El Rey Felipe VI ha alertado este viernes de la "fragilidad" del orden mundial, que también se extiende a los propios países provocando así "implicaciones internacionales", y ha abogado por "la urgente necesidad" de construir "un modelo económico que tenga como objetivo incluir y elevar a todos".
Así se ha pronunciado el jefe del Estado durante la cena de gala del centenario del Master of Science in Foreign Service (MSFS), celebrada en Washington, unos estudios que cursó el propio Rey en 1995 y cuya misión es preparar a mujeres y hombres para ser líderes creativos en los sectores público, privado y sin fines de lucro de los asuntos internacionales.
A este respecto, Felipe VI ha confesado que asistir a este evento, junto a excompañeros de clase, es "muy especial" porque guarda "excelentes recuerdos" de aquella época y ha felicitado a quienes han recibido el premio especial del centenario, especialmente a su amiga islandesa, Ragga Árnadóttir. "Puedo atestiguar personalmente sus méritos y lo mucho --y bien-- que ha vivido esos valores que ahora celebramos", ha destacado.
Aprovechando el centenario, Felipe VI ha señalado que este hecho es "una oportunidad para explorar lo que está por venir" y ha pedido "tomar sólo unos minutos" para pensar "en el mundo que vamos a habitar", y "para reflexionar sobre lo que ese mundo exigirá a nuestros responsables políticos, a nuestros diplomáticos, a los funcionarios, a los empresarios y a la sociedad en general". "Y lo que es más importante también deberíamos explorar qué significa todo esto para el papel de las universidades", ha enfatizado.
En este punto, el Rey ha explicado que "el mundo de 2022 parece tan desafiante como el de 1922" e "incluso más" porque, a su juicio, "estamos entrando en un periodo de grandes cambios en el orden internacional". "Cambios de una magnitud que no habíamos presenciado en las últimas tres décadas, cuando se derrumbó el Telón de Acero", ha señalado.
Así, Felipe VI ha citado el "aumento de la velocidad del cambio" que ha provocado que las sociedades "cambian exponencialmente", sin darnos cuenta. "El principal motor de este cambio exponencial es la innovación y la disrupción tecnológica. En casi todos los campos asistimos a innovaciones revolucionarias, ya sea en la salud y todas las biociencias, o en la robótica, la cibernética y la inteligencia artificial, por mencionar algunas", ha dicho.
A su juicio, las "innovaciones traen consigo inmensos beneficios", pero también "grandes desafíos": desde "la reducción del espacio público para el debate, hasta los cambios en el mercado laboral, que a su vez están provocando desequilibrios generacionales y distribución de los ingresos"; o también "la aparición de nuevas amenazas a la seguridad, hasta la exposición generalizada a información tóxica o falsa".
Según ha explicado, esto también influye en "el futuro de la educación superior", señalando al mismo tiempo que "la prospectiva estratégica debería convertirse en un conjunto de habilidades centrales para los estudiantes que pasan por nuestras universidades". "Un mundo que se mueve rápidamente requiere personas que puedan prever y navegar por el futuro", ha apuntado.
"Nadie debería graduarse de la universidad sin habilidades digitales. No entender cómo funcionan las tecnologías básicas será un gran impedimento para un liderazgo eficaz", ha expresado.
En otro punto, Felipe VI ha asegurado el deber de "comprender las implicaciones de las tecnologías para la sociedad". "En el ámbito de los asuntos mundiales, esto significa, en particular, formar a personas que puedan dirigir una diplomacia tecnológica eficaz", ha recordado.
Sin embargo, también ha destacado que "la segunda característica de los asuntos globales de hoy es la interdependencia". "Todos estamos interconectados de una forma sin precedentes. La innovación que tiene lugar en Silicon Valley puede perturbar industrias enteras al otro lado del planeta", ha avisado.
Una "interdependencia", según el Rey, que "se está rompiendo mientras hablamos". "Si la guerra de Ucrania nos enseña algo es que nuestras relaciones pueden fracturarse fácilmente. Las sanciones impuestas a Rusia en respuesta a su invasión ilegal e injustificada de Ucrania han supuesto deshacer más de treinta años de lenta integración económica", ha argumentado el monarca, recalcando que, tras el conflicto bélico, las relaciones diplomáticas ya no serán como antes.
En este contexto, el jefe del Estado ha hablado sobre la "fragilidad" de la política mundial actual. "No sólo la fragilidad del propio orden mundial, sino también la de muchas de sus partes. Y aquí me gustaría hacer una referencia especial a la equidad y la justicia de nuestras sociedades, y a la urgente necesidad de construir un modelo económico que tenga como objetivo incluir y elevar a todos", ha reivindicado.
Según el monarca, el "grado de polarización que observamos en el mundo occidental es difícil de explicar sin entender las tensiones sociales que existen en muchos países". "La fragilidad doméstica tiene implicaciones internacionales", ha subrayado.
Para el monarca, resulta "mucho más difícil mantener el orden liberal internacional si hay discordia política dentro de las democracias liberales del mundo". A este respecto, ha señalado que "la frontera entre las cuestiones domésticas y las globales es cada vez más fina y, por tanto, los graduados de las universidades deberían ser capaces de conectar ambas".
"Haríamos bien en inculcar a los estudiantes el deseo de comprender los problemas de los demás y de ser empáticos. Esto les hará mejores líderes, pero también mejores intelectuales, porque también verán el mundo a través de los ojos de los demás (...) Puede que sea una utopía, pero creo que merece la pena intentarlo", ha defendido Felipe VI.
Por último, ha pedido a los graduados salgan de la universidad "con un fuerte sentido de servicio público". Esta vocación, ha reivindicado el Rey, tiene que ver "con la preocupación por el bien común, con el deseo de abordar los retos comunes y con la promoción de una visión compartida del mundo".