El Gobierno de Aragón ha remitido una carta a los 731 ayuntamientos que conforman la región para pedirles que protejan las lápidas funerarias de los cementerios. En algunos casos, ciertas inscripciones en el camposanto se consideran pequeñas obras de arte que hay que conservar como parte del patrimonio cultural.
La misiva de la directora general de Patrimonio, Marisancho Menjón, solicita "encarecidamente" a los municipios aragoneses que, en caso de realizar reformas o limpiezas en sus cementerios, se pongan en contacto con la Dirección General del Patrimonio para conservar las lápidas, además de ofrecer su colaboración en dicha tarea.
La iniciativa revaloriza un elemento artístico y etnográfico que había permanecido ignorado hasta la actualidad y responde a la labor de investigación, protección y divulgación emprendida por el Círculo de la Libertad, una asociación turolense nacida para reivindicar el valor cultural de los elementos artísticos asociados a los ritos fúnebres de la provincia.
Además, en varios de los cementerios se ha encontrado un tipo de lápida muy diferente, las lápidas cerámicas. Estas datan del siglo XIX y están muy bien conservadas. Muchas de ellas tienen colores vivos y elementos más artísticos, como las del cementerio de San Blas (Teruel). La más antigua data de 1833 y se conserva en el municipio turolense de Caudé.
Uno de sus promotores de la idea, Juan Carlos Navarro, ha celebrado la implicación de la Administración en la preservación del arte funerario y ha destacado que "normalmente, las lápidas de cerámica eran para gente humilde, para pobres". Destaca que estas pueden incorporar "muchas más cosas" que las lápidas normales, como "el color y las imágenes". "Sobre todo era emocional, era un recuerdo al difunto", subraya.
En el cementerio de Teruel también tienen dos de estos ejemplares, aunque uno de sus principales reclamos son las tumbas de personajes célebres. "Aquí, casi todo el mundo que tenemos enterrado, suele ser gente de Teruel, de un alto nivel económico. El personaje más importante que tenemos enterrado sería el padre de Manuel Pizarro, que fue Manuel Pizarro Cenjón", indica Patricia Álvarez.
Aunque en el camposanto de San Blas guardan muchas de las lápidas cerámicas en buen estado, el tiempo y la desidia han hecho que algunas de ellas en otros cementerios aragoneses se pierdan. Ante esta situación, el Ejecutivo autonómico ha instado a los municipios a protegerlas. Un legado sentimental y artístico que, gracias a esta iniciativa, seguirá perdurando en el tiempo.