La moción de censura de Vox con Ramón Tamames de candidato imposible acabó siendo carne de meme. Sin menosprecio a nadie. Así lo vieron los diputados de la cámara al definirla. Delirio, circo, esperpento, suicidio... esos han sido los calificativos que se han podido escuchar en el Congreso. No se esperaba otra cosa. De hecho, hasta el mismísimo Tamames, orgulloso y agradecido a primera hora de la mañana, se aburrió rápido de la misma.
Se aburrió de los discursos de Pedro Sánchez, de la dinámica del Congreso -donde nadie escucha a nadie y tampoco se contesta a nadie- donde todo es mitin, propaganda, gritos y sectarismo. Tuvo que esperar horas para poder hablar y cuando le tocó el turno, Tamames ya estaba cansado de estar allí. Lógico. Su tono de conferenciante no ayudó a que los demás despertaran del sopor. Solo algunas de sus réplicas lo lograron.
Tal fue así que el presidente del Gobierno hizo mutis por el foro tras usar la moción de censura para vender su gestión. Santiago Abascal acabó convencido del gatillazo aunque no lo reconozca y pidiera respeto a todos. Se habló de Gobierno Frankestein y también del de que puede llegar el de Pesadilla en Elm Street.
Ese es el nivel. Ni una propuesta, ni una idea ni un acuerdo. Memes, bromas e historias de madres que no encuentran soluciones a sus problemas.... incluso lanzadas desde Unidas Podemos, dentro del Gobierno. Tampoco las encontrarán tras esta moción con mala literatura y muchos clichés.
La única que aprovechó la moción fue Yolanda Díaz. Lo hizo para lanzar su candidatura electoral y apoyar a Pedro Sánchez, el presidente de todos que no es de ningún partido. Tamames se dio cuenta, y eso que ya estaba de vuelta. No apoya tanto Unidas Podemos a Pedro Sánchez. Usó la moción para arremeter contra Vox, y criticar al Gobierno del que forma parte. Las urnas, que es lo único que interesa, están cerca.
Debido a los problemas de movilidad derivados de su edad, el candidato de Vox, que no es de Vox, se colocó en los medios del coso parlamentario en un escaño al que subió apoyado en su bastón y en el hombro de un ujier del Congreso. Arriba, en la tribuna de invitados, le observaba su esposa Carmen y dos de sus hijos, acompañados del cerebro de todo lo acontecido en el hemiciclo, el escritor Fernando Sánchez Dragó.
Alberto Núñez Feijóo, se escaqueó del pleno, y visto lo visto, no se perdió nada. Abascal lanzó andanadas ya oídas contra Pedro Sánchez. Ni siquiera le aplaudió Tamames. El presidente llamó cobarde a Abascal. Por telonero y por no hacer la mili. Y a Feijóo le recordó que su abstención era un pago en diferido a Vox. Le gustan al presidente estas frases que buscan titulares. Abascal se revolvió al ser llamado cobarde y contestó que no hizo la mili porque pidió prórroga cuando era concejal en Llodio, protegido de ETA por dos escoltas, y luego el servicio militar dejó de ser obligatorio.
Un tercio del hemiciclo se había ido a tomar café cuando el presidente ha calificado a Ramón Tamames de "señuelo" de Abascal. Cómodo en su papel, le ha retado a presentar una tercera moción de censura.
Ramón Tamames habló y se le olvidó o no quiso pedir lo que todos esperaban, elecciones anticipadas. Sánchez ha tenido un tono amable con Tamames pero alguna pulla le ha soltado. Le ha situado junto a los herederos de Blas Piñar, diputado que fue en la Transición de la ultraderechista Fuerza Nueva, pero también en los postulados del PP de Rajoy y su "viejo modelo neoliberal". Tamames le ha contestado que la gente no sabe quién es Blas Piñar pero sí Largo Caballero.
El tiempo pasaba y cuando Sánchez llevaba 45 minutos de discurso el candidato ha levantado el brazo ostentosamente, disgustado, y se ha quejado ante la presidenta del Congreso, Meritxell Batet: "Que usted venga con un tocho de 20 folios...". Risas de Vox, aplausos.
La sesión ha seguido por la tarde con los portavoces de los grupos parlamentarios, a los que Tamames ni ha contestado. Una moción de meme aunque Vox pidiera respeto por Tamames. Tal vez la mejor muestra de respeto habría sido no haberle metido en este nuevo circo de la política española. Luego alguien se pregunta por qué no tienen crédito.