Hace más una década, justo un día antes de la ceremonia de clausura los Juegos Olímpicos de Pekín, los meteorólogos pronosticaron lluvia. Las autoridades decidieron entonces que la solución era utilizar cohetes que esparcieran químicos para evitarlo a toda costa. Y no fue una excepción. Cada vez que en China hay un evento importante, los cielos se abren misteriosamente. Pero lo de manipular el clima no queda ahí: el Gobierno tiene un plan para sembrar nubes. ¿Cómo se producirán y cuál será su función?
En el caso de la siembra nubes, el objetivo es el opuesto al de los Juegos Olímpicos de Pekín: la idea es generar lluvia artificial o nevadas. No es nada nuevo, en realidad. Se ha realizado en India, en África subsahariana o en Australia, así como en China multitud de veces.
Sin embargo el nuevo plan es muchísimo más ambicioso porque quiere cubrir un área de 5,5 millones de kilómetros cuadrados para 2025.
Por otro lado, más de 580.000 kilómetros cuadrados quedarían cubiertos por tecnologías de supresión de granizo. Según el comunicado del Consejo de Estado de China que se emitió el 2 de diciembre de 2020 informando de los nuevos planes, el fin de esta enorme siembra de nubes es el de asistir en catástrofes, apoyar a la producción agrícola, y responder ante incendios forestales, sequías y episodios de temperaturas extremas.
A comienzos del 2021 se probó el primer avión no tripulado de modificación del clima construido especialmente por la Administración Meteorológica de China, el Ganlin-1, que significa “lluvia dulce”.
Se trata de una versión modificada del Wing Loong II que pilota el ejército de China, que lleva agua a la región de las montañas Qilian, donde se dan repetidas sequías.
“Los desarrolladores del Ganlin-1 afirman que puede identificar el área óptima para la siembra de nubes, liberar el catalizador y medir los efectos posteriormente”, narra ‘The Guardian’, por tanto sería 100% autónomo.
Esto que parece magia supone en realidad una preocupación para los países cercanos como India, que dudan de los impactos que la siembra masiva de nubes pueda tener, entre otras cosas, en el monzón de verano.
Inquieta por los materiales que libera a la atmósfera. En la siembra de nubes se rocían sustancias como el yoduro de plata, aunque "hay muy pocos artículos científicos escritos sobre su eficacia", le dijo a la ‘BBC’ John C. Moore, científico jefe de la Facultad de Ciencias del Sistema Terrestre y Cambio Global de la Universidad de Pekín.
Un reciente estudio publicado en la revista especializada ‘New Scientist’ apoyaba esta afirmación hace pocos meses, constatando que el aumento de las precipitaciones con la siembra de nubes con yoduro de plata es de apenas el 10%.
El doctor Moore continuaba expresando su en la ‘BBC’ que “si realizaras cambios significativos en la meseta tibetana, como están planeando algunos, creo que podría tener efectos bastante drásticos”, dado que uno de los factores impulsores del monzón es la diferencia de temperatura que se da entre la meseta tibetana y el océano Índico.