Seis riesgos meteorológicos frecuentes del otoño que llegan sin avisar
Los meses de otoño son los más húmedos del año en general
El viento, la niebla o la amplitud térmica pueden ponerte en riesgo
Las primeras nevadas del otoño son inestables y pueden dar lugar a aludes
En verano el tiempo da pocas sorpresas. El sol se impone y el calor se dispara a límites imposibles, pero más allá de eso tan solo suelen darse algunas tormentas eléctricas y granizadas muy puntuales. En cambio el otoño siempre trae sorpresas. Estos son los seis riesgos que llegarán sin avisar estos meses.
Niebla
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Los bancos de niebla o brumas se forman siempre a menos de kilómetro de la superficie y pueden reducir bastante la visibilidad, sobre todo al volante. Hablamos de niebla espesa cuando la visibilidad es inferior a 200 metros. Especialmente en zonas llanas, puede ocupar grandes extensiones y durar muchas horas, como ocurre frecuentemente en los valles pasiegos o la Pradera De Ordesa, que vemos en la siguiente imagen.
Lluvias
Las tormentas en otoño no solo tienden a dejar mucha precipitación –es la 1ª o 2ª estación más lluviosa en prácticamente toda España–, además lo hacen de golpe. La formación de depresiones aisladas en niveles altos (DANAs) en el Mediterráneo y el acercamiento de borrascas atlánticas, frecuentemente dan lugar a chaparrones que ponen en riesgo a muchas regiones. Octubre y noviembre son considerablemente más húmedos que septiembre.
Aludes por las nevadas
Como hemos podido comprobar en los últimos días, las primeras nevadas del otoño pueden ser copiosas y producirse precediendo a días más cálidos. Un riesgo en estas circunstancias inestables son los aludes o avalanchas. La nieve nueva ejerce presión sobre el manto nivoso pre-existente. La temperatura o las características de la superficie de la nieve vieja son factores determinantes en la ocurrencia de aludes, pero algo que tiende a hacer más vulnerable el terreno son las acumulaciones de nieve venteada, sobre todo en zonas inclinadas.
Viento
En el sur y el noreste peninsulares, el mes más ventoso del otoño suele ser septiembre, mientras que en el resto de España es, en general, noviembre. Los temporales de esta época del año, cuando el chorro polar pasa con frecuencia por nuestra latitud, suelen traer episodios de auténticos vendavales que ponen en riesgo, sobre todo, a las zonas de costa. Estos días, por ejemplo, el Ampurdán y puntos del Levante y Baleares están en aviso por temporal marítimo.
Heladas
Las heladas son más frecuentes en el interior peninsular. Se producen por la condensación del vapor de agua en una superficie, y tienden a gestarse durante las noches despejadas, porque el enfriamiento nocturno es mayor –para que se forme, es necesario que se alcancen los 0ºC o menos– y hay más humedad. Cuando no la hay, se puede formar en la vegetación lo que se llama escacha negra, muy dañina para las plantas. Esta semana las estamos teniendo en abundancia en las zonas de montaña y, este mismo jueves, las veremos en regiones a poca altura en Castilla y León.
Amplitud térmica
Es la diferencia entre la temperatura diurna y la nocturna. En esta época del año tiende a acentuarse, porque el sol todavía calienta bastante durante el día pero, al caer la noche –que dura ya casi 13 horas–, el calor se esfuma de la superficie y el frío se impone. Esto, para los que no estén enterados, puede acarrear un catarro.