La manifestación de este sábado en Cibeles llama a una "masiva respuesta cívica y combativa" contra las decisiones de Pedro Sánchez de eliminar la sedición y rebajar la malversación. Los convocantes defienden la Constitución y "nuestras instituciones", alertan del "deterioro de la democracia" y denuncian a un Gobierno "sostenido por independentistas, populistas y herederos de ETA" que tiene "un plan oculto" para subvertir el orden constitucional.
Los mismos argumentos que esgrime el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo día si y día también en su oposición de choque total contra el Gobierno de coalición. Muchas de las asociaciones que convocan están en la órbita del PP. Y así y todo Feijóo no estará hoy en Cibeles protestando contra Sánchez. Ni él ni la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Tampoco el alcalde José Luis Martínez-Almeida, ni la número dos Cuca Gamarra (que sí acudió en a la manifestación de Barcelona en defensa del castellano) ni el número tres Elías Bendodo, ni mucho menos su flamante portavoz Borja Sémper.
El PP hace equilibrios. Feijóo aseguraba ayer que su partido "respalda inequívocamente" la manifestación pero ordena perfil bajo y eso también va por Ayuso. De la dirección nacional acudirán su mano derecha, Miguel Tellado, y el responsable de política local Pedro Rollán, además de la presidenta de Nuevas Generaciones, Bea Fanjul. Quien no se lo perderá es Cayetana Álvarez de Toledo, verso suelto del PP que ya ha retado a su jefe. "Esta izquierda que suelta a violadores y golpistas no va a decirnos con quién podemos hacernos una foto", soltaba esta semana.
Dicen que es porque no quieren "quitar protagonismo" a la sociedad civil, que ellos no son los que convocan y que los partidos "no deben patrimonializar" la protesta. Eso mientras Ayuso que presume de ser el ariete contra Sánchez se escudaba en su papel institucional para no acudir a la cita 'antisanchista' mientras les brindaba "todo" su apoyo a la manifestación.
Sin nada que ganar, los populares quieren evitar una nueva foto de Colón esta vez con el escenario de Cibeles. Hasta la fecha Feijóo las ha eludido todas y ha dejado claro que no le interesa hacer un frente común de las tres derechas contra la reforma del delito de sedición. Menos en la semana de mayor tensión con Vox a cuenta del plan antiabortista y que ha estado a punto de hacer saltar por los aires el Gobierno de Castilla y León. Ayer escenificaba el cierre de filas con el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, con una catarata buscada de saludos y abrazos ante las cámaras mientras a escasos metros de Pedro Sánchez.
Quienes harán un desembarco en Cibeles en toda regla será todo Vox con su presidente a la cabeza acompañado de la cúpula nacional y numerosos dirigentes regionales. Lo de dejar el protagonismo a las organizaciones convocantes no va con ellos y tratarán de patrimonializar la protesta. Santiago Abascal hará declaraciones a los medios de comunicación y volverá a poner al PP de Feijóo ante el espejo de sus propias contradicciones. Lo ha hecho esta semana con el protocolo antiabortista y repetirá jugada con la cuestión territorial para marcar perfil propio y evitar que se le sigan yendo votantes a las filas populares.
La tercera pata del banco, Ciudadanos, tampoco fallarán a la cita. Allí estarán Inés Arrimadas y la vicealcaldesa de Madrid Begoña Villacís pero la nueva dirección del partido encabezada por Patricia Guasp, ha declinado acudir.
Más de un centenar de asociaciones y colectivos de la sociedad civil secundan la manifestación de este sábado en la madrileña plaza de Cibeles contra el Gobierno y bajo el lema 'Por España, la democracia y la Constitución’. Los promotores son Foro España Cívica -presidida por Mariano Gomá que también fue presidente de 'Societat Civil Catalana'- y Fundación Foro Libertad y Alternativa, liderada por el exdirigente del PP y de Vox, Alejo Vidal-Quadras.
Detrás de la protesta está la plataforma de Rosa Díez Unión 78, Libres e Iguales, Convivencia Cívica Catalana, S'ha Acabat, Dignidad y Justicia, Diálogos en Libertad, la Asociación por la Tolerancia, la Fundación DENAES que en su día presidió Abascal antes de saltar a Vox, la Fundación Disenso, el 'think tank' de Vox o 'Pie en Pared', la organización promovida por Marcos de Quinto y Juan Carlos Girauta.
En la semana en la que la cuestión del aborto ha vuelto a todas las portadas de los periódicos y los informativos de televisión, el lobby antiabortista también aprovechará para marcar músculo y protestar contra Sánchez y contra Feijóo si se tercia. 'Neos', la organización ultracatólica impulsada por el exministro de Interior y antiguo eurodiputado del PP Jaime Mayor Oreja y la expresidenta del Partido Popular del País Vasco María San Gil, y 'Hazte Oír' presidida por Ignacio Arsuaga y que ha tachado a Feijóo de "cobarde" y "acomplejado" por rechazar el plan antiabortista de Vox en Castilla y León.
Los promotores de la manifestación pretendían exhibir músculo contra el Gobierno en una año electoral clave en la plaza de Colón. Es su lugar fetiche, le ha puesto nombre ('la foto de Colón') a una imagen maldita para el PP, y es epicentro de todas las protestas contra los gobiernos socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero y ahora de Pedro Sánchez.
El 9 de diciembre, justo después de que el Consejo de Ministros aprobara la polémica derogación de la sedición y la rebaja de la malversación, acudieron a la Delegación del Gobierno para reservar la plaza madrileña. La Delegación tumbó la solicitud por presentarse antes de plazo. Tiene que hacerse en los treinta días previos al acto. Así que se volvió a comunicar por registro telemático y correo electrónico el trigésimo día anterior a la manifestación.
Esta vez llegaron tarde. Por veinte minutos se les adelantó otro solicitante, la organización ultra 'Fuerza España', que a través de un particular reservó Colón antes que ellos para protestar contra el "golpe de Pedro Sánchez"'. La adjudicación de los emplazamientos para manifestarse se hace por estricto orden de llegada pero los convocantes de la manifestación "constitucionalista" creyeron ver detrás la mano negra del Gobierno para impedirles manifestarse.
Denunciaron "abuso de derecho y fraude de ley" pero no presentaron recurso y optaron por el plan B: marchar desde la Plaza de la Independencia hasta Cibeles confiando en llenar las calles y hacer una demostración de fuerza contra Pedro Sánchez.