Hace sólo diez días la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, aplaudía la rebaja histórica de impuestos anunciada por la flamante primera ministra británica, Liz Truss, que beneficiaba mayoritariamente a las rentas superiores a los 170.000 euros al año. Con la libra hundida, a Truss no le ha quedado más remedio que renunciar a bajar impuestos a los británicos más ricos.
Una marcha atrás que se ha dejado sentir a 1.700 kilómetros de distancia. En la calle Génova de Madrid, se reunían los consejeros de Hacienda de las comunidades del PP con el equipo económico de Alberto Núñez Feijóo, para coordinar la respuesta al plan fiscal del Gobierno que incluye un ‘impuesto de solidaridad’ a las grandes fortunas que desactiva de facto la eliminación de patrimonio de Madrid y Andalucía y que piensan pelear "hasta el final" en los Tribunales.
Los populares ponen distancia y se escudan en que las rebajas que han aprobado Ayuso y el presidente andaluz Juan Manuel Moreno no son comparables con la frustrada propuesta británica. "No nos equivocamos. Nuestra propuesta nada tiene que ver con la de Reino Unido", aseguraba Feijóo anoche en una entrevista en programa de Mediaset ''Cuatro al Día'. “Lo que planteamos nosotros es diferente a lo que planteaba Reino Unido por la parte del gasto público”, insiste su responsable económico Juan Bravo. Lo analizamos.
Situar el debate entre ricos y pobres como intenta el Gobierno de Pedro Sánchez, incomoda a los populares. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, no ha dejado pasar la ocasión y ayer no se resistía a comparar a Truss con Feijóo. “Un aviso para navegantes y que esperemos que llega a la calle Génova: la demagogia fiscal tiene las patas muy cortas. El Reino Unido da marcha atrás en sus rebajas fiscales generalizadas tras la reacción del mercado ¿Ha tomado usted nota, señor Feijóo?”, atornillaba la ministra de Hacienda.
En esta guerra fiscal que marca una campaña electoral que oficiosamente ya ha empezado, los populares coordinan el mensaje con sus comunidades autónomas. El argumentario pasa por machacar con que el nuevo impuesto a los ricos que anula la supresión del impuesto de patrimonio supondrá la huida de los inversores a la vecina Portugal.
Feijóo alertaba desde Cáceres -que comparte frontera con sus vecinos lusos- de eso mismo. “Estamos empujando las inversiones al otro lado. Es un error en este momento decirle a los inversores que aquí no son bienvenidos y que pueden irse a Portugal. Es una irresponsabilidad y una gran equivocación”, sostenía el líder del PP mientras recordaba que los portugueses no tienen donaciones, sucesiones ni patrimonio. Escuchándole el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, otro de los barones socialistas que se ha apuntado a la rebaja de tasas en contra de las tesis del Gobierno de Sánchez.
Desde Madrid, el responsable económico del PP martilleaba con el mismo mantra, y hablaba de “avalanchas en los despachos” para ser residente fiscal en Portugal en vez de en España. Desde Barcelona, Isabel Díaz Ayuso, cifraba en 5.000 millones de euros lo que se podría dejar de recaudar en Madrid por “la huida” de 13.000 contribuyentes ante el “canibalismo fiscal” de Sánchez.
En Génova tratan de desmontar la imagen de partido que sólo defiende a los ricos que trata de endosarles desde La Moncloa, enarbolando la bandera de las clases medias que se han quedado fuera de la bajada fiscal del Gobierno y la rebaja del IVA para la cesta de la compra.
“Volver a hablar de ricos y pobres es muy antiguo. Eso no se hace ya en la Unión Europea. La gente que tiene dinero ya paga impuestos y ha pagado impuestos toda la vida”, zanjaba Feijóo en un encuentro con empresarios en Cáceres, mientras desde Génova explican que ellos no están proponiendo una bajada generalizada de impuestos “hasta que el Estado se vuelva inoperable", sino que no suban en un momento de inflación desbocada.