Las lluvias han sido protagonistas en gran parte de España en las últimas semanas, pero eso no ha evitado que la sequía siga acorralándonos. A finales de febrero se hablaba en nuestro país de posibles cortes de agua por la falta de precipitaciones que duraba ya varios meses, pero desde marzo hasta principios de mayo 2022 los cielos han descargado de manera constante. ¿Por qué entonces seguimos con déficit de agua embalsada?
Los embalses superan ya, tras varias semanas de precipitaciones, el 50 % de su capacidad total (por primera vez en 2022) con 28.381 hectómetros cúbicos, cifra que recorta el déficit de agua acumulada pero que aún se mantiene lejos de la media del último año (60 %) e incluso muy lejos de la media decenal (70%).
Las reservas actuales de agua en los embalses se encuentran al 50,6 % con casi 6.000 hm3 menos que el año pasado (34.036 hm3) y alrededor de 11.000 (hm3) menos que hace 10 años (39.057 hm3), según datos del Ministerio para la Transición Ecológica, que detallan que hay que remontarse a finales de julio de 2021 para ver registros de agua similares a los actuales.
Cabe destacar que los embalses continúan por debajo de los registros acumulados a primeros de mayo en los últimos 15 años, y solo el año 2008 arrojó unos datos similares, cuando, en esta misma semana, la media nacional de las cuencas se situó al 56 por ciento. Entonces se hablaba de "la peor sequía de los últimos decenios" (desde 1912), con precipitaciones un 40 % inferiores a las normales hasta que los cielos arrojaron veinte días seguidos de lluvias en mayo 2008.
A día de hoy, de las 16 cuencas existentes, las que arrojan niveles por encima del 50 por ciento son: las cuencas Internas del País Vasco (100%), Cantábrico Oriental (95,9), Tinto, Odiel y Piedras (80,8 %), Ebro (76 %), Galicia Costa (71,1 %), Cantábrico occidental (65,6 %) Júcar (64,8 %) Cuencas internas de Cataluña (59,1%) Duero (57,9 %), Miño-Sil (55,2 %) y Tajo (50,9 %).
Entre estas cuencas hidrográficas destaca la del río Ebro, que con una longitud total de 930 kilómetros, que tiene en la actualidad 6.018 hm3, cantidad prácticamente idéntica a la media de hace un año (6.277 hm3) y a la de los últimos 10 años (6.006 hm3).
Por debajo del 50 por ciento de su capacidad se encuentran la Cuenca Mediterránea Andaluza (49,4 %), la del Segura (44 %), la de Guadalete-Barbate (36,9 %), la del Guadiana (32,4 %) y la del Guadalquivir (32,1 %).
La del Guadalquivir, con una capacidad de 8.113 hm3, cuenta actualmente con 2.602 hm3, casi mil menos que la misma semana de 2021, y se encuentra en estado de alerta ante la situación de escasez y sequía, aunque muchas de las unidades de su cuenca ya están en emergencia.
La cuenca del Tajo, de especial relevancia por acoger el acueducto Tajo-Segura, y con una capacidad de 11.056 hm3, acumula también un déficit de alrededor de 2.000 hm3 con respecto a hace un año.
Desde la Agencia de Meteorología (Aemet) han explicado que en estos dos últimos meses -marzo y abril- y como consecuencia de intensos episodios de precipitaciones, se han acumulado hasta 163 litros por metro cuadrado en el conjunto de España, es decir, ha llovido seis veces más que en enero y febrero, cuando apenas se recogieron 27 litros por metro cuadrado.
En concreto, el pasado marzo fue, además de poco soleado, muy húmedo, con una precipitación media sobre la España peninsular de 104 litros por metro cuadrado, un 223 por ciento sobre el valor normal del mes. Se ha tratado del sexto mes de marzo más húmedo desde el comienzo de la serie (1961) y el cuarto del siglo XXI.
Por el contrario, el invierno 2021-2022 fue extremadamente seco y muy cálido y se trató del segundo más seco y del cuarto más cálido desde 1961, con precipitaciones que tan solo alcanzaron el 45 % del valor normal, lo que favoreció que la mayor parte de las cuencas representativas cerraran febrero de 2022 en sequía meteorológica.
Desde otros sectores apuntan como otra de las causas que han incidido en los bajos niveles de agua almacenada el vaciado, a finales del verano pasado, de embalses para el aprovechamiento hidroeléctrico por parte de algunas empresas que gestionan los embalses de las cuencas hidrográficas del Duero, del Tajo y del Miño.