A la misma hora en la que el líder de Vox, Santiago Abascal, le hacía un ofrecimiento envenenado a Alberto Núñez Feijóo para hacer "borrón y cuenta nueva" y "entenderse" de cara a futuros pactos de Gobierno, el presidente del PP se atrincheraba en su agenda esforzándose por hacer ver que lo de la moción de censura no iba con él. Visita mañanera a la embajada de Suecia que daba para el chiste fácil de 'Feijóo se hace el sueco' y luego foto con un trabajador de Génova para conmemorar el Día internacional del síndrome de Down. Hoy pondrá tierra de por medio y viajará a Bruselas.
El líder del PP no se ha asomado por el Congreso, se ha esforzado en que se notara su ausencia y se ha convertido en el elefante en la habitación más visible que nunca con Sánchez y Abascal interpelándole para que haga una cosa y la contraria.
Abascal urgía a Feijóo a votar juntos la moción de censura de Tamames para "entenderse mañana" y así cerrar futuros gobiernos de coalición con la vista puesta en las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo mientras Sánchez le reprochaba una y otra vez su "indecente" abstención. Abascal le afeaba sus coqueteos con el PSOE y le conminaba a recuperar la "sensatez, seriedad y principios" y Sánchez acusaba al PP de Feijóo de hacer un "pago en diferido" a Vox con su abstención.
Las presiones no han hecho mella en la piel del elefante de Feijóo y los populares no se moverán de la abstención.
"Ha sido un buen día para el PP sin necesidad de abrir la boca", sentencian desde el entorno del presidente popular. Consideran que las continuas menciones a su líder del 'censurante' y del censurado lejos de hacerles daño no reflejan más que la "gran debilidad" de ambos. "Vox y PSOE son dos partidos que se necesitan ante la pujanza demoscópica de un Partido Popular que gana votos a derecha e izquierda", insisten fuentes del grupo parlamentario popular. "Ha sido un buen día para el PP sin necesidad de abrir la boca", sentencian desde el entorno de Feijóo.
Ante el efecto 'sándwich' los populares optaban por no ceder su posición de centro convencidos de que sólo desde ahí se ganan las elecciones. "El PP está muy cómodo en la centralidad. Ni apuntalamos al Gobierno ni hacemos seguidismo de otros partidos", sentenciaba su secretaria general, Cuca Gamarra. No se sienten concernidos por la última oferta envenenada de Abascal para pactar ayuntamientos y gobiernos autonómicos tras el 28M que entienden como una encerrona para deleite de Sánchez.
Ante la incomparecencia de su jefe, Gamarra será la encargada hoy de fijar la postura del Partido Popular en una moción de censura diseñada por Vox para ponerles en apuros y que el presidente Sánchez ha cogido al vuelo para coger oxígeno político. La estrategia diseñada por Génova pasa por mostrar su alternativa y trasladar las razones para censurar a Sánchez en las urnas ignorando los cantos de sirena de la extrema derecha con una moción de censura que no tiene ninguna posibilidad de prosperar.
"Con esta moción Sánchez busca sobrevivir, que Yolanda Díaz se luzca mientras Vox intenta tener proyección y foco mediático desde la propaganda. Es una hoguera de las vanidades en la que los problemas de los españoles quedan al margen", insistía ayer Gamarra.
No quieren ser cómplices de darle una victoria "épica" a Sánchez que le reforzará en un momento de gran debilidad . Para ellos la verdadera moción de censura será en dos meses. Cuando se pongan las urnas el 28 de mayo para elegir a 8.000 alcaldes y 12 presidentes de comunidades autónomas. Hasta entonces en Génova creen que podrán rentabilizar el "error" de Vox. "Con esta iniciativa Vox no ha recogido ni un sólo voto pero nosotros algo sí recogeremos porque parte del electorado de Vox no entiende este movimiento", aseguran desde el entorno del presidente popular.
En Vox se declaraban ayer satisfechos porque consideran que han salvado los muebles y que su electorado ha entendido una iniciativa que ha puesto a los dirigentes de la extrema derecha y a sus bases de los nervios tras la catarata de entrevistas previas de Tamames cuestionando los pilares ideológicos de la formación de Abascal.
Respiran aliviados porque su candidato Ramón Tamames no les ha jugado ninguna mala pasada. "Las criticas a Tamames han quedado devaluadas", proclamaba después su portavoz Iván Espinosa de los Monteros.
El nonagenario exdirigente comunista esta vez no ha dicho nada en contra del ideario de Vox desde el escaño de Abascal. Ha pasado de puntillas por Cataluña porque "hoy no tocaba", ha criticado la ley de Memoria Histórica (él que fue luchador antifranquista), se ha quejado de que los inmigrantes sudamericanos y magrebíes consiguen trabajo antes que los españoles, ha reivindicado un '¡Gibraltar español!', y hasta ha ironizado con que Sánchez haya sacado al franquista Blas Piñar. Eso además de sacar la cara por Vox, un partido "perfectamente constitucionalista" ha dicho.
"Usted sale a la calle y nadie sabe quién es Blas Piñar mientras todo el mundo sabe que Largo Caballero, el Lenin español, es el responsable de la Guerra Civil española", replicaba a Sánchez después que este le recriminara que se prestara a protagonizar una moción de censura impulsada por los "sucesores" de Blas Piñar.
Hasta ahí todo bien. Salvo que Tamames, que no ha aplaudido ni una sola vez el discurso de Santiago Abascal, se le ha olvidado reclamar elecciones anticipadas para el próximo 28 de coincidiendo con las autonómicas y municipales tal y como había acordado con la dirección nacional de Vox.
En Vox creen que su líder Abascal -su principal activo electoral- ha cumplido con el objetivo de hacer un "recordatorio" de las "barbaridades" de la legislatura de Pedro Sánchez de cara a refrescárselo a su electorado a dos meses de las elecciones del 28M . Eso y atornillar a Feijóo.
"Veníamos con unas perspectivas tan bajas que estamos muy contentos", confesaba a NIUS un dirigente muy próximo a Santiago Abascal más tranquilo después de comprobar aliviado que Tamames esta vez no se ha saltado el guion trazado por Bambú. Una jugada muy arriesgada que reconocen les podría haber salido fatal.