastores que no usen su influencia pastoral para condicionar el voto tras el acto del PP con la polémica telepredicadora colombiana, Yadira Maestre Wilches. Fuentes de Vox reconocen que también han mantenido contacto con ella.
Iván Espinosa ha deslizado que a la presidenta de Madrid "sólo le interesan los latinos ricos" y que "poco tiene que ver" con los hispanos a los que convocaron el sábado. Con esa pulla el portavoz de Vox certificaba que las relaciones con Ayuso no atraviesan su mejor momento a dos meses de las elecciones autonómicas y municipales de mayo.
La semana pasada la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quiso escenificar que rompía relaciones con Vox porque decía que no quería caer presa de su "deriva". La formación de Abascal tumbó la ley que pretendía atraer inversión extranjera en la Asamblea regional y eso según Ayuso fue la gota que colmó el vaso de de su paciencia.
Hoy Vox ha querido contratacar registrando en el Congreso una iniciativa similar a la del Gobierno madrileño. Sostienen que a diferencia de la de Ayuso, su proposición no de ley busca incentivar por igual a los empresarios españoles y a los foráneos. "Vox reclama medidas para proteger por igual al capital extranjero pero también a las empresas españolas", mantenía Iván Espinosa haciendo oposición a la presidenta madrileña desde la Carrera de San Jerónimo.
Entre otras cosas proponen establecer incentivos para facilitar el retorno a España de las empresas que han deslocalizado su producción o Proteger a las empresas que tengan su sede y tributen en España. Una iniciativa que sin embargo no pusieron encima de la mesa en Madrid. "Ayuso no negocia", justifican.
Los de Abascal llevan toda la semana intentando explicar a sus potenciales votantes fronterizos con el PP por qué han tumbado los presupuestos de la Comunidad de Madrid o leyes como esta última.