España tiene cerca de 6.000 kilómetros de costa y las correspondientes al litoral peninsular se han divido en 16 circunscripciones con nombre propio, que van de la Costa de Luz en el suroeste Atlántico a la Costa de Galicia en el noreste, pasando por la Costa Cálida, del Azahar o Dorada, entre otras, del mar Mediterráneo. Sus denominaciones están ligadas a sus accidentes geográficos, la erosión costera, la arena de sus playas, el paisaje y también a las condiciones climatológicas que las caracterizan con un objetivo turístico-comercial que se remonta a los años 50. Algunos apodos estaban destinados a otros emplazamientos, pero cambiaron su ruta; alguno surgió como slogan de una aerolínea británica y otros proceden de la tradición marinera. Repasamos el origen de los apodos de las más conocidas.
Costa de la luz
Situada en el suroeste de Andalucía, entre la desembocadura del río Guadiana (Huelva) y Tarifa (Cádiz) y bañada por las aguas del Océano Atlántico. Este litoral, centro del interés de muchos turistas nacionales y extranjeros en los meses de verano, le debe su nombre a las largas horas de luz solar que goza casi todo el año, rayos que se reflejan en las enormes masas de arena blanca y fina de la mayoría de sus playas, sus conmovedoras dunas como la de Bolonia (Tarifa), y el encalado de sus pueblos blancos. Entre los espacios naturales de mayor belleza que alberga se encuentran el Parque Nacional de Doñana, la bahía de Cádiz, las marismas de Barbate, los acantilados costeros de La Breña y las desembocaduras del Tinto y el Odiel.
Costa del Sol
Se trata del litoral sur de la provincia de Málaga y es considerada la zona turística más importante de España, y lugar referencial de destino para británicos, alemanes y franceses. No tiene nada que envidiar a su vecina Cádiz en horas de Sol, con cerca de 3.000 al año. Se extiende a lo largo de 300 kilómetros entre Gibraltar y los límites con Granada. Sin embargo, su nombre procede de un empresario, Rodolfo Lussnigg, que quiso promocionar el turismo en Almería y en febrero de 1928 puso en marcha una campaña en prensa a la que denominó "La costa del Sol". Según revelaba el diario 20Minutos en febrero de 2013, este hostelero ideó hasta un lema publicitario: Almería, la ciudad donde el Sol pasa el invierno, que fue todo un éxito, provocando una afluencia turística inédita en toda Andalucía Oriental. El boom de los años 60 en Málaga hizo que esta zona costera se quedará definitivamente con esta denominación.
Costa Tropical
Dieciocho municipios entre Albondón y Vélez de Benaudalla frente al Mar de Alborán conforman esta franja del litoral granadino, con Motril como capital histórica. Las condiciones climatológicas y la protección de la cordillera de Sierra Nevada de los fríos vientos del norte le procuran un microclima subtropical con alrededor de 320 días de sol al año y una temperatura media de 20 grados. Meteorología que, además de dar nombre a esta costa, reporta a sus campos a posibilidad del cultivo de frutos tropicales como la chirimoya, aguacates, mangos y papayas, entre otros.
Costa Cálida
Mucho sol, escasas lluvias, 18 grados de media anual y su situación en el Golfo de Mazarrón, que evita la entrada de las frías aguas del Atlántico desde Gibraltar, hacen del litoral murciano el más cálido de España, con una media de cinco grados más de temperatura en sus playas con respecto al resto. No hay que olvidar el Mar Menor, la laguna de agua salada más grande de Europa (170 kilómetros cuadrados), separada del Mediterráneo por una franja de 22 kilómetros y conocida como La Manga.
Costa Blanca
Playas, calas y acantilados se suceden entre Denia y Pilar de la Horadada, 244 kilómetros de la provincia de Alicante, una de las preferidas por holandeses, noruegos, alemanes y británicos. El nombre se debe, supuestamente, a un slogan de la compañía aérea British European Airways del año 1957 para promocionar la conexión entre Londres y Valencia. No obstante, a vista de pájaro, el color que predomina es el blanco de a sus playas de fina arena, formaciones rocosas sedimentarias y los pueblos de casas encaladas, que contrasta con el azul intenso del Mediterráneo.
Costa del Azahar
Las flores blancas del naranjo, limonero y del cidro, cultivos habituales en la provincia de Castellón, bautizan los 120 kilómetros que abarcan la distancia entre Vinaroz y Almenara, con Benicassim y Peñíscola como sus municipios principales. Conocida por los coetáneos como la Costa dels Tarongers, cuenta entre sus parajes naturales protegidos con la Sierra de Irta, el humedal del Prat Cabanes-Torreblanca, el Desierto de las Palmas y las Islas Columbretes.
Costa Dorada
En este caso, su nombre se debe al color de las arenas de las playas del litoral tarraconense. Más de 80 kilómetros repartidos en 60 zonas de baño de fina tierra dorada y con acceso poco profundo al mar. Salou, Cambrils, El Vendrell y Calafell son los cuatro destinos más conocidos de esta costa, que también cuenta con un destacado patrimonio natural compuesto por el Parque Natural de Sierra del Montsant, las montañas de Prades, donde se encuentra el bello Bosque de Poblet, y el Parque Natural del Delta del Ebro.
Costa Brava
El origen de su apodo se debe al periodista Ferran Agulló i Vidal, que publicó en el año 1908 en La Veu de Catalunya esta denominación para definir su paisaje, agreste y escarpado. Pero ya era llamada así por los marineros debido a su fisonomía rocosa. Esta ubicada en Gerona, entre Blanes y Portbou, en la frontera con Francia. Además, cuenta con áreas protegidas como el Parque Natural de Cabo de Creus, las Marismas del Ampurdán, Islas Medas y Ses Negres. Su temperatura media oscila entre los 14 y los 20 grados y se encuentra entre los destinos favoritos de reconocidos nombres de la cultura como Dalí, Picasso o Marc Chagall.
Costa Verde
Situado en Asturias, frente al Mar Cantábrico, esta considerado uno de los litorales mejor preservados en España y su nombre procedería del Trofeo Costa Verde de fútbol, que organizó el Real Sporting de Gijón en 1962. Nada que no saltará a la vista para sus habitantes y visitantes, testigos de un emplazamiento donde las calas de arena se intercalan con los acantilados y en el interior, al límite de la costa, extensiones de prados verdes y bosques de pinos. La Playa de Gulpiyiru, en Llanes, está declarada monumento natural por su singularidad ya que no tiene acceso abierto al mar, sino por una cueva submarina.