Nueve trucos para para calentarte los pies fríos en invierno
Lo sabemos: te has ido a esquiar o de viaje a Polonia y has sentido que tus pies podían romperse en mil pedazos cual cubito de hielo. La circulación sanguínea en invierno se resiente y el frío puede afectar a las extremidades de distintas maneras. Puede ser síntoma de mala circulación, anemia, fibromialgia, hipotiroidismo…
Con el frío invernal vas a necesitar algún que otro consejo… Eso de ponerte tres pares de calcetines y que no te cierre la bota no funcionará. Atiende a las siguientes recomendaciones.
Ponte el calzado adecuado
No todos los zapatos están pensados para el frío. Lo mejor es que tengan la suela de goma, es decir, plástico, porque se trata de un material aislante. Y, si encima son de piel por fuera, mejor, porque le dará más flexibilidad a tus pies y además protege del exterior. Y si ya quieres un consejo de profesional… Cómprate unas plantillas para pies fríos. Sí, existen.
No cualquier calcetín
Lo importante de los calcetines no es tanto que sean gordos sino que calienten, lo cual no siempre es sinónimo. Hoy en día hay de todo. También calcetines térmicos que puedes ponerte debajo de los tuyos. Si no tienes, los materiales orgánicos, como las lanas y los algodones, dan al pie confort y lo aíslan muchísimo. Los de lana nos encantan: son absorbentes y mantienen tus pies secos.
Y para matrícula: calienta un rato tus calcetines antes de salir de casa o de irte a la cama para que el calor active tu circulación rápidamente. Simple y efectivo.
Esto no te gustará tanto: no fumes y come sano
Las navidades han terminado y los propósitos de año nuevo de dejar el tabaco y la comida basura cobran nuevo sentido: cuidar tus pies. ¿La explicación? La nicotina es una sustancia vasoconstrictora, es decir, produce mala circulación y la sangre no llega bien a tus pies, lo cual produce frío. La comida sana, rica en magnesio, calcio y vitaminas, favorece el tono muscular y eso hace que tu sangre circule mejor.
Muévete
Movilizar tus pies es importante. Cuando estás quieto se ralentiza tu circulación. Con dar un paseo de vez en cuando o no dejar los pies parados cuando estés sentado (en el trabajo, por ejemplo) es suficiente. Notarás en cuestión de minutos como 'recuperas' los dedos de los pies.
El calor seco, mejor que el húmedo
Las bolsas de agua caliente son una solución, sí, pero tenemos una idea mejor y más efectiva. Existen las bolsas de calor seco, fabricadas con arroz o semillas y una tela suave. En algunas tiendas de deporte venden para alpinistas unas que se calientan frotando con las manos o se agitan y, ya está, preparado. Pero también existen unas que puedes meter al micro tres minutos y desprenden el calor que necesitan tus pies.
Masaje con crema
Otra solución que nos encanta son los masajes, que nunca vienen mal. Masajearte los pies apretando la pierna hacia los pies favorece la llegada de la sangre a los dedillos porque activa la circulación. Si encima te echas una crema hidratante mejor que mejor y, si tienes a mano alguien que se ofrezca a hacértelo, ni te cuento. Cuando vayas a esquiar puedes sumergir los pies en agua caliente unos minutos antes del masaje y así se te calentarán los pies más rápido.
Como consejo, si eres diabético, no uses crema. Y, segunda recomendación: añade unas sales al barreño de agua y sécate los pies a conciencia para que no se enfríen los restos de agua y se te queden de nuevo helados.
Duchas de agua caliente y fría
Mojar los pies con agua caliente primero y, después, con agua fría, conseguirás reactivar la circulación y te quedarás muy relajado. El agua calentita dilatará tus vasos sanguíneos para que el pie transpire y relajará tus músculos y, el agua fresquita, hará que los vasos se encojan y, como resultado, se encogerán los vasos sanguíneos y evitarás inflamaciones. Después acuérdate de secar bien los pies y refugiarte en unos buenos calcetines de algodón o lana.
Duerme boca abajo
En la cama, la mejor postura para favorecer la circulación y que los pies se calienten antes es tumbado boca abajo. Parece una tontería pero hará que enseguida notes cómo tus pies se descongelan.
El método Buteyko: controla tu respiración
Se conoce como respiración reducida porque consiste precisamente en eso. En primer lugar concéntrate en tu respiración, respira hondo y relájate al exhalar lentamente. Después, inhala menos aire y vuelve a relajarte por completo al soltar el aire. Repítelo unas cuantas veces durante, como máximo, 3 minutos. Si respiras de esta manera durante mucho tiempo acabarás hiperventilando.