En Moncloa están convencidos de que en el cuerpo a cuerpo Pedro Sánchez gana por goleada a Alberto Núñez Feijóo. Ha habido dos grandes duelos parlamentarios entre los dos en el Senado -la Cámara donde se sienta el líder del PP- y el presidente del Gobierno ha forzado un tercero a finales de enero, mes inhábil en el Parlamento. La fecha está por confirmar pero podría ser el día 31.
Con los datos económicos como bandera, las medidas anticrisis debajo del brazo y las tensiones entre el PP y Vox por la polémica del aborto, el presidente intentará atornillar a Feijóo, retratar al líder de la oposición que sigue disparado las encuestas y desmontar lo que el PSOE califica como "falsa moderación". "Feijóo es cómplice" y su posición sobre el aborto es la misma que la de Vox. Fue el principal mensaje del Gobierno tras el Consejo de Ministros. Otra vez cobra fuerza la idea de identificar al PP con el partido de Santiago Abascal y alertar de los retrocesos que supondría la "coalición del miedo", como la ha calificado Ferraz.
Sánchez va a por todas en este año electoral, ya marcó la estrategia del PSOE en la primera reunión del año, y no va a desaprovechar ninguna oportunidad para confrontar con el PP para intentar remontar los sondeos. El formato de un debate en el Senado beneficia siempre al presidente del Gobierno que tiene mucho más tiempo que el líder de la oposición para exponer sus propuestas y defender su gestión.
"Ya saben ustedes que nos gusta mucho debatir, nos gusta mucho debatir sobre todo en el Senado", ironizó el ministro Félix Bolaños cuando anunció la comparecencia del presidente a petición propia, como las dos anteriores. Sánchez también acudirá la semana que viene al Congreso con el mismo objetivo, informar a los diputados del último Consejo Europeo y de las medidas que se están adoptando para hacer frente a los efectos de la guerra en Ucrania.
Para Moncloa se trata de "una gran oportunidad" para hacer pedagogía de la acción del Gobierno y contraponer la salida de esta crisis energética a las políticas que impuso el PP, cuando gobernaba Mariano Rajoy, para responder a la crisis financiera.
Sánchez volverá a presentar al PP de Feijóo como un partido que ha votado en contra de todas las iniciativas puestas en marcha para proteger a la mayoría social del país, que no tiene alternativa más allá de la defensa de los intereses de los "poderosos" y que intenta derogar todos los avances que el Gobierno está poniendo en marcha.
Es ahí donde entra la carta del aborto que el Gobierno va a jugar contra el principal partido de la oposición. El Consejo de Ministros dio este martes el primer paso para llevar al Gobierno del popular Alfonso Fernández Mañueco ante el Tribunal Constitucional por un conflicto de competencias. Moncloa asegura que está dispuesta a tomar todas las medidas que sean necesarias para defender el derecho de las mujeres y que no se consume la "tropelía" y la "aberración" que pretende el tándem formado por PP y Vox en Castilla y León.
No se ha adoptado ninguna medida concreta en esa comunidad, tampoco se ha dado a conocer la textualidad del protocolo, pero aún así la portavoz Isabel Rodríguez argumentó que era posible emprender esa acción aunque no se haya producido "un hecho administrativo" porque ante las "contradicciones", la desinformación y los comunicados que afectan a derechos fundamentales el Gobierno está obligado a actuar.
Pero sobre todo, la ministra lanzó una andanada contra Feijóo que anticipa la estrategia socialista. A pesar de que Feijóo, casi a la misma hora en que se producía la rueda de prensa posterior al Consejo, aseguraba que en Castilla y León no se iba a coaccionar a las mujeres que quieran abortar, la portavoz le acusaba de mantener durante varios días un "silencio cómplice", ni interesado ni casual.
Todo el Gobierno y todo el PSOE recuerdan que el PP tiene recurrida la actual ley del aborto ante el Tribunal Constitucional desde 2010. Un recurso que por cierto está sin resolver y que la mayoría progresista del TC quiere desbloquear a principios de febrero. Para los socialistas, Feijóo sigue anclado en la ley de supuestos de 1985 que la sociedad española ya ha superado ampliamente. Fuentes socialistas señalan que con Vox o sin él, el PP siempre ha tenido una cruzada contra el aborto.
Presentar a Feijóo como "cómplice" de esas posiciones de la ultraderecha intenta desactivar la imagen que pretende trasladar el líder del PP tras hacer fichajes de perfiles moderados como el del Borja Semper como nuevo portavoz de su comité de campaña.
El mensaje del miedo a Vox si gana el PP, al que necesitará para gobernar, vuelve a estar presente en las intervenciones del Gobierno. Pedro Sánchez, que está exhibiendo estos días músculo económico en el Foro Económico Mundial de Davos, ha alertado del riesgo de que los partidos conservadores abran la puerta de los gobiernos a la ultraderecha. No ha querido poner ningún ejemplo concreto, pero sí ha mostrado su preocupación por la amenaza que implican para la Unión Europea.
Esa estrategia electoral, por cierto, no dio resultados en Andalucía donde el PSOE sufrió un batacazo electoral sin precedentes. Ahora el protocolo antiabortista resucita la idea. En cualquier caso, los datos del paro y la bajada de la inflación serán los protagonistas del debate en el Senado. En su primer enfrentamiento, el pasado mes de septiembre, el presidente fue a degüello contra Feijóo y sembró dudas sobre su fama de buen gestor y su moderación. "¿Es insolvencia o mala fe?", fue el mantra de aquel debate.