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Primera rueda de prensa del año 2023 en Génova 13 y sólo una vez se ha pronunciado la palabra Cataluña. Claro que el encargado de comparecer ayer ante los medios era el responsable económico del partido Juan Bravo. Los populares se han empeñado en llevar la contraria al Gobierno de Pedro Sánchez que les pincha una y otra vez por “no hablar ya de economía” y han estrenado el año de la campaña electoral interminable retomando el discurso económico aparcado desde hace meses, dibujando un horizonte negro para nuestro país a pesar de que la debacle que pronostican no termine de llegar.
Lo ha hecho su líder, Alberto Núñez Feijóo, en un vídeo en el que alertaba del coste de la vida “como nunca”, de la tasa de paro “más alta de la Unión Europea” o del magro crecimiento económico en España que no termina de recuperar los niveles prepandemia, mientras daba la bienvenida al “año del cambio”. Los populares saben muy bien que es la economía la que hace ganar y sobre todo perder elecciones. Y este año hay municipales, autonómicas y generales.
“Es imprescindible poner en marcha planes para impulsar el crecimiento, contener la inflación, asegurar nuestras pensiones y reducir la deuda. Ante un Gobierno desbordado, soluciones”, atornillaba el jefe del PP reconduciendo su estrategia de oposición para volver al discurso de las bajadas de impuestos o la eliminación del “gasto político superfluo”.
Según fuentes de su equipo económico, los populares diseñan ya una nueva reforma fiscal que incluya un cambio en el impuesto de la renta y el de sociedades.
“En el Partido Popular nunca hemos dejado de hablar de economía aunque es verdad que se han producido elementos como la ley del ‘sólo sí es sí’ con 130 agresores sexuales y violadores que han visto reducida su pena. Hay temas muy graves. Sedición, malversación, los pactos con Bildu. Son temas muy importantes”, justificaba ayer el responsable económico del partido confirmando que los populares no tienen ninguna intención de soltar el hueso de Cataluña, los pactos con los independentistas o la polémica ley de consentimiento sexual mientras hacen pinza con la economía.
Las encuestas publicadas en este recién estrenado 2023 parecen darles la razón en esa estrategia. La de Sigma Dos para ‘El Mundo’ hunde a los socialistas por debajo del 25% en estimación de voto por culpa de la agenda catalana con la que Sánchez apuró el año para pasar al siguiente con las manos libres y poder centrarse, él también, en la economía. Un sondeo que señala además un importantísimo trasvase de 625.000 votantes del PSOE que ahora cogerían la papeleta de Feijóo mientras más de 800.000 se muestran indecisos.
“Hay más de 600.000 personas que votaron PSOE y que ven en Feijóo esa persona transversal que es capaz de aglutinar un proyecto de transformación del país”, subrayan desde la dirección nacional del partido.
En la sala de máquinas de Génova 13 se han marcado un único objetivo: conseguir una victoria “contundente” primero en las autonómicas y municipales de mayo y después en las generales. Para lograrlo se han propuesto abrir todo lo posible el abanico ideológico del PP en un proyecto “transversal”.
Se trata “atraer todo el voto moderado”, confirman desde el entorno de Feijoo. Una vez engullido Ciudadanos y taponada la fuga de voto a Vox, ya no sólo se conforman con ser la casa común del centro derecha sino que también pretenden ser valor refugio de los votantes socialistas “abochornados” con el ‘sanchismo’.
Para atraer ese voto moderado que tanto ansían es fundamental liberarse del ‘no a todo’ donde el Gobierno de Pedro Sánchez quiere arrinconar a Feijóo y por el contrario exhibir voluntad de llegar a acuerdos.
“La gente prefiere la moderación de Feijóo, su capacidad de aportar propuestas, reformas, de intentar llegar a grandes acuerdos lo más transversales posible para que todo el mundo se sienta reflejado. Lo más importante es que se amplíe el espectro de gente que considera que Feijóo es la persona adecuada para gobernar este país”, reconocía ayer Juan Bravo.
La primera ocasión que se les presentará a los populares para presumir de “transversalidad” y “moderación” les llegará con el nuevo paquete de medidas anticrisis que rebaja el IVA de los productos de primera necesidad y reedita una ayuda directa de 200 euros para los hogares con menos ingresos. El PP ya anticipa que no votará en contra puesto que son medidas “copiadas” de las suyas y hasta deja la puerta abierta al ‘sí’. Todo dependerá de si el Ejecutivo compra algunas de las iniciativas que Feijóo ha puesto sobre la mesa. Desde extender la bonificación de los carburantes a los autónomos y a las rentas medias y bajas, pagar el cheque de 200 euros vía IRPF o ampliar la rebaja del IVA a la carne, el pescado, o las conservas.
No parece probable. El decreto ley que en principio se convalidará en las Cortes a finales de enero no se puede modificar sino se tramita como proyecto de ley. No tiene pinta de que el presidente Sánchez esté por la labor de negociar nada con el PP. Algo que le brindará a Alberto Núñez Feijóo la oportunidad de darle la vuelta a la tortilla y denunciar la falta absoluta de interlocución con un Gobierno que prefiere pactar con independentistas antes que con el principal partido de la oposición.