Mábel Galaz, cronista de la reina: "Felipe controla el balón, Letizia es un 10 que reparte juego"
'Letizia Real' es el último de los libros publicados sobre la reina coincidiendo con su 50 cumpleaños el próximo 15 de septiembre
Desvela que la reina Sofía convocó a sus tres hijos en Palma tras la separación de Cristina
La periodista afirma que la reina "está más cómoda entre políticos y gente que entre palacios y tiaras"
"De Letizia se dice mucho pero se sabe poco de manera directa", sostiene Mábel Galaz, la que fuera redactora jefa de El País y cronista de la Casa Real durante muchos años. En su libro "Letizia Real" (La Esfera de los libros) intenta desvelar quién es la reina. Galaz hace una minuciosa crónica de los casi 19 años de Letizia en Zarzuela. Desde que la experiodista pisó por primera vez las alfombras de palacio hasta ahora. Sus aciertos, sus tropiezos, sus "cabezonerías", sus roces con el emérito y su evolución de princesa a reina.
"Lo suyo no fue fácil ni se lo pusieron fácil", explica Galaz que no ha obviado ningún asunto en su libro y cuya publicación coincide con el 50 cumpleaños de la reina Letizia. En sus páginas narra anécdotas de todo tipo. Desde de la "complicada" relación con sus cuñadas Elena y Cristina, cómo Zarzuela intentó frenar la "traición" de su primo David Rocasolano, o la manera exhaustiva de trabajar de la reina: "Su ritmo de trabajo es muy intenso. Quiere saber todo, pregunta todo y lo lee todo".
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Pregunta: ¿La reina ha leído el libro?
Respuesta: No lo sé. Ella tiene el libro. Se lo hemos mandado a Zarzuela y no nos han dicho nada.
P.: Eso es bueno
R.: Les mandamos la portada del libro en verano y nos dijeron que les gustó.
P.: Así que ha hablado con ellos. ¿Le han contado muchas cosas para escribir el libro?
R.: Algunas cosas sí, y otras no (ríe).
P.: Usted debutó en el periodismo deportivo y usando un símil, ¿es Letizia la que ahora controla el balón en Zarzuela?
R.: Quien controla el balón es Felipe. Eso está claro. Lo que pasa es que ella manda mucho. En términos futbolísticos Letizia es un buen diez, que es el jugador del equipo que reparte el juego. Pero el que lidera es él. Felipe VI es quien lleva la pelota. Ella ahora es dueña de su agenda, aunque de aquella manera. Zarzuela es una casa muy anclada en el tiempo, y ella, recordemos solo tiene el papel constitucional de mera consorte. El equilibrio y el temple que tiene el rey compensa lo visceral y cabezota que a veces es ella.
P.: Así que de villana ha pasado a ser una heroína. ¿La gente la entiende ahora un poco más?
R.: Como princesa le ha costado mucho enganchar pero va camino de hacer un buen papel como reina. No la entendíamos nada y ella no se hacía entender. Vivió tiempos convulsos y ahora los hechos se están conociendo y el tiempo la está ayudando. En un momento en que la institución está en entredicho, Letizia le está viniendo bien a la Casa Real. La cumbre de la OTAN fue un ejemplo. Se la vio más cómoda entre líderes políticos que en el mundo de los palacios. La aristocracia no va con ella.
P.: Es una reina feminista, inconformista, que no comulga. ¿Su perfil puede conectar más con esa parte de la población que no ve sentido a la Monarquía?.
R.: Ella sabe lo que es pagar una hipoteca y trabajar a horas intempestivas. Lo que fue un problema como princesa ahora es un activo. Como periodista también tiene un olfato especial para detectar cosas que en los muros de un palacio no se aprecian. Sabe perfectamente lo que pasa en el mundo, y manda señales, como hacen otras Monarquías. No lo ha dicho oficialmente, pero por personas de su círculo sabemos que no es creyente. Estará bautizada pero no es practicante. De hecho cuando llegó a Zarzuela comentó a algunos de sus íntimos sorprendida por lo "beatos" que eran todos en esa familia (ríe).
P.: ¿Juan Carlos I no le daba juego?
R.: La transformación de periodista en princesa no fue una tarea fácil, ni por su parte ni por la de Zarzuela. Letizia llegó a una institución que dirigía un señor que se llamaba Juan Carlos I, con el que tenía una relación tortuosa , lo cuento en el libro, y en la que estaban pasando cosas que nosotros sospechábamos pero no sabíamos lo que ahora sabemos.
P.: Letizia sabía y sus gestos delataban su malestar. ¿Cuál es la relación ahora con su familia política, con el rey emérito y sus cuñadas?
R.: Eso lo saben ellos y nadie más. Cuando se cierran las puertas de Zarzuela no sabemos qué pasa. La gente que les rodea cuenta que muy poca. Con el rey emérito la relación ha sido espantosa. Con la infanta Cristina las relaciones son muy tremendas por todo el caso Noos. En eso Letizia es inflexible. A todo el que podía le ha dejado claro que ellos (el rey y ella) no tenían nada que ver con los manejos de su suegro y su cuñado. Ha puesto un cordón sanitario para defenderse y defender a su hija, Leonor, que es la heredera.
P.: ¿Pero se ven?
R.: Parece que Felipe hace poco tuvo un encuentro en Palma con sus hermanas, propiciado por la reina Sofía después de la separación de Cristina e Iñaki Urdangarin para intentar destensar las relaciones familiares. Letizia se niega a ir a todo eso. Nunca se ha llevado bien con sus cuñadas porque a ellas nunca les han gustado las novias de su hermano.
La reina Sofía convocó a sus tres hijos en Palma de Mallorca tras la separación de Cristina e Iñaki Urdangarin
P.: ¿Y con la reina Sofía? ¿Se acabó lo del "ejemplo impagable"?
R.: No se llevan mal pero es que no tienen nada que ver ni en la forma de pensar, ni de ejercer como reinas. A la reina Sofía le gustaba llegar y estrechar manos y a Letizia le gusta sentarse, sacar la carpeta, preguntar y ponerse a trabajar. Como mujer tampoco entiende que Sofía haya "aguantado" determinadas cosas como esposa.
"Ahora no quiere el "impagable ejemplo" de Sofía porque no la entiende ni como reina ni como mujer"
Lo que les une es Felipe. El rey adora a su madre y Letizia está casada con Felipe. Y a todos les une la necesidad de tirar del carro para que la Monarquía tenga algún sentido en el siglo XXI. La gran asignatura de Letizia es Leonor. Trabajar para que su hija sea reina, como Sofía trabajó para que fuera Felipe.
P.: ¿El incidente de Palma fue un antes y un después?
R.: Era un momento complejo, recuerda. Se sabía lo de Corina, y querían dar la imagen de una familia unida. A Letizia le traicionaron los nervios y su excesivo control. Las fotos estaban pactadas fuera y pierde los papeles. Fue su gran metedura de pata en público y estaba desolada. Pero la campaña posterior de Zarzuela haciendo ver que se llevaban bien, yendo las dos a comprar pescado sin comprar, era tan forzada que parecía ridícula.
P.: Usted cuenta que Letizia se queja de que se habla mucho de sus estilismos y poco de su trabajo
R.: Es una de sus grandes contradicciones. Es muy trabajadora, concienzuda, perfeccionista y minuciosa, va hasta el final. Lo dicen todos los que trabajan con ella. A ella le gustaría que su trabajo se conociera más por lo que hace pero al final sobresale la estética. Además a nadie se le escapa que físicamente es otra persona. Recuerdo en Copenhague, en la boda de Federico de Dinamarca, allí estábamos cuatro o cinco corresponsales. Era su primera aparición como princesa. Llamó a uno de los que estábamos en el grupo para ver cómo había quedado y qué imagen había proyectado. Eso lo ha hecho varias veces, al menos antes.
P.: ¿Ahora su círculo de íntimos es más cerrado?. ¿De quién se fía Letizia?
R.: Cada vez de menos gente, eso va en el cargo. Confía mucho en su secretario Zuleta. (José Manuel Zuleta, jefe de la Secretaría de la reina). Escucha al rey, pero Felipe VI ha admitido que como a ella se le meta una cosa entre ceja y ceja, no hay quien la convenza de lo contrario. También tiene su círculo de amigos de siempre.
P.: ¿Y los del rey?
R.: En un principio Letizia intentó juntarlos, hacer pandilla pero con escasos resultados. Son dos mundos muy diferentes.
P.: ¿Cree que el afán de Letizia de proteger tanto su intimidad ha creado un problema dónde no lo había?
R.: En todos los sitios los reyes se van de vacaciones y nadie dice nada. El presidente del Gobierno siempre sabe dónde están pero ella le ha dado tanta importancia que lo ha convertido en una obsesión de la prensa. Hubiera sido mejor tratarlo con más naturalidad. Por otra parte cuando desparecen van a sitios normalísimos donde podría ir casi cualquiera.
P.: ¿Cómo cuáles?
R.: Sé que van a Portugal, a Grecia, que se van con amigos. A lo mejor cogen un barco y van por Turquía, tal y como me han contado . Tampoco es cierto que la reina no trabaje los fines de semana. Ella no pone problemas a trabajar cuando sea, pero quiere delimitar muy bien lo que es su vida privada de su vida pública. Y eso a veces es querer alcanzar una quimera.