El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, sigue mudo ante las "majaderías" -así lo califican desde su entorno más próximo- del vicepresidente de Castilla y León de Vox, Juan García Gallardo y el protocolo antiabortista que tras cinco días de intensa polémica, ahora resulta que nunca existió. Un silencio que evidencia la enorme incomodidad que suscita este debate tóxico entre los populares.
El aborto ha sido siempre 'Kriptonita' para el Partido Popular. Sus rivales políticos a derecha e izquierda lo saben y no dudan en utilizarlo para debilitarles de tanto en tanto. Esta vez el ataque viene del lado de Vox que ha conseguido meter de lleno en este avispero a los populares al poner sobre la mesa unas medidas antiabortistas calcadas a las del presidente de Hungría, el ultraderechista Viktor Orban. Una maniobra para intentar frenar que se le vayan votos al PP como reflejan las encuestas y que también aprovecha el Gobierno de Pedro Sánchez para ir a degüello contra Feijóo.
En un año electoral clave, este debate puede afectar a la estrategia de Génova de ocupar el centro y ahuyentar al casi millón de votantes socialistas desencantados con el 'sanchismo' a los que quieren convencer para que elijan ahora la papeleta del Partido Popular. Al mismo tiempo Feijóo tampoco puede descuidar su flanco derecho y eso le obliga a hacer malabarismos para no soliviantar a su electorado antiabortista que todavía no se ha marchado a Vox.
Ayer mismo un cargo del PP andaluz defendía las medidas de Vox para "evitar asesinatos" en Castilla y León mientras desde la sede nacional de Génova su portavoz de campaña, Borja Sémper, decía todo lo contrario y cargaba contra la formación de Abascal por ser un "chollo" para el Gobierno de Pedro Sánchez.
"Ahora estamos en el justo centro con unas sensibilidades muy polarizadas", admiten fuentes de la dirección del PP aunque advierten de que nunca van a caer en "las majaderías" de los dirigentes de Vox en cuestiones como esta del aborto o la violencia de género.
Eso no significa que el PP no esté diametralmente en contra de la actual reforma de la ley del aborto que en estos momentos se tramita en las Cortes, Votó 'no' en en el Congreso y ha presentado hasta 75 enmiendas al texto en el Senado además de reclamar su retirada. Entre otras cuestiones los populares quieren recuperar los tres días de reflexión para abortar, eliminar las listas de médicos objetores de conciencia o que la información que se le dé a las mujeres sobre este proceso se produzca con anterioridad de forma verbal y también escrita. (Puede consultar las enmiendas del PP aquí).
"Hay que normalizar la diferencia. En temas morales es normal que pensemos diferente porque dentro del partido hay distintas sensibilidades por diferentes motivos y tenemos gente muy diversa. Eso no nos incomoda", explican desde el equipo de Feijóo que pone la línea roja en el tema del aborto en las menores de 16 años sin consentimiento paterno. "Es un punto de encuentro global de todos nosotros y en el que todos estamos de acuerdo", añaden.
Eso no es del todo así. La presidenta Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no dudó en dejar fuera de juego a Feijóo al apoyar que las embarazadas de 16 y 17 años abortaran sin necesidad de pedir permiso a sus padres. Un ejemplo más de las distintas sensibilidades que coexisten en el seno del PP con un tema tóxico para Génova y que les ha metido en más de una ocasión en un lío.
Ahora convertido en presidente del PP el tema del aborto le vuelve a estallar a Feijóo esta vez por cortesía de Vox. Justo cuando enfrenta la primera meta volante de las elecciones de mayo en su carrera hacia La Moncloa. El aborto nunca ha sido una preocupación para los españoles y en el último CIS de diciembre ni aparece como uno de los principales problemas. Todo eso lo saben en Génova. Toca establecer un cortafuegos que les aísle de la polémica surgida con el protocolo antiabortista de Castilla y León y de la pinza del PSOE y Vox.