¿Por qué no siempre cuaja la nieve? ¿Depende de la superficie o de los copos?
Para que se forme nieve es necesario que la temperatura atmosférica sea muy fría
La temperatura de las superficies determina que pueda o no cuajar
Además, hay que tener en cuenta la época del año y al orientación de las zonas
La nieve nos regala de manera muy excepcional estampas que nos trasladan a la Navidad y que en parte asociamos a la infancia. Trineos, guerras de bolas, muñecos en el jardín… El entretenimiento que ofrece es variado y para todos los gustos, pero para que podamos disfrutarla como es debido hay una cosa fundamental: tiene que cuajar. ¿Por qué no siempre lo hace? ¿Depende de la superficie o de los copos?
¿Qué es la nieve y cómo se forma?
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La nieve se forma de diminutos cristales de hielo “ramificados”, que se van uniendo entre sí o se adquiere a motas de polvo hasta formar los copos. Para ello, es necesario que la temperatura de la nube donde se forman sea muy baja, por debajo del punto de congelación.
Muchas veces, los copos no sobreviven hasta la superficie porque atraviesan una capa de aire algo más cálida que los derrite. En otros casos, vemos caer la nieve y nos emocionamos con despertar al día siguiente entre un manto blanco, pero esta se desmonta nada más tocar el suelo, empapándolo sin cuajar.
¿Cuándo cuaja?
Es curioso que cuando se dan episodios de nevadas, muchas veces cuaja en tejados y sobre pero no en el asfalto, por ejemplo. Esto es, porque la superficie sobre la que se posa es determinante en que perdure o se deshaga.
El suelo ha de estar muy frío, incluso helado. Si emana calor, es imposible que la nieve cuaje. Por eso es frecuente que las primeras nevadas del otoño no aguanten mucho en las superficies, y por eso el asfalto retiene peor los copos (porque retiene mejor el calor), mientras que la vegetación y los coches lo hacen con más facilidad. Asimismo, hay veces que nieva y cuaja en unos barrios y en otros no. Tiene mucho que ver hacia dónde está orientada cada zona. Si una pasa más tiempo en penumbra porque la tapa una montaña, será más fácil que se cubra de blanco que si da el sol en las horas centrales del día.
Pero esto no es lo único que influye. También hay que tener en cuenta que los rayos del sol no siempre inciden con la misma efectividad, porque este no siempre se coloca en la misma zona del cielo y porque no sale las mismas horas por ejemplo en octubre que en diciembre, cuando los días duran poco más de 9 horas.