Las temperaturas en la parte más occidental de Norteamérica se parecen estos días a las que se alcanzan en verano en el infernal Valle de la Muerte californiano, uno de los lugares más tórridos de la Tierra. Lo más sorprendente es que se están registrando valores que no se han visto siquiera en España (ni en la mismísima Córdoba) en latitudes por encima de los 50 ºN. En Canadá los termómetros han llegado a la marca de los 47,9 ºC.
Hace un calor insólito en la Columbia Británica, en Alberta (más acostumbrada a las auroras boreales y la nieve), en Portland, en Seattle… La lista es larga. “Una mezcla diabólica de ingredientes se ha unido del sábado al lunes 26 al 28 de junio para preparar la ola de calor más espectacular y peligrosa jamás observada en el noroeste del Pacífico y el suroeste de Canadá”, describe en un comunicado la Universidad de Yale.
Cuando el mercurio marca las tres cifras en Estados Unidos (100 grados Fahrenheit, o alrededor de 37,7 ºC), el Servicio Meteorológico Nacional tiende a activar las advertencias por calor. Más aún cuando se están alcanzando ya no en California, más al sur, sino en regiones de Canadá como la septentrional ciudad de Lytton, donde se ha alcanzado la marca de los 47,9 ºC (probablemente la temperatura más elevada registrada nunca en una latitud por encima de los 50 ºN).
"Se trata de una verdadera emergencia de salud pública", lo define Dan Douthit, oficial de información pública de la Oficina de Emergencias de Portland (Oregón). Allí, el récord histórico de 41,6 ºC se rompió este domingo al alcanzar la asombrosa marca de 44,4 ºC. Más asombroso aún fue el lunes, cuando esta cifra se superó al llegar a los 46 ºC, y es posible que el martes haga incluso más calor.
También se están registrando récords en Seattle, en Salem (Oregón), en Quillayute (Washington), y en un puñado de ubicaciones canadienses.
Los expertos explican la tremenda ola de calor a través de un patrón que han bautizado ‘heat dome’ (cúpula de calor) en el Pacífico oriental. Un sistema de altas presiones se ha asentado sobre estas regiones del noroeste de América del Norte y está siendo responsable de hornearlas con temperaturas infernales.
Los más veteranos dicen no haber visto algo así en la vida, ni siquiera durante la tremenda ola de calor de agosto de 1981, cuando se alcanzaron los 41,6 ºC. Las calles están desérticas a plena luz del día y es difícil encontrar un río libre de kayaks y bañistas refrescándose como pueden. El martes las temperaturas serán hasta 25 ºC más altas de lo habitual para estas fechas.