Lo que tiene el desembarco del frío de manera atrasada después de un invierno que ha sido de todo menos invernal, es que la nieve cubre por fin nuestras montañas. Esta semana la cuencas nivales del norte se encuentran más llenas de lo que han estado, de media, los últimos cinco años, y lo mejor está por llegar en este ámbito: se prevé un descenso de la cota de nieve en la recta final de marzo con la llegada de una masa de aire ártica.
No será un frío espectacular el que se vivirá este fin de semana en el oeste europeo, pero será más que suficiente para regalar acumulaciones de nieve de más de 30 centímetros a nuestras cimas. Esto son buenas noticias si tenemos en cuenta que, especialmente las cuencas del noreste peninsular, la del Ebro, el Nela o el embalse de Yesa, entre otros, recibirán una aportación de agua generosa.
Nuestros embalses, a pesar de estar algo mejor que el año pasado a estas alturas –recordemos que en 2019 el invierno cerró con la reserva de nieve nacional a la mitad- están un 10ºC más vacíos que la media de los últimos 10 años. Dada la previsión para el conjunto de la primavera 2020 de calor y falta de humedad, que la estación arranque con estos datos nos vendrá de perlas.
La subcuenca entre el Gállego hasta Sabiñánigo, concretando un poco más con la información del Ministerio de Transición Ecológica, cuenca actualmente con 228 hm(3) de nieve, ni más ni menos, más que la franja entre Ara y Boltaña pero menos que entre Noguera Pallaresa y el Embalse de Talarn. Todo ello en el extremo norte de España. ¿Esto qué implica? Que estamos mejor este 2020 en este sentido que en último lustro, en promedio.
Las estaciones de esquí, no obstante, se encuentra cerradas por la cuarentena que ha propiciado el coronavirus. Si bien muchas de ellas se vieron obligadas a cerrar prematuramente en febrero por la escasez de nevadas y el calor, ahora que recibirán un manto blanco generoso no podrán disfrutarlo los aficionados a este deporte.
Además, a partir de hoy miércoles, como decíamos, las predicciones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) apuntan a nevadas por encima de los 1000 metros que tendrán continuidad y se extenderán a medida que pasen los días.
El modelo americano de predicción GFS coincide, y amplía que, para la próxima semana, podremos ver nevar en muchas más regiones de España y a menor altitud. Ocurrirá lo mismo en Francia, donde la agencia meteorológica Meteo France califica el episodio que está al caer de invernal.
En los Balcanes el invierno también parece haber regresado. Al frío atmosférico se unen por allí vientos muy agresivos que se extenderán por la costa del Adriático. Es decir, el invierno, aunque tarde, parece haber desembarco finalmente en Europa.
La mala noticia de todo esto es que el coronavirus que circula por prácticamente todo el mundo prefiere el frío. Numerosos estudios están demostrando que, con el calor, al virus encapsulado en una especie de 'envoltura' de lípidos le cuesta más mantenerse. Es decir, el calor no erradicaría la pandemia, pero podría suponer una propagación más lenta ya que sobreviviría menos en las superficies. Habrá que esperar por tanto a abril para observar un cambio de tendencia que podría seguir sin llegar.
Todo ello viene dado por un desplome del índice del AO (Oscilación del Ártico), que ha sido muy positivo todo el invierno. Cuando alcanza cifras negativas como empieza hacer este marzo, el aire frío del Ártico se descuelga a latitudes más bajas, ayudado además en esta ocasión por un súper-anticiclón que gana fuerza al sur de Groenlandia. Cuando cambiará el patrón está aún por ver, con que habrá que esperar para ir concretando. Lo que sí parece es que abril llegará, como dice el refrán, con “aguas mil” al menos en sus inicios, aunque sea en forma de nevadas.