En Vox ya lo tienen asumido y aceptan “el riesgo” de que un exdirigente comunista lidere la moción de censura de un partido de extrema derecha. “Tamames no va a hablar en nombre de Vox. La figura no es de Vox”, admite a NIUS una voz con autoridad dentro de la formación de Santiago Abascal. Para ellos eso es precisamente lo que imprime fortaleza a la moción de censura que registran este lunes. “Espero que no nos critiquen por extremistas y a la vez por presentar un símbolo de la reconciliación al que nadie colocaría como extremista”, asegura esa misma fuente.
Tras tres semanas de negociaciones intensas lo que sí han cerrado es el compromiso de que como candidato de Vox a la presidencia del Gobierno, Ramón Tamames exigirá a Pedro Sánchez que adelante las elecciones generales al 28 de mayo. Los de Abascal quieren que se celebren el mismo día de las autonómicas y municipales en un ‘superdomingo’ electoral. “Sería lo lógico. Nos ahorraríamos seis meses de Sánchez. Ese es el objetivo principal de la moción de censura”, explican desde la dirección del partido.
Para eso cuentan con que Tamames pueda subirse a la tribuna del Congreso de los Diputados antes del 3 de abril. Esa es la fecha límite para hacer coincidir las tres citas electorales a finales de mayo. Tienen asumido que el juego del calendario no depende de ellos aunque creen que lo normal es celebrar el pleno de la moción de censura como muy tarde en un mes. Saben que formalmente esa decisión es de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, pero es el Gobierno quien controla los tiempos y será “cuando quiera” el presidente Sánchez.
En Vox no ocultan que el proceso hasta alcanzar un acuerdo con el economista de 89 años ha sido “lento” para que no hubiera “desacuerdos” en “muchísimas cuestiones”. Tamames va por libre y mantiene posturas muy distintas en cuestiones medulares para la extrema derecha como la violencia de género, el aborto, la inmigración o el estado autonómico del que él fue defensor en la Transición. “No hay ningún veto de nada”, aseguran desde el entorno de Abascal. Cuestionan que 25 años después su compromiso con la organización territorial del Estado sea ahora tan firme. “No estamos muy lejos de Ramón en esos temas”, señalan.
“Con sus matices e ideas, coincidimos en el fondo”, añaden esas mismas fuentes. Y el fondo es “echar” a Sánchez aunque asumen que es misión imposible controlar al cien por cien al histórico militante comunista, luchador antifranquista, después dirigente del CDS y en los últimos tiempos colaborador de la fundación Disenso, el laboratorio de ideas de Vox
Tamames lleva semanas trabajando en su discurso de investidura y guarda celosamente su contenido porque dice se lo debe a los 350 diputados del Congreso. Ha dejado caer que la economía y la política exterior tendrán un peso importante y confirma que nadie en Vox le ha prohibido hablar de ningún tema. “Me han dado absoluta libertad y voy a decir lo que piense sin vetar nada”, ha dejado claro en la ronda de entrevistas que ha dado desde que se confirmó oficialmente su candidatura en la tarde del miércoles.
Hasta Ramón Tamames tiene escasa fe en sus posibilidades de convertirse en presidente del Gobierno de España. De eso va la moción de censura. Sabe que el esfuerzo será inútil y no irá a ninguna parte porque Vox sólo cuenta con los votos de sus 52 diputados. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha reiterado que se abstendrán en lo que ha calificado de “show parlamentario”. Él no participará porque no es diputado. Lo lamenta el propio Tamames que no oculta su simpatía por el dirigente popular.
Para los de Abascal eso es lo de menos. Cuando quedan menos de cien días para el 28M, creen que la censura a Sánchez les da “visibilidad” de cara a las elecciones autonómicas y municipales. También les permite marcar agenda en un momento en el que se encontraban muy desdibujados.
Santiago Abascal será el encargado de pronunciar el discurso de Vox para fijar la posición de partido. Es su principal activo y volverá a llevar el peso de la campaña electoral. Muchos de los suyos no comprenderían que después de renunciar a liderar la moción de censura también diera un paso atrás y no subiera a la tribuna del Congreso a defender la candidatura del viejo profesor. Sobre todo después de haberle metido en este embolado.