Acaparando todos los focos desde el primer instante, la princesa Leonor ha pronunciado en el Teatro Campoamor de Oviedo el que ha sido su cuarto discurso en los Premios Princesa de Asturias. En el esperadísimo acto de entrega de galardones, alejándose de aquella imagen infantil dominada por el lógico nerviosismo de su primera gran intervención cuando tenía solo 13 años, –en 2019–, Leonor, hoy a solo tres días de cumplir los 17, ha mostrado su evolución y su madurez.
Dirigiéndose a sus Majestades, a todas las autoridades, señoras y señores en el lugar, en sus primeras palabras se ha manifestado "muy feliz por volver a Asturias un año más para la entrega de estos premios que demuestran que el esfuerzo constante y el sentido de la responsabilidad tienen grandes resultados".
Recordando que en unos días cumple los 17 años, ha asegurado que "descubrir la obra de los premiados" le ayuda a "entender el mundo que nos rodea".
"Su labor me impulsa a seguir aprendiendo. He leído de cada uno de ellos. Me importa y me interesa, porque sé que su trabajo mira al futuro e influye en el presente", ha dicho, asegurando haber leído y haberse informado sobre todos ellos, pasando a destacar, uno por uno, sus trabajos y su contribución.
"Me importa, en definitiva, que estemos todos aquí celebrando y aprendiendo, y que reconozcamos que los premiados son el mejor espíritu que estos tiempos necesitan", ha subrayado, dando gracias a todos aquellos que apoyan a la Fundación.
Tras ello, como ya hiciese en la edición anterior, Leonor se ha dirigido a los jóvenes:
"Los jóvenes somos conscientes de que la situación actual no es fácil, de que el mundo ha cambiado y que sigue cambiando, y que la mejor manera de progresar pasa por mantener el entusiasmo por conocer; equiparnos de responsabilidad y capacidad de esfuerzo y aprender de quienes saben, de quienes hacen lo suyo de manera impecable, a menudo en silencio. Por eso, en días como hoy, escuchar, admira y reconocer la excelencia de nuestros premiados nos hace sentir que las cosas siempre pueden cambiar para bien".
El texto íntegro de las palabras pronunciadas por la princesa Leonor durante su discurso en la 42 edición de los Premios Princesa de Asturias es el siguiente:
“Majestades, autoridades, señoras y señores. Me siento muy feliz por volver a Asturias un año más para la entrega de estos premios que demuestran que el trabajo excelente, el esfuerzo constante y el sentido de la responsabilidad tienen grandes resultados.
En unos días cumplo 17 años y les aseguro que descubrir la obra de nuestros premiados me ayuda a entender mejor mundo que nos rodea. Su labor me empuja, –a todos en realidad– a seguir aprendiendo. He leído sobre cada uno de ellos y me impresiona todo lo que han conseguido.
Me importa y me interesa, porque sé que su trabajo, sus esfuerzos, miran al futuro e influye en el presente.
Me importa que dos artistas excepcionales nos demuestren que el flamenco es un arte vivo, rico, poderoso, universal, nuestro. Un arte culto en el que María Pagés y Carmen Linares alcanzan la armonía de quien evoluciona y mantiene a la vez la esencia de la tradición.
Me importa y me impacta que Adam Michnik no tenga miedo a hacer un periodismo responsable y riguroso. Este periodista historiador, gran defensor de la democracia, trabaja por la reconciliación de sus conciudadanos, pese a su dura experiencia personal, y por el europeísmo más optimista, lo que demuestra su espíritu ejemplar.
Me importa que el antropólogo y arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma haya dedicado su vida a reconstruir y documentar con gran rigor científico cómo fue la de los pobladores del México prehispánico. Él nos descubre el pasado para comprender lo que somos y lo que las sociedades antiguas y actuales tenemos en común.
Que el dramaturgo y académico Juan Mayorga piense que el teatro es el arte del encuentro, y que nos ayude a examinar las vidas reales y las vidas posibles, me importa. Y también que este premio sirva para que el arte, la cultura, la especial mirada filosófica y matemática de Mayorga sean valorados como merecen y nos ayuden a hacernos preguntas.
Me importa que nuestros premiados en Ciencia investiguen sobre la Inteligencia artificial, porque son las tecnologías que ya nos acompañan y que seguirán permitiéndonos progresar en esta disciplina; para que las máquinas sean aliadas de la humanidad y nos faciliten la vida. Hinton, Hassabis, Bengio, LeCun… han demostrado que el impacto social de la inteligencia artificial necesita recursos y atención.
También me importa y me preocupa mucho que un deportista no pueda entrenar y progresar en su carrera porque se ha visto obligado a huir de su país. Por eso es una gran iniciativa que, desde hace unos años, los deportistas en esta situación tengan la oportunidad de continuar su actividad para poder llegar competir en los Juegos Olímpicos gracias al Equipo Olímpico de Refugiados y su fundación.
Y me importa que el arquitecto Shigeru Ban se preocupe por las personas que han perdido sus casas, por una guerra, un huracán, un terremoto… y que les ofrezca soluciones para vivir sin que tengan que renunciar al derecho a la privacidad y la dignidad. Es además un referente en el empleo de materiales sostenibles.
También me importa que Ellen MacArthur haya conseguido que Gobiernos, instituciones científicas, grandes empresas y la sociedad trabajen juntos para que se utilicen mejor los recursos naturales; que proponga soluciones para evitar la pérdida de la biodiversidad y que nos explique cómo funciona y cuáles son las ventajas de la economía circular.
Me importa, en definitiva, que estemos todos aquí celebrando y aprendiendo, y que reconozcamos que nuestros premiados son el mejor espíritu que estos tiempos necesitan.
Por eso, agradezco a todos los que, de mil maneras, apoyáis a la Fundación Princesa de Asturias, vuestro esfuerzo y generosidad.
Los jóvenes somos conscientes de que la situación actual no es fácil, de que el mundo ha cambiado y que sigue cambiando, y que la mejor manera de progresar pasa por mantener el entusiasmo por conocer; equiparnos de responsabilidad y capacidad de esfuerzo y aprender de quienes saben, de quienes hacen lo suyo de manera impecable, a menudo en silencio.
Por eso, en días como hoy, escuchar, admira y reconocer la excelencia de nuestros premiados nos hace sentir que las cosas siempre pueden cambiar para bien”.